sábado, 7 de mayo de 2022

La herrén y el patio

En estos días de mayo, con turnos de lluvia y sol, el patio y la herrén de la casa del pueblo están más hermosos que nunca. Y en esta hora de la tarde, en el ocaso de luz, todo parece como dentro de una armonía que a uno lo atrae, lo engulle y lo incorpora a una suerte de vals sereno y duradero. Es la belleza de lo sencillo, que, por eso precisamente, por sencillo, es sublime. Es, claro está, la alegría de vivir.








 

martes, 3 de mayo de 2022

Don Patricio: El pueblo en la casa

   

Mucho tiempo ha pasado desde el mes de diciembre de 2019, cuando subimos aquí un artículo de Mariví Navas dedicado a Don Patricio, el rapero de moda, aparecido en el número 36 de la revista Forja, de Los Navalmorales.

https://roblesamarillos.blogspot.com/2019/12/don-patricio-el-rapero-de-moda.html

Mucho tiempo ha pasado, sí, desde diciembre del 19. Aquellos días, no lo sabíamos aún, eran ya la vigilia del riguroso confinamiento por covid que vino poco después, tan temido y tan severo. Y unos meses más tarde, cuando volvimos a salir algo a la calle, vino aún un largo tiempo de pandemia, con fases rigurosas de vida nada ordinaria, tiempo de restricciones, y, por fortuna, de vacunaciones. Ahora, en abril de 2022, por fin ya estamos entrando en una vida normal, sin el miedo en la cara y en la mirada, casi como antes de que la plaga del covid recorriera todo el mundo  cabalgando como un fantasma de miedo y muerte.

En estos dos largos años de parón obligatorio, Don Patricio ha creado nuevas canciones, ha publicado diversos trabajos y ha grabado algunos vídeos. Y también ha vuelto a actuar a partir del verano de 2021. Y ahora, cuando las mascarillas ya no nos acompañan tan celosamente, Don Patricio nos regala una nueva canción, El pueblo en la casa, que acaba de ser publicada. Una canción cuyo título da la vuelta al sintagma La casa del pueblo, de tantos y tan diversos significados. Una canción cuyo título, tan logrado, me recuerda en su construcción el de aquel texto de Miguel Delibes tan potente y tan castellano: El pueblo en la cara.

https://narrativabreve.com/2013/05/cuento-miguel-delibes-el-pueblo-en-la-cara.html

Don Patricio ha acertado desde el principio, desde el título, El pueblo en la casa. Y nos regala una canción que mezcla calidad y calidez, buenas vibraciones y sensualidad, ruralismo y música urbana. Y, por si fuera poco, Don Patricio, que es un rapero con estilo, nos ofrece, como en él es costumbre, una canción cuyo contenido nunca rezuma machismo. Una canción en cuya letra trata a las mujeres en pie de igualdad con los hombres, cosa nada común en este tipo de música. Una canción en la que, como siempre, nos invita a gozar, que diría Celia Cruz, convocando a la danza y al baile, y estimulando la sensualidad, la vida cálida, el optimismo, la ensoñación y  la belleza. El amor, en suma. Así pues, todos reunidos, hombres y mujeres, todos de fiesta, todo El pueblo en la casa. La pandemia ha terminado. La Caleta, a treinta de abril de 2022. Don Patricio.


Letra de El pueblo en la casa

Esa bandida me dejó.

Sin importarle me botó.

Y entre bebidas confesó

que yo fui su mejor error.

(no le bajes)

 

Entonces,

quedamos los dos de entonces.

Yo no tengo más chance

que hablarte más que en morse.

 

Esa bandida me dejó.

Sin importarle me botó.

Y entre bebidas confesó

que yo fui su mejor error.

(ah)

 

A ella le gusta el Calderón,

wasa-wasa.

Tengo a toa mi gente del pueblo

en la casa.

Quién te iba a decir que no

si te pasas.

Bájate pal caletón,

what's up son.

 

A ella le gusta el Calderón,

wasa-wasa.

Le gusta fumar del blunt,

no lo pasa.

Tengo a mi gente del pueblo

en la casa.

Bájate pal caletón,

what's up son.

 

Ya he visto tus stories.

No se si estás en El Poli

o haciéndote las trencitas

donde Yoli Bombón.

 

Y se le ponen

los ojitos chiquititos;

cada vez que publica

está más cerca del millón.

 

Te cambio la pila

pa ver si te activas

y vienes pa la cocina

pa bajarnos un ron.

 

Mami, por qué yo sé

que te fuiste de mentira

¡mira!

 

Esa bandida me dejó.

Sin importarle me botó.

Y entre bebidas confesó

que yo fui su mejor error.

(ah)

 

A ella le gusta el Calderón,

wasa-wasa.

Tengo a toa mi gente del pueblo

en la casa.

