jueves, 31 de marzo de 2022

La cartera


Estaba en la troje, metida en una bolsa y resguardada del tiempo, junto a otras carteras, más grandes y menos viejas, cerca de libros y cuadernos que te acompañaron en la escuela de tu pueblo y en el colegio de Madrid, en la escuela de magisterio y en la universidad, no muy lejos de los listados de notas de tus alumnos, cuarenta años de clases y de niños, todo cerca, lo que aprendiste y lo que enseñaste, todo junto en un armario grande del desván.

Es la cartera de cuero, pequeñita y arramblada, resistiendo con valor el paso del tiempo y dando cuenta de lo pesado de su tarea con sus descosidos y sus profundas cicatrices. Con casi sesenta y cinco años, estaba pidiéndote a gritos que la bajases de la troje y la colocaras cerca de tu mesa y, a ser posible, a la vista, para provocarte de vez en cuando con su memoria y con sus achaques.

Así que, en un día frío de estos de primero de febrero, la bajas a la cocina, la pones de costado encima de la mesa de mármol y piensas en cómo traerla a la vida después de tantos años sin trabajo ni tarea. A pesar de su lamentable estado, ves que su cuero va resistiendo con valor los envites que le vas dando al tratar de estirarla y de recomponerla, así que decides buscar una aguja gorda y un cabo de cuerda, y con ellos vas cosiendo con paciencia todas las costuras que lastimosamente dan cuenta de los muchos años pasados, de los tirones que en su tiempo joven se llevó sin duda, de los empellones contra la mesa del pupitre, de los arrastrones por los suelos de la casa de las vacas de tu padre, de las patadas de Golío y de la lluvia y el frío de Aravalle. Una puntada, otra y otra más, torpemente y como pidiéndole disculpas, poco a poco das forma a toda la parte inferior y luego a los laterales, que se resisten tenaces, sobre todo los ángulos inferiores, allí donde deberías haber escondido, y no en tu boca, aquellas tres pesetas que tu madre te dio para pagar la mutualidad a doña Mari, tres pesetas que te tragaste y que tuviste varios días en tu barriga hasta que las cagaste en el orinal, qué alegría.

Después viene el darle lustre, así que, armado de una camiseta vieja, vas deslizando sobre el cuero ungüento de grasa de caballo, y lo esparces parsimoniosamente por la parte de fuera y por el asa, donde, al acercar la nariz, percibes que aún huele a tus manos de niño, por las hebillas y los bordes del cierre, por el lomo y el vientre, una mano y dos y tres, hasta que, saciada de tanta grasa, te dice déjame, para ya, que me ahogas.

Al día siguiente, miras tu cartera y la acaricias mientras buscas en la troje lo que pudo albergar en su seno cuando te la regalaron tus padres al cumplir cinco años, pero no encuentras nada de entonces, dónde habrán ido a parar tu pizarra y tu pizarrín, el cuaderno de rayas, tu lapicero, cuya punta afilaba tu padre con su navaja pequeña y brillante, tus cromos de animales salvajes, que recortabas de las cajas de cerillas, algunos de los cuales llevabas a la escuela para cambiarlos por otros, el del león africano, que salía mucho, por el del antílope sable, que os faltaba a casi todos, la onza de chocolate y el cachillo de pan que tu madre te había puesto para el recreo, el olor a niño limpio y listo, con aquellos besos de tu madre al encamparte cuando ya ibas solo por el Camino del barrio hacia la escuela, y con el olor a heno y a calostros de tu padre, cuando en días de nieve o de lluvia te recogía de la escuela al venir de las vacas y te subía a costillas, te tapaba con el capote viejo y te acercaba a casa, tu alegría de ir a la escuela de doña Mari, aquella maestra cuyos ojos brillaban cuando os daba las lecciones de letras, de números y de canciones.

