jueves, 31 de mayo de 2012

De viaje por Castilla la Vieja




Tordesillas, Cubillas de Santa Marta, Valladolid, Medina de Rioseco, el Canal de Castilla..
Un fin de semana de primavera para recordar.
Naturaleza, paisaje,viñedos, cereales encañando, gente de Castilla, iglesias, esculturas, pueblos chicos, ciudades con solera...
Y el padre Duero.



miércoles, 23 de mayo de 2012

A la basura

Traigo directamente del blog de Antonio Muñoz Molina la entrada de hoy. Recomiendo también la lectura de lo que esciben en su foro. 

martes, 15 de mayo de 2012

Garzas en primavera


Aquella poesía del Cancionero popular nos dejaba como tristes y pensativos cuando la leíamos.


Malferida iba la garza
enamorada:
sola va y gritos daba.
Donde la garza hace su nido,
ribericas de aquel río,
sola va y gritos daba.

Maratón de Madrid: Uno más de mi hermano



En el maratón de Madrid de 2012, que tuvo lugar en esta ciudad el domingo, 22 de abril, el corredor Javier Bermejo Bermejo, dorsal 628, nacido en 1956, llegó el 3672 de entre 9959 corredores, el 129 de 472 de su categoría y corrió  a un ritmo de aprox. 5,07 minutos por km., a velocidad media de aprox. 11,65 km/h…. Este corredor es mi hermano, todo un deportista. Como todos los años escribió su crónica el mismo día de la carrera. Aquí os la traigo.




 
 
PARADOJAS

“La crónica de hoy es bien fácil de escribir: “El peor maratón puede ser el mejor”. Ya está.
No haría falta más. Se puede explicar esa paradoja, se podría narrar como episodio más o menos épico (más que nada para justificarse uno), pero en esencia nada se añadiría a lo dicho.
¿Entonces?

En la cena previa, todo estaba en su sitio: Volcán echaba humo, Yudus quería cumplir con su 50º aniversario, Pipilutxi mantenía intacto su sentido del humor (estelar su ‘sacarine’), Galeote miraba desde el agobio de un resfriado que anunciaba nubarrones, Brigante vestía el buen ánimo de su juventud y Gandalfin mantenía en su sitio la modestia de los corredores especialmente dotados.

La foto de familia en la BN poco antes de salir reunió está vez a varias docenas de amigos: los de la cena más Malagueta, Jordan, Lobo, Bribón, Duquito, David, Angeltrotón, tantos y tantos, cada uno con su desafío, con su lesión medio sin curar, con la mirada como un filo de navaja a menos de quince minutos de la salida.

Como en Donosti-2010, salgo con Pipilutxi, pendiente él de la periostitis que le tiene secuestrado desde hace semanas. El ritmo nos viene bien a los dos (en principio, es como ir de paseo). Se trata de ver pasar km sin mayores averías. No es mi caso: en el k4 tengo el primer aviso; y en el k7, el segundo. Me he propuesto llegar al k21 antes de tirar la toalla. Hay otra opción (siempre hay otra opción para quien se propone acabar): reducir el ritmo y esperar. Estamos bajando Velázquez, donde Jesús y Mariví nos alivian con algo de líquido y el ánimo que tan bien sienta.

Al paso por las rosquillas y borrachuelos de Guille y familia (esta vez, un enorme barreño y una tonelada de ilusiones), le digo a Pipilutxi que se marche. Mi maratón hoy va a ser muy distinto de cualquier otro: peor incluso que el de Sevilla-2009, en circunstancias similares. Nuevo objetivo: llegar a meta sin tener que andar, siempre que las circunstancias lo permitan.

Con ese nuevo plan paso Bilbao, Sol, el Palacio Real (en silencio, hoy sobraban los chistes fáciles), la media y Príncipe Pío, con Gloria y Daniel en el avituallamiento. Para entonces voy instalado en un pulso cómodo que no logra evitar dos o tres saltos cada 5k: siempre por debajo de 230p, siempre de una duración inferior a 15’’, que es lo que tengo pactado con mi propio diablo personal.

La entrada en la CdC nos va colocando a cada cual en su sitio. Saludo a Canillas y a Juan Julián (a éste me lo encontraré otras cuatro veces más, siempre pendiente de todos los detalles). Sé lo que nos espera a partir de ahora; me conozco de sobra las amenazas y trampas de la CdC, cosa que me tranquiliza, aunque aún no estoy preparado para novedades imprevistas. A esas alturas, aún aspiraba a no empeorar mi peor marca (la primera: 3h42) cuando me rebasa con claridad neta el globo de 3h45. Estoy en el k27, queda un infierno por delante y sé que todo va a empeorar de aquí a meta. ¿Qué hacer?

