miércoles, 28 de enero de 2015

Auschwitz-Birkenau y la Shoah




 1. Setenta aniversario de la liberación
El sistema de exterminio nazi implicó a todos los estamentos del Estado, toda la administración alemana colaboró de una forma u otra con la Shoah. Y todo se puede resumir en un solo lugar: Auschwitz-Birkenau, de cuya liberación se cumple este martes el 70 aniversario


Auschwitz, que estuvo operativo entre mayo de 1940 y el 27 de enero de 1945 cuando fue liberado por las tropas soviéticas, encarna todo ese sistema, que tenía como objetivo la aniquilación física, pero también moral de las víctimas. En eso todos los campos eran iguales. Como escribió Primo Levi, “en la práctica cotidiana de los campos nazis se realizaban el odio y el desprecio difundido por la propaganda nazi. Aquí no estaba presente sólo la muerte sino una multitud de detalles maníacos y simbólicos, tendentes todos a demostrar que los judíos, y los gitanos, y los eslavos, son ganado, desecho, inmundicia”.


2. Una experiencia personal
El día 21 de enero de 2010 no lo olvidaré en mucho tiempo. Fue una experiencia de esas que te marcan y te dejan una huella profunda. Había asistido a algo singular.
Eran las cinco de la tarde. El lugar, el cine del Círculo de Bellas Artes de Madrid. La razón de la estancia allí de unas cien personas era la posibilidad de ver por primera vez en España la proyección seguida y completa de la película Shoah, con el privilegio de contar con la presencia de su director, Claude Lanzmann, quien, en tono de broma nos dijo ¿pero están ustedes seguros de lo que van a hacer, estar aquí, en este cine, hasta las tres de la madrugada viendo mi película? ¡Váyanse, ahora que todavía es posible poner remedio a su pretensión!
Ni que decir tiene que no le hicimos ningún caso. Y comenzó la película, un primer tramo, hasta las nueve. Cuesta entrar en ella, en su ritmo, en lo que te van contando. Pero sigues allí, viendo y oyendo, contemplando lo que te parece imposible, frotándote los ojos al conocer de primera mano el espanto, la experiencia de quien pudo retornar de aquellos campos de exterminio. Y poco a poco el ritmo de la película va congeniando con la capacidad de asimilación de lo que vas viendo y oyendo, te emocionas con determinados testimonios, conoces la frialdad programada de los verdugos filmados clandestinamente, te inquietan los polacos y ucranios que tuvieron cerca el horror, lloras cuando el peluquero superviviente detiene su narración, contiene sus lágrimas y le implora al director que acabe ya, que no puede más, y el director le anima diciendo que es muy importante su testimonio…
Un descanso de quince minutos para comer algo e ir al baño. Al volver quedamos unos ochenta espectadores. Y sigue la película, tres horas más, hasta cerca de la una. Ya conocemos el ritmo y entramos inmediatamente en materia. Nos impresiona conocer detenidamente los campos de exterminio, donde nada nos podría delatar lo que allí sucedió hace casi setenta años, pues eran lugares en los que se exterminaba a los detenidos según llegaban, donde no había un universo concentracionario, como sucedía en otros campos. Gracias a los testimonios del horror podemos intentar conocer lo que pasó allí, la barbarie y la aplicación del principio fabril en el objetivo de la aniquilación de un pueblo, el abismo del mal.
De nuevo un cuarto de hora para reponer fuerzas e ir al baño. Y entramos en la fase final de Shoah. Ya nada nos extraña, seguimos con testimonios, seguimos con la emoción y a veces con el puro raciocinio, entendemos el ritmo de la película y estamos con el director en su tesis de que es imposible la representación del mal, del exterminio, de que no llegamos a conocer lo que sucedió mediante películas tipo La lista de Schlinder o La vida es bella, que son sólo representaciones de la realidad. El mal, el exterminio analizado por Shoah no admite representación, pero sí admite hablar de ello, sobre ello, contra ello.
Va terminado la película. Son más de las tres de la madrugada. No hemos visto una sola imagen de alguien que muriera en aquellos campos, no hemos visto las cámaras de gas, no hemos visto ningún cuerpo gaseado, ningún cadáver. Y sin embargo hemos visto una película que se ha acercado al mal y nos lo ha descrito, con palabras y con imágenes. No hay música en ningún momento, sólo una cancioncilla cantada por alguno de los que aportan su testimonio.
Hemos visto una película sobre la muerte programada fríamente. Y ,sin embargo, es un canto a la vida, al aborrecimiento más absoluto contra los que programaron el exterminio de un pueblo. Salimos del cine los cuarenta que hemos resistido las diez horas. Tomo un taxi y un cuarto de hora después estoy en mi cama, y me duermo sosegado.
Cuatro horas después me levanto para ir a trabajar. Cuando llegue la tarde dormiré más. Y en el fin de semana inmediato descansaré.

3. Si esto es un hombre
Traigo a este blog un poema extraordinario de Primo Levi, que se encuentra en su libro Si esto es un hombre
Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana invernal.
Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas a vuestros hijos.
O que vuestra casa se derrumbe,
La enfermedad os imposibilite,
Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.




jueves, 22 de enero de 2015

Shocking Blue


A caballo entre los sesenta y los setenta sonaron mucho las canciones  "Venus" y "Nunca te cases con un ferroviario" de  Shocking Blue. Hoy me topé de casualidad con ellas y aquí las traigo.