                                

 Buscas pero no encuentras y, sin mucho convencimiento, metes en la cartera la enciclopedia del tercer grado, esa que se daba en la escuela de don Faustino mientras te viene a la memoria que, cuando pasaste a la clase de los mayores, tuviste a la vez una alegría y una tristeza; la alegría, que el maestro, después de unos meses, te pasó directamente a la enciclopedia de tercer grado, para qué va a perder el tiempo el muchacho en la del segundo grado, les dijo a tus padres; la tristeza, que en la escuela de don Faustino solo hubiera niños pues las niñas se iban a la de doña Conchi, no entendiste nunca aquello pero en seguida te hiciste. Esa enciclopedia no es la que tú usaste en la escuela, la compraste con algo de melancolía en la cuesta de Moyano hace algunos años; la tuya pasaría con el tiempo a tu hermano, y quizá luego a tu hermana, a saber qué fue de ella. Por eso, la sacas de la cartera y la juntas con otros libros de aquellos tiempos también comprados de nuevas, Corazón: Diario de un niño, el Catón y El florido pensil.

Y alojas en su interior blandito y agradecido tres o cuatro cosas que te gustan mucho, objetos de un después, que nunca estuvieron en ella, porque cuando llegaron a tu vida la cartera estaba ya olvidada en el desván del pueblo. Colocas con mucho cuidado el libro de lengua de primero de bachiller elemental, aquel en el que leíste por primera vez una poesía de Antonio Machado y un capítulo de Platero y yo, ese libro libre y bello de Juan Ramón Jiménez. Y después, un cuaderno de prácticas de enseñanza, aquel que elaboraste con don Teodoro Agustín Rubio cuando estudiabas magisterio, y que tanto has usado en tus cuarenta años de profesor: cómo estudiar romances y leyendas, por qué aprovechar las canciones de moda en clase, cómo enseñar ortografía, caligrafía, vocabulario y la gramática, todo igual que un cuento, como la vida, que siempre iba en serio, aunque eso tus alumnos lo empezarían a comprender más tarde, mucho más tarde que tú.

También vas colocando con esmero un cuaderno que hicisteis en un campamento del Frente de Juventudes, la rama joven del único partido político del régimen de Franco, que se llamaba FET y de las JONS, Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, vaya nombre tan largo y tan feo, pensabas. Durante catorce días del verano del 68 permaneciste en aquel campamento específicamente dedicado a estudiantes de magisterio, quienes obligatoriamente debíais acreditar, al terminar la carrera, que habíais cumplido con dicho requisito. Dos semanas de verano en la sierra de Guadarrama hubieran sido unas magníficas vacaciones, pero lo fueron solo a medias, pues buena parte del tiempo lo dedicasteis a un sinfín de tareas destinadas a hacer de vosotros unos maestros sumisos, católicos y tradicionales. O al menos así lo pretendían aquellos monitores, sus jefes y sus programas, si bien la cuadrilla de vuestra tienda, buenos amigos todos de la escuela de magisterio, supisteis nadar y guardar la ropa, o sea, como hacía casi todo el mundo en aquel larguísimo tiempo de siega y de silencio. Pasadas las dos semanas, os dieron el diploma y os fuisteis del campamento, pero has de decir, con orgullo y alegría, que nada de lo que contiene ese cuaderno lo pusiste en práctica en tus años de maestro. Aunque, eso sí, siempre lo tuviste muy en cuenta, pues nada en este mundo te enseña más que aquello que te espanta. 

                                                            Campamento del Frente de Juventudes en Guadarrama. Hacia 1965

Quién te iba a decir que aquel campamento que te descubrió la sierra de Guadarrama lo evocarías con ternura cuando, bastantes años después, supiste que dicha sierra ya había sido, mucho antes de aquel verano, escuela activa de futuros maestros, alumnos como tú que iban acompañados de sus profesores de la Institución Libre de Enseñanza, un proyecto fundado en 1876, cuyo objetivo era la transformación de España a través de la educación y que, con la victoria de Franco, fue abolido, sus maestros perseguidos con saña y su semilla extirpada de raíz. La Institución, aquella insigne obra creada por Francisco Giner de los Ríos, a quien Antonio Machado dedicó unos hermosos y agradecidos versos cuando al maestro le llegó su hora:

 Murió?... Solo sabemos

que se nos fue por una senda clara,

diciéndonos: Hacedme

un duelo de labores y esperanzas. 