Quién te iba a decir que no,

si te pasas.

Bájate pal caletón,

what's up son.

 

A ella le gusta el Calderón

wasa-wasa.

Le gusta fumar del blunt,

no lo pasa.

Tengo a mi gente del pueblo

en la casa.

Bájate pal caletón,

what's up son.

 

Dice que me suba,

que se está mejor arriba,

que lo parta como sé

de una vez (eh)

 

Deja que te diga

que le tiro pa la pista,

pero puede que te pise

los pies (yes).

 

No contesta los mensajes,

no contesta las llamadas,

pero siempre se aparece

después (yes).

 

Llega más temprano,

cuando más prisa me tiene.

Y al final nunca se quiere

volver (no le bajes).

 

Entonces,

quedamos los dos de entonces,

Yo no tengo más chance

que hablarte más que en morse.

 

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes)

 

A ella le gusta el Calderón,

wasa-wasa.

Tengo a toa mi gente del pueblo

en la casa.

quién te iba a decir que no,

si te pasas.

Bájate pal caletón

what's up son.

 

Esa bandida me dejó.

Sin importarle me botó.

Y entre bebidas confesó

que yo fui su mejor error.

(ah)

 

A ella le gusta el Calderón,

wasa-wasa,

Le gusta fumar del blunt,

no lo pasa.

Tengo a mi gente del pueblo

en la casa.

Bájate p'al caletón,

what's up son.

 

Vámonos

pa Maldivas,

pa Maldivas,

pa Maldivas,

pa Maldivas,

pa Maldivas,

pa Maldivas,

pa Maldivas,

pa Maldivas.

 

Argumento de la canción

El personaje que cuenta la historia nos habla de una chica que lo dejó, que lo abandonó. Una chica que, sin embargo, le confiesa, entre copa y copa, que él fue su mejor error. “...que yo fui su mejor error, todo un hallazgo de verso. Y los dos de entonces, el protagonista y aquella mujer, después de la ruptura, ya no hablan sino en lenguaje morse. El personaje nos cuenta su historia, y manifiesta que a ella le gusta otro rapero llamado Calderón, con el que está todo el día comunicándose por wasap. Wasa, wasa,  un poquito de guasa: los mensajes de wasap de Calderón y la chica más se parecen al morse que otra cosa, aunque parezca lo contrario, eso cree quien cuenta la historia.

Nuestro protagonista tiene a todo El pueblo en la casa, en su fiesta, todos bailan  y se lo pasan bien. Y ella, la que fue señalada en su momento como bandida, en un registro totalmente cariñoso, se autoinvita a la fiesta de su antiguo chico, quién va a decirle que no. Él le invita a que venga a la casa, a La Caleta, ay, siempre La Caleta, el territorio mítico, bájate p’al Caletón. ¿Qué pasa, mi niño? A la bandida le gusta el blunt, el hachís envuelto en un puro, pero no se traga el humo. ¿Qué tal, m'hijito? Y él, el bandido, a quien tanto le gusta aún su bandida (seré tu amante bandida...), le dice que ha visto sus nuevas historias gráficas, le pregunta que dónde está, si en el bar del Poli o en la peluquería de Yoli, y ella se enternece, se le ponen los ojos chiquititos cada vez que publica una nueva historia, casi un millón de visitas.

La bandida se incorpora de improviso a las fiestas de nuestro personaje, todo el pueblo en la casa, y en el patio, y en el jardín. Y quizá él, quizá ella, dicen: "espabila, vamos a la cocina a tomarnos un ron". Y él elucubra y piensa que su chica lo ha dejado, se fue, lo botó, pero todo es de mentira. Ella lo invita a subir a las habitaciones para intimar solos, o quizá mejor, en lugar de subir, podrían irse a la pista de baile con todo el mundo, el pueblo en la casa y en su jardín la fiesta, celebrando la vida.

Mas todo era una ensoñación, pues ella, una vez más, acabada la fiesta, se va, hace mutis por el foro y no contesta a los mensajes, nunca contesta a las llamadas, nunca. Aunque siempre aparece después, siempre aparece como con prisa, y, al final, nunca dice quiero volver contigo. "Así que, visto lo visto, no tengo otra forma de ponerme en contacto contigo- dice él- que hablarte en morse: 1, 2, 1, 2, 1, 2; sí, no, sí, no, sí, no". Y en ese sencillo lenguaje nuestro protagonista le manda un último mensaje a su bandidaun verso de siete sílabas, “Vámonos pa’Maldivas”, que es una invitación al paraíso terrenal; un mantra que va repitiéndose una y otra vez, girando sobre sí mismo, como las danzantes y los bailarines de La Bajada de El Hierro, como los derviches de Estambul, como los danzantes de Camuñas en el Corpus: "Vámonos pa Maldivas. Vámonos pa Maldivas. Vámonos pa Maldivas". Vámonos tú y yo al paraíso del Índico, vámonos, vámonos a las playas azules de las Maldivas.


