miércoles, 12 de enero de 2011

¿Quién me ha robado el mes de abril?

15 Abr 2009

Después de unos días de descanso, de nuevo a trabajar, y, en algunos ratos, pensar en algo para escribir en el blog. Hace un año, a propósito del mes de abril, subí alguna poesía y una selección de refranes. Y estos días he rebuscado por ahí, y me he enterado de que el mes más nombrado en las canciones es abril. La verdad es que la palabra abril suena bien, admite muchas posibilidades de rima y es evocadora de los gozos y las sombras de la primavera. 

De repente pensé en la canción de Joaquín Sabina “¿Quién me ha robado el mes de abril?”. La busqué en Youtube, encontré un interesante vídeo sobre ella y pensé que sería una buena forma de empezar el trimestre trayéndola al blog. 

En esa canción aparece abril como sinónimo de la vida que pasa sin consuelo para el hombre del traje gris; abril como símbolo de la pérdida de la alegría cuando llegan juntos el embarazo precoz y el desamor; abril como metáfora del abandono de quien fue tu compañero cuando llega la edad madura.

 ¡Qué abril tan triste el de esta canción, qué melancólico y cruel! Pero qué belleza de canción, qué buena construcción formal y de contenido. Tres ráfagas de vidas deshechas: el mendigo, la chica embarazada y abandonada, la madre derrotada. Aunque, para suavizar la letra, nos presenta ese hermoso estribillo que muestra la pena, sí, pero que sobre todo intenta subrayar la perplejidad de los personajes ante el fracaso, ante unas vidas a las que se les rompen los lazos con las ganas de seguir adelante, sin saber por qué ha sucedido tal cosa. 

Todos hemos tenido algún mes de abril así, a todos nos ha llegado ese fracaso inesperado, ese desconsuelo, ese desamparo, esas lágrimas que tratan de darle cauce a lo que no explican las palabras, ese abandono ante la televisión que se toma ya como una derrota definitiva.

Afortunadamente la vida sigue fluyendo alrededor de quienes sufren esos abriles, y un buen día, otros abriles mejores les llegan y, también como sin darse cuenta, contemplan su pasado como si fuera de otra persona. Creo que ahí reside la fuerza de esta canción, en la potencia que tiene para, mediante la exposición en presente de unos abriles tristes y melancólicos, evocar en el oyente su propio pasado, pero ya superado. 

Gracias, Joaquín, por esta canción y por tantas otras.

 

En la posada del fracaso,

donde no hay consuelo ni ascensor,

el desamparo y la humedad

comparten colchón.

 

Y cuando, por la calle,

pasa la vida como un huracán,

el hombre del traje gris

saca un sucio calendario

del bolsillo y grita:

 

¿Quién me ha robado el mes de abril?

¿Cómo pudo sucederme a mí?

¿Pero quién

 me ha robado el mes de abril?

Lo guardaba en el cajón

donde guardo el corazón.

 

La chica de BUP casi todas

las asignaturas suspendió

el curso en que preñada

aquel chaval la dejó.

 

Y cuando en la pizarra

pasa lista el profe de latín

lágrimas de desamor

ruedan por la página de un bloc

y en él escribe:

 

¿Quién me ha robado el mes de abril?

¿Cómo pudo sucederme a mí?

¿Pero quién me ha robado el mes de abril?

Lo guardaba en el cajón

donde guardo el corazón.

 

El marido de mi madre

en el último tren se largó

con una peluquera

veinte años menor.

 

Y cuando exhiben esas risas

de instamatic en París,

derrotada en el sillón,

se marchita viendo Falcon Crest

mi vieja, y piensa:

 

¿Quién me ha robado el mes de abril?

¿Cómo pudo sucederme a mí?

¿Pero quién me ha robado el mes de abril?

Lo guardaba en el cajón

donde guardo el corazón.

 








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