Sed buenos y no más, sed lo que he sido

entre vosotros: alma.

Vivid, la vida sigue,

los muertos mueren y las sombras pasan;

lleva quien deja y vive el que ha vivido.

¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas! 

                                                        

                                                                Excursión de la Institución Libre de Enseñanza por Guadarrama. Hacia 1925

Y, por último, metes en la cartera un libro pequeño, El niño zurdo, un niño como tú, zurdo desde que naciste, obligado por todos a usar la mano derecha, cuando tu diestra era la zurda sin dudarlo; si con esta tirabas piedras, levantabas la malla, cogías peras o asías la guía de tu rodancha, nadie te corregía; pero todos te reñían si al comer, al escribir o al santiguarte no echabas la mano derecha. Mucho ha llovido desde entonces, cuando te obligaron a escribir con la mano menos dotada, y aún ahora, con setenta cumplidos, sigues escribiendo con la misma mano, pues tu diestra, la izquierda, te dice que cada cosa a su tiempo, y se niega a ser segundona, ella que siempre es la que afina, la que refina y la que remata.

Cuatro cosas has metido en tu cartera, cuatro: dos libros, el de lengua y El niño zurdo, y dos cuadernos, el de prácticas y el del campamento. Cuatro cosas que llenan el espacio que un día ocuparon tu pizarra y tu pizarrín, el cuaderno de rayas y el lapicero, la onza de chocolate y los cromos de animales. Cuatro cosas en tu cartera, que ahora reluce erguida y recobrada.

                                                                                                                        Jesús Bermejo   

                                                                                                                                                            Marzo de 2022

Quiero agradecer a Mariví Navas sus varias lecturas y propuestas de corrección y de reescritura de este relato, que tanto lo han mejorado sin duda.  Gracias, Mariví.








              
                                                                                             

      




lunes, 28 de marzo de 2022

Cartas mías publicadas en El País

 


Soy lector del periódico El País desde que salió a la calle en 1976 y, durante estos 37 años, de vez en cuando he ido enviando Cartas al Director (o Directora), dos al año, más o menos. Que yo recuerde, me han publicado una docena, es decir, una cada tres años. Tengo recogidas en mi ordenador las no publicadas, algunas mejores y otras olvidables, la verdad. Aquí traigo las publicadas, y, como gracia vindicante, dos que no lo fueron y que podrían haberlo sido. En fin, así está bien. Vale.

El sur discriminado

1989


















Sobre los diarios de Manuel Azaña

27/12/1997             https://elpais.com/diario/1997/12/27/opinion/883177204_850215.html

“En la intervención del historiador Santos Juliá presentando las Memorias de Azaña, 1932-33, publicada el 18 de diciembre, se afirma que "se llegó al ridículo de borrar el nombre de Azaña de la Sagra del nomenclátor de municipios de España". Siendo cierto, quisiera puntualizar que ese municipio siempre se llamó Azaña (sólo Azaña), que viene del árabe al-sâniya, la aceña, la noria. Y noria hubo a la entrada del pueblo durante años, según muy diversos documentos. El regimiento Numancia tomó el pueblo en 1936 y creyeron que se llamaba Azaña en honor del presidente de la República. Pero no era así. Y lo cambiaron de nombre dándole el de Numancia de la Sagra.

Lo curioso del asunto es que de la antigua Azaña procedían los antepasados del presidente Azaña, que luego se trasladaron a Alcalá de Henares, donde nació don Manuel. No es el topónimo un homenaje al político, sino que el político tenía un apellido que procedía del topónimo, cosa que ocurre tantas veces.