Estructura de El pueblo en la casa

Tenemos ante nosotros un poema que consta de tres elementos que van repitiéndose rítmicamente:

  • El primer estribillo
  • El segundo estribillo
  • Las estrofas

Primer estribillo

Consta de cuatro versos eneasílabos (8+1) que terminan en palabra aguda y riman en asonante (se repite solo la vocal tónica, [ó]):

Esa bandida me dejó.

Sin importarle me botó.

Y entre bebidas confesó

que yo fui su mejor error. 

Este estribillo es el motor de la canción, su matriz rítmica, de él nacen todos los demás metros y rimas.

Segundo estribillo 

Consta de tres versos eneasílabos (8+1) o (9), entreverados con tres tetrasílabos (3+1) o (4) y culmina con un verso octosílabo (7+1) y otro tetrasílabo (3+1). La rima de los versos largos sigue siendo en asonante [ó] y la de los cortos en asonante [á a]. Los dos versos finales riman en asonante [ó], que es la que predomina en ambos estribillos, salvo en el verso “Tengo a mi gente del pueblo”, que solo rima en asonante [é o] consigo mismo en las repeticiones de este estribillo. A veces varía algo algún verso, o se cambia uno por otro, pero la estructura es la misma.

A ella le gusta el Calderón, 

wasa-wasa.

Tengo a toa mi gente del pueblo

 en la casa.

quién te iba a decir que no,

si te pasas.

Bájate pal caletón, 

what's up son. 

 

A ella le gusta el Calderón,

wasa-wasa.

Le gusta fumar del blunt, [blont]

no lo pasa.

Tengo a mi gente del pueblo 

en la casa,

Bájate pal caletón, 

what's up son. 

 

Estrofas

La composición tiene diez estrofas, más las dos finales, y todas tienen casi la misma estructura: Combinación de versos de siete u ocho sílabas con hexasílabos y trisílabos, que riman entre sí, o con los versos de los estribillos, casi siempre en asonante.

Entonces,

quedamos los dos de entonces.

Yo no tengo más chance

que hablarte más que en morse.

 

Ya he visto tus stories.

No se si estás en El Poli[Pole]

o haciéndote las trencita

donde Yoli Bombón. 

 

Y se le pone

los ojitos chiquititos

cada vez que publica 

está más cerca del millón.

 

Te cambio la pila 

pa ver si te activas

Y vienes pa la cocina 

pa bajarnos un ron. 

 

Mami por qué yo sé 

que te fuiste de mentira

¡mira!

 

Dice que me suba

que se está mejor arriba

que lo parta como sé 

de una vez (eh).

 

Deja que te diga

que le tiro pa la pista

pero puede que te pise 

los pies (yes).

 

No contesta los mensajes, 

no contesta las llamadas

pero siempre se aparece 

después (yes).

 

Llega más temprano 

cuando más prisa me tiene

y al final nunca se quiere 

volver (no le bajes).

 

Entonces

quedamos los dos de entonces.

Yo no tengo más chance

que hablarte más que en morse.

 

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes)

1-2 (no le bajes).

 

Vámonos pa Maldivas,

pa Maldivas,

pa Maldivas

pa Maldivas,

pa Maldivas

pa Maldivas,

pa Maldivas.


La música de El pueblo en la casa

Hemos leído la letra de El pueblo en la casa, hemos analizado su contenido y hemos visto su estructura poética, sí. Pero antes de todo eso hemos oído la canción, se nos ha pegado literalmente al cuerpo y hasta hemos movido un poco los pies y las manos. Estamos ante una canción, y una canción es una composición musical a la que luego se le incorpora un texto poético; una canción, antes que ninguna otra cosa, antes que nada, es música, es decir, una composición que tiene una vocación universal que trasciende las lenguas y las culturas. Y entra directamente por los oídos, mediante ese primor de caminos que son las sensaciones, para alojarse por tiempo y tiempo donde se almacenan nuestros sentimientos, velaí, en nuestro cerebro, aunque desde el romanticismo se prefiere que el contenedor de canciones sea, cómo no, nuestro corazoncito.

¿Y qué es lo que nos ofrece El pueblo en la casa desde el punto de vista musical? Pues tres ritmos y dos escalas melódicas, combinadas con sabiduría musical. Veamos:

 

·      Comienza con el primer estribillo, una sencilla melodía cantada en la escala de graves.

·      Sigue la primera estrofa, con variantes sincopadas y en la escala de graves.

·      Se repite el primer estribillo, pero ahora en la escala de agudos.

·      Aparece el segundo estribillo, dos veces seguidas, mucho más rítmico que todo lo anterior y cantado en la escala de los agudos.

