Fotografía del
Rollo de Los Navalmorales tomada por el Conde de Cedillo hacia 1917
Recuerdo que entresacamos literalmente del mismo algunos párrafos tratando de contrastarlos con lo encontrado en los legajos del Archivo Municipal:
El uno de
octubre de 1653... en las eras del Espartal “se levantó e fixó en el suelo una
Horca de tres palos en alto”, y cerca de ésta… “se fixó en el suelo un Rollo de
madera alto con sus garfios e cuchillo” [...]. Pocos años después de la
erección de este primer rollo de madera, se construyó otro de granito [...] en
la plaza del Rollo… Hemos podido ver un recibo del maestro de cantería acusando
la entrega de varias cantidades para su confección del tres de septiembre de
1656 […] y un “Memorial de las personas que van haziendo mandas para hacer la
picota(2)”
de siete de marzo de 1659.
Fragmento del legajo del Archivo Histórico Municipal de Los Navalmorales sobre el levantamiento del Rollo, 1657
Hay quien suele tomar como sinónimos picota y rollo, pero no siempre fue así. Las picotas eran lugares públicos de ajusticiamiento, con sus garfios y sus cuchillos. Los rollos manifestaban la libertad jurisdiccional de las villas. En algunos pueblos, los rollos sumaban ambas funciones, pero parece ser que ese no fue el caso de Navalmoral de Pusa, dado que el Rollo tuvo una sola misión: ser símbolo de la libertad jurisdiccional de la villa, una libertad otorgada por cédula real que emancipaba a Navalmoral de determinadas obligaciones respecto del señorío de Valdepusa.
El Rollo estuvo en la plaza que lleva su nombre desde 1665, año en el que se erigió, al menos hasta 1917. En El Señorío de Valdepusa, Antonio Palomeque expone con claridad la decadencia de estos símbolos a partir del absolutismo borbónico (siglos XVIII y XIX):
Estos símbolos
de autonomía municipal comienzan a decaer, más que con la aparición de reformas
humanitarias en la justicia, por la anulación política de las villas y por la
decadencia de la vida municipal. Con el absolutismo borbónico los rollos
comienzan a caer y muchos son demolidos o trasladados, como el nuestro, que
pasó [...] de la plaza del Rollo [...] a la explanada que en las afueras de la
villa se extiende ante el convento de Capuchinos, hoy en ruinas(3).
Nacido en
1908, Palomeque afirma en su libro que “este rollo de piedra lo hemos conocido
todos los de mi generación y por sus gradas más de una vez hemos jugado
de niños”. Y Telesforo Navas (n. 1912), en una conversación que
mantuvimos con él, recordaba haber jugado también de niño en el citado Rollo,
ubicado en la plaza de su mismo nombre.
Hacia 1917, el Conde de Cedillo hizo una fotografía de dicha plaza, que es todo un documento de referencia. En ella se nos muestra que el Rollo tenía garbo y, aunque de materiales toscos, mostraba cierta galanura. En 2003, basándose en la citada foto, uno de nosotros, Ramón Lafuente, hizo una proyección de las posibles dimensiones del Rollo y concluyó que el conjunto debió de tener 6,5 metros de alto: las gradas medirían 1,40 m. de alto y la columna (base, fuste y capitel) 5,10 m. En cuanto al diámetro del fuste, se dedujo que estaría entre 0,40 m. y 0,60 m. ya que no era uniforme su grosor. Dichos datos casi concuerdan con los anotados por Telesforo Navas, quien aseguraba que tendría unos 7 metros de alto y que el diámetro de la columna sería de 0,70 m.
Proyecciones de las posibles dimensiones del
Rollo. Ramón Lafuente, 2003
En el número 17 de la revista Forja(4), de Los Navalmorales, publicado en otoño de 2008, Francisco del Puerto escribió un artículo sobre el Rollo antiguo y el nuevo. Comenzaba así:
Acaba el
Ayuntamiento de colocar una réplica de lo que fue el rollo municipal que, como
símbolo de autonomía jurisdiccional de su antigua dependencia del Señorío de
Valdepusa y su conversión en villa, se exponía como atributo jurídico en sitio
público del término municipal.