Sería bueno para todos -y para don Manuel Azaña, para el pueblo de Azaña y para la historia- que los vecinos y autoridades de Numancia de la Sagra recuperasen el nombre para su pueblo y así se recuperaría parte de la historia.”

Preguntas y reflexiones

18 /2/2005     https://elpais.com/diario/2005/02/18/opinion/1108681210_850215.html

“Sobre Cervantes y el IV centenario de la publicación del Quijote (parte primera), mucho se está haciendo, diciendo y publicando. Sin ánimo de agotar el listado de cosas pendientes, quisiera hacer llegar a su periódico algunas preguntas y reflexiones desde el ámbito educativo.

Por ejemplo: ¿por qué en la ciudad de Alcalá de Henares, cuna cervantina, cuando llegan autocares repletos de adolescentes no hay folletos, recursos y actividades para motivar y atender la demanda que se está creando en este asunto? En Turismo, ni un folleto de Cervantes para repartir; en la casa museo de don Miguel, atención exquisita de su personal, pero falta de materiales y de guías escolares a disposición del profesorado. (La preciosa guía del museo la compré de mi bolsillo -soy un maestro de la ESO- para trabajar con mis alumnos).

¿Por qué en la ciudad de Madrid, lugar donde vivió y murió Cervantes, si quieres visitar el Barrio de la Letras con tus alumnos, donde está una casa que ocupa el sitio de aquella en la que murió Cervantes, tienes que prepararte tú mismo todo el plan y es tan poco fácil conseguir materiales de apoyo para esa tarea? ¿Por qué el Ayuntamiento de la ciudad no se da por aludido en el asunto del centenario cervantino?

¿Por qué no suministra la Administración educativa ediciones del Quijote a los centros públicos, adaptadas a las diversas edades escolares, en número suficiente para poder trabajar con el alumnado? Son sólo tres preguntas, de entre más que tengo, que no suponen crítica sino sugerencias para una mejor forma de aprovechar el tirón del IV centenario del Quijote.”

Don Miguel de Cervantes ninguneado

20 /2/2005    https://elpais.com/diario/2005/02/20/madrid/1108902259_850215.html

“Sobre Cervantes y el IV Centenario de la publicación del Quijote (Parte Primera), mucho se está haciendo, diciendo y publicando. Sin ánimo de agotar el listado de cosas pendientes, quisiera hacer llegar a su periódico una observación dirigida al Ayuntamiento de Madrid.

¿Por qué en la ciudad de Madrid, lugar donde vivió y murió Cervantes, la casa donde don Miguel falleció, en la que hay una placa conmemorativa, está tan mal adecentada en su exterior y da tan mala imagen de los madrileños?

El otro día íbamos unos profesores, haciendo un recorrido por la zona, y al ver la casa que se levantó donde murió Cervantes, dijimos, genio y figura... ¿Por qué? Pues porque había coches estacionados al lado de la pared donde está la placa, un contenedor de escombros, un contenedor de basura, la placa sin destacar, ni por su limpieza ni por su adorno, en este IV Centenario del Quijote. En fin, un poco más allá se puede contemplar la casa de Lope de Vega, a quien, sin duda ninguna, si hubiese habido Premios Cervantes en su época, se lo hubieran dado, no así a Cervantes, que seguiría pobre.

Iré a ver las estatuas de Don Quijote y Sancho en la plaza de España, y la de Cervantes allí y en la plaza de las Cortes. Iré a las calles de Dulcinea, de El Toboso, de El Caballero de la Triste Figura, de Cervantes, a ver cómo están.