La gran pregunta, siempre. Las dudas, la rabia (sé que lo que me está pasando hoy, como en las semanas últimas, y al margen de la mera física, es en buena medida fruto de la tensión acumulada desde septiembre en una lucha desigual contra un futuro cada vez más negro), la indignación de todos estos meses se me vuelven contra mí mismo, como suele ocurrir. Entonces lo que uno se plantea es si va a ser capaz de aguantar otra andanada de golpes o se amuralla en lo poco que le quede de dignidad.

Dicho así, parece una estupidez con aires de grandilocuencia (lo es). Nadie corre un maratón para lamerse no se sabe qué heridas, aunque quienes corremos (todos y cada uno) sabemos la verdadera razón por la que acometemos un reto tan autodestructivo como éste. Seguramente lo hacemos porque necesitamos curarnos de otros males, siempre más graves que los zarpazos de esos 42,195k que culminan meses de aperreado entrenamiento.

Cumplido el particular vía crucis y su consiguiente reflexión ‘profunda’ (es increíble la tendencia a caer en la filosofía barata cuando uno no corre una mierda, que diría el gran Felipem), encarrilo el tramo de bajada con AFA, antes de enfilar Virgen del Puerto y afrontar el verdadero camino a nuestro particular gólgota, éste sí, que comienza en el repecho de la calle Segovia. Los saltos de pulso siguen su ritmo de 2-3 cada 5k, entre 207 y 224p, aunque con un pulso medio ‘escandalosamente’ prudente (132-134, cuando en 2008 mi pulso medio en Mapoma fue de 153, qué tiempos). De manera que ahora ya está la cosa clara: llegar con cierto garbo. En el costarrón animan Nuria, Ángela, Antonio y más gente del Foro del atleta, justo donde más falta hace la ayuda. Un paseo Imperial eterno me lleva a Pirámides, donde me esperan Ana y su amigo, que ya me acompañan hasta meta.

La subida se me hace casi liviana, con la certeza de que voy a llegar sin más incidentes que los que ya llevo descontados, como así ocurre. Ahora los saltos van menudeando algo más, bajamos el ritmo (¡todavía más!) y me planteo un nuevo desafío: subir la cuesta que conduce a la tapia del Retiro sin tener que andar (nunca he tenido que ‘echar pie a tierra’ en un maratón, y esta vez tampoco va a ocurrir, de ninguna manera).

Pasamos el k40. Junto a la valla, un corredor tendido y las asistencias atendiéndolo. Son las cosas de esta prueba, nada que no sepamos. Ya en la cuesta final, PacoJ, Garabitas y el bullicio del público que te lleva en volandas por esos 400m que tantos domingos he resuelto a base de olvidarme de lo que estaba haciendo en ese momento. Ahora ya voy solo pendiente de no descomponerme en el último momento: sé que voy a tener que descargar toda la emoción acumulada, pero prefiero hacerlo solo y una vez haya llegado, como conviene. Ya en el Retiro, saludo a Pilar (a punto de cumplir años), de nuevo a Gloria, a Carlitos (excelente diez mil que se ha marcado con la espalda hecha trizas) y a Lara, tan generosa en los ánimos como de costumbre.
Lo dicho, mi peor maratón (3h46) y el más peleado. El más importante también, porque finalmente hoy me ha tocado aprender que contra estos tiempos de aniquilación solo nos queda la decisión de aguantar el reto hasta donde aguanten las fuerzas.”

martes, 1 de mayo de 2012

Basta de juegos








Una vez más traigo aquí el comentario que Antonio Muñoz Molina ha escrito en su cuaderno. Luego, mi comentario.
-------------------------------------------------------------------------------------------