·      Siguen tres estrofas, al ritmo sincopado ya señalado: la segunda, en escala alta, la tercera, en baja y la cuarta, en agudos de nuevo.

·      Después llegan el estribillo primero y el segundo, pero en la escala de los agudos ambos.

·      Les siguen cinco estrofas, todas en la escala alta salvo la décima que es igual que la primera estrofa y va, cómo no, igual que aquella, es decir, en escala de graves.

·      Para acabar:

o   Una estrofa en morse, que alterna las escalas alta y baja

o   El segundo estribillo, primera parte

o   El primer estribillo

o   El segundo estribillo, segunda parte

o   La segunda estrofa en morse, que alterna las escalas alta y baja hasta perderse en la lejanía.

 

Tenemos que decir que la melodía de las voces de Don Patricio, en escala alta y en escala baja, es algo muy común a todas sus composiciones, pero en esta nos ha parecido especialmente reseñable por su complejidad. Responde sin duda a dos razones, a mi entender: la primera, para dar cabida tanto a las voces femeninas como a las masculinas, si bien es más fácil la reproducción de la melodía en voces de mujeres (una sola escala) y bastante más compleja en voces de hombres (dos escalas). Don Patricio atiende a la diversidad de gargantas a la hora de tararear y cantar la canción, pero sabe, sin duda, quiénes van a aprenderse la canción antes: las mujeres. La otra razón de las dos escalas es la que resulta más común: los estribillos serán aprendidos y cantados por todo El pueblo en la casa, por toda la gente, por todo el coro, todo el pueblo de fiesta. Y las estrofas, por los solistas, el bandido y la bandida, Don Patricio y su chica. Eso sí, siempre bailando, porque esta canción ha sido compuesta para ser bailada en comunidad, para ser bailada celebrando la vida.

La instrumentación es sencilla, aparentemente, pero se va haciendo más compleja a medida que avanza la canción, hasta perderse en la lejanía bajando la intensidad. Me gustaría describir técnicamente cada uno de los sonidos que aparecen, pero me declaro incapaz, pues desconozco el proceso, sin duda complejo, de composición de estas creaciones de música urbana, cuyos sonidos e instrumentos son para mí de difícil descripción. Aunque nada de ello me impida que lo reciba con alegría, con los oídos despejados y con gran agradecimiento.


El vídeo de El pueblo en la casa

Una ventana de una casa. Una chica se asoma tras las cortinas mientras fuma un cigarro que arroja cuando enfila un largo pasillo de una casa tradicional. No estamos ante un vídeo cuyas imágenes son una historia gráfica, como sucedía en Contando lunares, ni tampoco ante un vídeo urbano, como en Pa toda la vida. Estamos en una casa de pueblo en la que hay bastante gente que asiste a una fiesta. Nuestro protagonista está al fondo del pasillo y la chica pasa junto a él camino de un cuarto donde todos bailan sensualmente. El baile y la fiesta se trasladan al exterior, al jardín de la casa, todo el mundo parece disfrutar con armonía, con alegría, con muchas ganas de pasarlo bien. 

En seguida aparecen tres personas, que serán recurrentes en el vídeo y que marcan presencia: una señora de cierta edad, con su tendedero o con su vaca, un hombre de rojo junto a su Kawasaki y un tercero, de amarillo, que parece estar muy a gusto en la fiesta. Entre la una y los otros, el grupo bailando: El pueblo en la casa

Y la pareja de jóvenes, el bandido y la bandida, aparecen en diversas ubicaciones: en el bosque y de noche, donde ella lo seduce; cerca de una casita de vehículos y aperos de labranza; o alumbrados por una lámpara palaciega, mientras cenan una inmensa ración de espaguetis. Y de forma reiterativa y convincente, nuestro protagonista canta, ya sea ataviado con un pañuelo a la cabeza, en medio de un campo con espantapájaros, o de noche y solo en el bosque. De vez en cuando se lo ve sentado y relajado fumando un blunt y, en ocasiones, ella, o él, bailan encima de una mesa transparente. Y siempre, siempre, la fiesta que sigue en el patio, entre coches de puertas verticales abiertas, como a punto de volar. La fiesta tranquila y hermosa de El pueblo en la casa.


Posdata

En determinadas ocasiones, Don Patricio compone canciones que tienen tanta calidad como El pueblo en la casa o Contando lunares, pero que no arrasan en popularidad pues parecen hechas, como decía Juan Ramón Jiménez de sus poemas, para la inmensa minoría. Tal es el caso, creo yo, de En otra historia, que traigo aquí como regalo en el final de este artículo.

Enhorabuena, Don Patricio, muchas felicidades y mucho éxito. Y hasta la próxima entrega. Salud.

     


Gracias por tu canción, Patricio.

Un abrazo

Jesús Bermejo  

Los Navalmorales, cinco de mayo de 2022