Sí, ya sé que en octubre habrá una magna exposición; sí, pero lo mejor sería mostrar una coordinación de esos fastos con las pequeñas cosas. Un día me pasaré por la última casa de Cervantes, a poner unas flores en su lápida, si puedo acercarme. Espero que no todas las flores se las lleve Don Quijote, ni el Instituto Cervantes. Espero que algo quede para quien, en su melancolía, se ríe de tantos y tantos, que aún no saben por qué eligió La Mancha (nombre de origen árabe) para su caballero, por qué le hacía comer duelos y quebrantos los sábados, y por qué tuvo que hacer su primera salida por la puerta falsa de un corral, entre otras muchas cosas. Y se las dan de listos y publican libros.

Y don Miguel se ríe... de todos, menos de Valle-Inclán, con sus geniales Max y Don Latino y de algunos otros y otras, que ahora no voy a nombrar. Hagan fastos, señores, que algunos nos conformaremos con releer el libro y con hacérselo fácil a los que nos siguen, a los jóvenes.

Y usted, señor alcalde, siga con su Olimpiada y su M-30; y usted, señora presidenta de la Comunidad, siga con sus planes urbanísticos. Hacen bien. Al fin y al cabo, esto que yo digo no da dinero.

Eso sí, por favor, no nos martiricen el día 23 de abril con sus discursitos.”

No mola

29/9/2007

Zúñiga, una trilogía de lujo

4/7/2009      https://elpais.com/diario/2009/07/04/opinion/1246658407_850215.html

“En el excelente suplemento Babelia del 28 de junio, dedicado a Robert Capa, se hacían referencias al gran amor de su vida, la reportera Gerda Taro, esa gran mujer que en plena juventud murió arrollada por un tanque en la batalla de Brunete. Y detallaban bibliografía suficiente para conocer a Capa y a Gerda.

Creo interesante recordar que hace unos años Juan Eduardo Zúñiga publicó Capital de la gloria, sobre el Madrid de la Guerra Civil, y que es en ese libro donde hay un extraordinario relato dedicado precisamente a Gerda Taro que muestra lo mejor de lo mejor de Zúñiga. En estos tiempos en los que triunfa una trilogía de libros de suspense, quiero hacer propaganda de una trilogía de Zúñiga, un autor que es un lujo para nuestra literatura. Se trata de La tierra será un paraíso, Largo noviembre de Madrid y Capital de la gloria. Después de leerlos uno ya no es el mismo, la visión de la guerra es ya otra, y el gozo de la lectura, infinitamente más acentuado.

No es sólo el vocabulario, la sintaxis o el estilo; no sólo la finura, el amor a las víctimas o el conocimiento del ser humano. Es sobre todo estar leyendo a un gran escritor, a un magnífico cuentista, a un poeta que ama a su ciudad y a los que en ella viven. Gracias, maestro, por sus hermosos libros. Gracias por escribir.”

De agujas y camellos

25/11/2013        https://elpais.com/elpais/2013/11/25/opinion/1385402821_236453.html

Es muy frecuente leer artículos en los que sus autores sacan a relucir la famosa frase del Evangelio acerca del camello y la aguja. Publicaron ustedes el 23 de noviembre uno titulado ¿Por qué odiamos a los ricos?,de Jesús Andreu, que incluye la famosa cita: “Es más difícil que entre un rico en el Reino de los Cielos, que el que pase un camello por el ojo de una aguja”. (Mateo, c.19, vs. 23 y 24)

Siempre me llamó la atención lo estrambótico de la metáfora, y mucho más las elucubrantes explicaciones al respecto. Un buen día, sin buscarlo, encontré en un libro de don Miguel de Unamuno una referencia a la citada frase. Se trataba del libro El Caballero de la Triste Figura, y esto dice el autor a propósito de La reforma de la ortografía: “A veces esas divergencias —entre lengua oral y lengua escrita— pueden ocasionar interpretaciones erróneas. Vaya de ejemplo: la eta griega leíase ya en la época clásica lo mismo que la iota, por manera que escribiéndose de distinto modo los vocablos cámelos (camello) y cámilos (calabrote, cable, cabo de cuerda), ambos se leían del mismo modo, cámilos. Y esta confusión hizo que por una falta de ortografía se tradujera un famoso pasaje del Evangelio: “Es más difícil que entre un rico en el Reino de los Cielos, que el que pase un calabrote por el ojo de una aguja”, haciendo del calabrote, camello, y resultando así una metáfora disparatada por lo incongruente. Y una vez cometido el error, no han faltado interpretaciones ingeniosas a lo del camello”.