 "Estamos en el filo del abismo y parece que no pasa nada. Nos encontramos ante la peor crisis desde el final de la dictadura y seguimos entretenidos con los sectarismos, con los narcisismos identitarios, con las politiquerías de siempre, con las bromitas gamberras de creernos rebeldes porque silbamos un himno, de creernos radicales porque obedecemos una ortodoxia beata. Yo me acuerdo muy bien de como era 1977, 1978. También me acuerdo de 1973 y 1974. Todo lo que tenemos ahora y despreciamos y quizás solo valoraremos cuando lo hayamos perdido era entonces en gran medida una quimera. Todo lo que hemos disfrutado sin ninguna gratitud durante más de treinta años parecía inalcanzable. Hay dos maneras de juzgar lo que se tiene: una, comparándolo con un ideal de perfección, con un paraíso futuro o un paraíso pasado cuyo principal mérito común es que nunca han existido; otra, comparar con lo que teníamos antes, o con lo que tienen otros, en casi todo el mundo. España, claro, no es la sociedad más justa ni más igualitaria: pero es más justa, por ejemplo, que Estados Unidos, y más igualitaria y habitable que la mayor parte de los países del mundo. La imensa mayoría de nosotros nos hemos beneficiado de este sistema democrático hacia el que casi nadie siente ninguna obligación ni ninguna lealtad. Los que quieren autogobierno han tenido más del que tuvieron nunca, salvo en sus reinos de fantasía medievales o neolíticas; los que queremos igualdad ante la ley, libertad de expresión y servicios públicos fundamentales los hemos tenido y los tenemos más que en la mayor parte de los países del mundo real. Cómo es pasar una enfermedad grave en Estados Unidos y no tener un seguro suficiente para cubrirla; o querer darle una educación decente a los hijos.
Hay muchas cosas que a mí no me gustan en mi país, claro que sí. Lo digo alto y claro siempre que puedo. Pero he vivido en un país mucho más pobre y en un país sometido a una dictadura y sé cuál es la diferencia. Y sé que en estos momentos o buscamos por una vez defender entre todos lo mejor o vamos a hundirnos todos juntos. Llevamos treinta y tantos años cultivando diferencias, haciéndolas irreconciliables, inventándolas cuando no existían, echando sal en las heridas, prefiriendo la discordia, poniendo la tribu por encima de la ciudadanía. Y al mismo tiempo disfrutando de las libertades y los servicios de una sociedad avanzada. Tenemos casi seis millones de parados y una depresión atroz y seguimos negándonos a abrir los ojos, a encontrar cosas en común, a distinguir lo necesario de lo superfluo, a decidir razonablemente a qué cosas habrá que renunciar para salvar las imprescindibles. La energía necesaria para encontrar soluciones prácticas la seguimos dedicando, alentados por la chusma política, a buscar chivos expiatorios, a repetir eslóganes antes que a elaborar argumentos, a afirmarnos ferozmente mediante la negación de lo que creemos que no somos, que casi siempre es una parte de lo que somos.

Sucedió algo parecido en otra de las crisis pasadas, la más grave de todas, la del principio de la guerra civil. Los militares, los terratenientes y la iglesia católica se levantaron contra la República y cada una de las fuerzas que hubiera debido defenderla consideró que había llegado la ocasión de aprovechar el desastre para cumplir sus fines particulares: los anarquistas el paraíso anarquista, los socialistas de Largo Caballero el gobierno de Largo Caballero, los catalanistas la independencia de Cataluña, los nacionalistas vascos la independencia de Euskadi, etc. Esa República por la que ahora parece existir tanta nostalgia no tuvo a nadie o a casi nadie que la defendiera. Manuel Azaña, Juan Negrín, Indalecio Prieto, que creían en ella, se encontraron trágicamente solos. El resultado fue una guerra espantosa y casi cuarenta años de tiranía.

Demasiada gente está sufriendo ya para que sigamos sin tomarnos en serio la posibilidad de la ruina, la necesidad angustiosa de poner los cinco sentidos en lograr que las cosas puedan ser algo mejores para todos. Lo que suele venir cuando se hunde una democracia imperfecta no es una democracia perfecta ni un paraíso sino una calamidad seguida de una dictadura. Así que habrá formas más fértiles de heroísmo o de rebeldía que abuchear un himno en un partido de fútbol."



Mi comentario

 Antonio: 

Gracias por tu comentario de hoy, y por los de los demás días. Déjame que lo ponga en mi blog, con tu autoría claro, como hago algunas veces.
Clarividencia, inteligencia, sentido de la oportunidad y solidaridad: Ahí es donde está la clave. Gracias.
Seguiremos batallando, cada uno en su sitio, por conservar el estado social y democrático. Mis alumnos lo entienden muy bien. Ya están sufriendo algunas consecuencias de tanto recorte.
Nada de politiquilla; alta política: libertad, fraternidad, igualdad, pensiones, sanidad pública, educación pública y prestigio del trabajo para los demás. Y una economía saneada que impida, en lo pequeño y en lo grande, el despilfarro, la corrupción y esta especie de guerra por otros medios que es la situación actual. El mundo de mañana será libre y solidario o no será. Ya lo decia Tony Judt. Un abrazo.
Jesús B.