En dicho
artículo se nos da cuenta de que el 22 de marzo de 1917, el Conde de Cedillo
pronunció una extensa y bien documentada conferencia en el Ateneo de Madrid con
el título “Rollos y picotas en la provincia de Toledo(5)”, del que
entresacamos lo referido a Los Navalmorales:
Navalmoral de
Pusa parece haber sido fundado en el siglo XIV por dependientes (sic) de los
Gómez de Toledo, que poseían el señorío, y dependió, desde su fundación, de San
Martín de Pusa. Deseando recabar su libertad jurisdiccional, sirvió al rey
Felipe IV con 17000 reales […] y, para premiar el lugar, el monarca le hizo
villa por cédula de 21 de septiembre de 1653, según consta en el privilegio de
villazgo, que se conserva y he examinado en aquel Archivo Municipal. En
cumplimiento de la Real Disposición, el Juez de Comisión, Francisco Navarrete,
pasó a Navalmoral en 1º de octubre del mismo año, hizo los nombramientos de
justicias, revisó los pesos y medidas, amojonó el término y mandó levantar “un
rollo y picota con sus garfios y cuchillos”, ordenando que se pusiera en sitio
público. El rollo se conserva íntegro y está en el centro de la plaza que
llevaba su nombre, hoy de la Constitución. Es todo él de piedra y de buena
labor. Sobre una gradería de cinco escalones se alza la toscana columna, en
cuyo capitel descansan un cuerpo curvilíneo y estriado y un laboreado apéndice,
terminando el conjunto en una cruz de hierro. En la columna se lee esta
inscripción, indicadora de la fecha en que se erigió el rollo: EN DOS DE JVLIO
DE 1665 AÑOS.
En algún momento indeterminado, siempre posterior a 1917, el Rollo fue trasladado al Ejido. Allí quedaría ubicado hasta 1931. Con la proclamación de la II República, y aprovechando la confusión inicial, es muy posible que el Rollo fuera arramblado. En el parque municipal oímos decir a varios abuelos, en el verano de 2003, que algunos de los bancos de piedra que nos rodeaban tal vez provendrían de las gradas del Rollo, y que quizá otras habrían sido incorporadas a algunas casas particulares.
Réplica del Rollo de Los Navalmorales, 2008
Hay pueblos,
como Espinoso del Rey, que tienen la fortuna de conservar aún sus rollos,
atestiguando así su antigua autonomía jurisdiccional. Las circunstancias
hicieron que otros pueblos, entre ellos Los Navalmorales, los perdieran en
algún momento de su historia. La suerte es que, en nuestro caso, queda el
testimonio documental del Archivo Histórico Municipal y la fotografía del Rollo
del Conde de Cedillo.
Esos
testimonios permitieron, en 2008, la colocación de una réplica de lo que fue el
Rollo municipal en el sitio que este dejó cuando fue trasladado al Ejido. Un
Rollo que fue símbolo de la conversión de Navalmoral de Pusa en villa y que se
expuso, desde 1665, como atributo jurídico en el sitio preferente de la plaza
principal del pueblo. Al unirse Navalmoral de Toledo y Navalmoral de Pusa, en
1835, el Rollo siguió siendo el santo y seña del pueblo, el símbolo de todos
los vecinos en su lucha por la emancipación del señorío de Valdepusa.
Jesús Bermejo
Ramón
Lafuente
Notas:
(1) PALOMEQUE, Antonio: El Señorío de Valdepusa y la concesión de un privilegio de villazgo al lugar de Navalmoral de Pusa en 1635. Madrid: Instituto Nacional de Estudios Jurídicos, 1943. Edición facsímil, publicada en la Colección Vientos del Pueblo, nº 24, de la Mesa de Trabajo por Los Navalmorales, y patrocinada por el Excmo. Ayuntamiento de Los Navalmorales, 2006.
(2) Archivo Histórico Municipal de Los Navalmorales, Sección 16, tomo 335.
(3) PALOMEQUE, A.: El Señorío…, p. 54
(4) Mesa de Trabajo por Los Navalmorales, 2008 https://www.losnavalmorales.com/mesa/pdf/Forja17_web.pdf (pp. 9-10).
(5) https://old.ateneodemadrid.com/biblioteca_digital/folletos/Folletos-0009.pdf
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