En el año 2003 Ramón Lafuente y yo
decidimos conocer mejor la historia del Rollo de Los Navalmorales. Así que
fuimos al Archivo Histórico Municipal y, con el permiso de la alcaldesa, Mónica
Cortijo, que nos atendió con eficacia y amabilidad, consultamos el legajo
correspondiente a dicho asunto. Siempre auxiliados por el trabajo del
historiador Antonio Palomeque publicado en 1946 y titulado El Señorío de Valdepusa y la
concesión de un privilegio de villazgo al lugar de Navalmoral de Pusa en 1635,
sobre todo cuando en él se expone con precisión la erección del Rollo,
entresacamos literalmente del mismo algunos párrafos y tratamos de
contrastarlos con el legajo municipal:
El uno de octubre de 1653... en las eras del Espartal “se levantó e fixó en el suelo una Horca de tres palos en alto”, y cerca de ésta… “se fixó en el suelo un Rollo de madera alto con sus garfios e cuchillo”[...] Pocos años después de la erección de este primer rollo de madera, se construyó otro de granito[...] en la plaza del Rollo…Hemos podido ver un recibo del maestro de cantería acusando la entrega de varias cantidades para su confección del tres de septiembre de 1656[…] y un “Memorial de las personas que ban haziendo mandas para hacer la picota” de siete de marzo de 1659.



Hay quien suele tomar como
sinónimos picota y rollo, pero no siempre fue así. Las picotas eran lugares
públicos de ajusticiamiento, con sus garfios y sus cuchillos. Los rollos
manifestaban la libertad jurisdiccional de las villas, en este caso de Navalmoral
de Pusa, una libertad otorgada por cédula real que emancipaba a la villa de
determinadas obligaciones respecto del señorío de Valdepusa.
El Rollo estuvo en la plaza que
lleva su nombre desde 1665, año en el que se irguió, hasta 1917 por lo
menos. Antonio Palomeque, en el trabajo citado, manifiesta que:
Estos
símbolos de autonomía municipal comienzan a decaer, más que con la aparición de
reformas humanitarias en la justicia, por la anulación política de las villas y
por la decadencia de la vida municipal. Con el absolutismo borbónico los rollos
comienzan a caer y muchos son demolidos o trasladados, como el nuestro, que
pasó[...] de la plaza del Rollo[...] a la
explanada que en las afueras de la villa se extiende ante el convento de
Capuchinos, hoy en ruinas.
Nacido en 1908, Palomeque afirma
que “este rollo de piedra lo hemos conocido todos los de mi generación y por
sus gradas más de una vez hemos jugado de niños”. Telesforo Navas (n. 1912) en
una conversación conmigo, recordaba haber jugado también de niño en el
citado rollo, ubicado en la plaza del Ayuntamiento.
Hacia 1917, el Conde de Cedillo hizo una fotografía de dicha plaza que es todo un documento de referencia. En ella se nos muestra que el Rollo tenía garbo y galanura. En 2003, basándose en la citada foto, Ramón Lafuente hizo una proyección de las posibles dimensiones del Rollo, y concluyó que el conjunto debió de tener 6,5 metros de alto: las gradas medirían 1,40 m. y la columna (base, fuste y capitel) 5,10 m. En cuanto al diámetro del fuste, Ramón dedujo que estaría entre 0,40 m. y 0,60 m. ya que no era uniforme su grosor. Dichos datos casi concuerdan con los anotados por Telesforo Navas, quien aseguraba que tendría unos 7 metros de alto y que el diámetro de la columna sería de 0,70 m.
En el nº 17 de la revista Forja, de
Los Navalmorales, publicado en otoño de 2008, Francisco del Puerto escribió un
artículo sobre el Rollo antiguo y el nuevo. Comenzaba así:
Acaba el
Ayuntamiento de colocar una réplica de lo que fue el rollo municipal que, como
símbolo de autonomía jurisdiccional de su antigua dependencia del Señorío de
Valdepusa y su conversión en villa, se exponía como atributo jurídico en sitio
público del término municipal.
En dicho artículo se nos da cuenta
de que el 22 de marzo de 1917, el Conde de Cedillo pronunció una extensa y bien
documentada conferencia en el Ateneo de Madrid con el título “Rollos y picotas
en la provincia de Toledo”, del que entresacamos lo referido a Los
Navalmorales:
[...]Navalmoral de Pusa parece haber sido fundado en el siglo XIV por dependientes de los Gómez de Toledo, que poseían el señorío, y dependió, desde su fundación, de San Martín de Pusa. Deseando recabar su libertad jurisdiccional, sirvió al rey Felipe IV con 17000 reales […] y, para premiar el lugar, el monarca le hizo villa por cédula de 21 de septiembre de 1653, según consta en el privilegio de villazgo, que se conserva y he examinado en aquel Archivo Municipal. En cumplimiento de la Real Disposición, el Juez de Comisión, Francisco Navarrete, pasó a Navalmoral en 1º de octubre del mismo año, hizo los nombramientos de justicias, revisó los pesos y medidas, amojonó el término y mandó levantar “un rollo y picota con sus garfios y cuchillos”, ordenando que se pusiera en sitio público. El rollo se conserva íntegro y está en el centro de la plaza que llevaba su nombre, hoy de la Constitución. Es todo él de piedra y de buena labor. Sobre una gradería de cinco escalones se alza la toscana columna, en cuyo capitel descansan un cuerpo curvilíneo y estriado y un laboreado apéndice, terminando el conjunto en una cruz de hierro. En la columna se lee esta inscripción, indicadora de la fecha en que se erigió el rollo: EN DOS DE JVLIO DE 1665 AÑOS.
En algún momento indeterminado,
siempre posterior a 1917, el Rollo fue trasladado al Ejido, una explanada en
las afueras del pueblo frente al convento de los capuchinos. Allí estuvo
el Rollo unos quince años, quizá desde 1917 hasta 1931. Con la proclamación de
la II República, y aprovechando la confusión inicial, el Rollo fue arramblado. A varios abuelos, casi
centenarios, les oí decir en su día que los bancos de piedra del parque tal vez
provengan de las gradas del Rollo, y que algunas piezas pudieran haberse
incorporado a casas de particulares.
Hay pueblos, como Espinoso del Rey,
que tienen la fortuna de conservar aún sus rollos, atestiguando así, en
esa verticalidad de piedra, su antigua autonomía jurisdiccional. Las
circunstancias hicieron que otros pueblos, entre ellos Los Navalmorales, los
perdieran en algún momento de su historia. La suerte es que en nuestro caso
queda el testimonio documental del Archivo Histórico Municipal. Y el testimonio
artístico que constituye la fotografía que el Conde de Cedillo hizo del Rollo
navalmoraleño hacia 1917.
Esos testimonios permitieron en
2008 la colocación de una réplica de lo que fue el rollo municipal en el sitio
que este dejó cuando fue trasladado al Ejido. Un rollo que fue símbolo de la
conversión de Navalmoral de Pusa en villa, y que se exponía como atributo
jurídico en el sitio preferente de la plaza principal del pueblo desde 1665.
Verano de 2025