¡Váyase señor Rajoy!

1/9/2016       http://elpais.com/elpais/2016/09/01/opinion/1472744138_478472.html

“Después de que el Congreso haya dicho “no” a Mariano Rajoy como candidato a presidente del Gobierno, Pedro Sánchez no nos lleva a unas terceras elecciones, sino que, de nuevo, se abre un periodo de consultas y negociaciones de dos meses. En mi opinión, lo que tiene que hacer el PSOE es permitir con seis abstenciones que gobierne el PP en minoría. Pero siempre que Rajoy, símbolo de la corrupción y de los grandes recortes, se vaya a su casa. O se va Rajoy, o terceras elecciones. Así se acaba la presión hacia el PSOE y se traslada al PP la última palabra.”

¿Lo celebrarán?

2/6/2021        https://elpais.com/opinion/2021-06-02/hermoso-debate-entre-generaciones.html

“Muchos españoles se manifestaron en su día contra el divorcio; luego, si procedía, se divorciaron. Se manifestaron contra el matrimonio gay; luego se casaron. Se manifestaron contra la negociación con ETA; luego celebraron el fin de dicho grupo terrorista... Ahora se van a manifestar contra el indulto a los del procés... ¿Celebrarán la posible reconciliación futura entre catalanes?”

Honrar la memoria

3/10/2021      https://elpais.com/opinion/2021-10-03/insensibilidad-y-humillacion.html

El País editorializaba el pasado viernes sobre la posibilidad abierta por el Constitucional de investigar los crímenes ocurridos durante la dictadura franquista, sin que, por hacerlo, se deriven consecuencias penales para los responsables de aquellos delitos porque aquellas atrocidades ya han prescrito. Estaría bien que entre las decisiones que pudieran tomar las autoridades estuviera la de colocar en el edificio de la Puerta del Sol de Madrid una placa que dijera: “En los sótanos de esta casa, la antigua Dirección General de Seguridad, estuvieron detenidas miles de personas, que sufrieron torturas y humillaciones por luchar por la libertad. Incluso, algunos fueron asesinados impunemente. Ocurrió entre los años 1939 y 1977, durante la dictadura franquista”.

¡Ya está bien!

24/3/2022      https://elpais.com/opinion/2022-03-24/acaparar-sin-necesidad.html

“Leo en El País que el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha montado su propia estructura para acoger a refugiados ucranios en el hospital Zendal. Y que el Gobierno de España le ha pedido explicaciones por no seguir la estructura única creada para la ocasión. Ya está bien, señora Ayuso: si eso lo hiciese la Generalitat sería insumisión, diría usted. Bueno, pues es insumisión, figura que su Gobierno está rozando a menudo. ¿Tendrán que aplicar a Madrid el artículo 155 si sigue así?”

Otras cartas mías publicadas el El País después del 24/3/22

No olvidemos qué es la guerra

“Estamos en abril de 2022, pero parece que estamos en abril de 1937, cuando todo el mundo se enteró del bombardeo de Gernika”, afirmó el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en el Congreso. Tiene toda la razón, pero seis meses antes, Madrid fue castigada sistemáticamente por la Legión Cóndor, que bombardeó objetivos civiles. Y así fue durante toda la guerra. La dictadura borró con precisión las huellas de los bombardeos en la ciudad y también en la memoria de las gentes. Se cumplió lo que escribió Juan Eduardo Zúñiga en Capital de la gloria: “Pasarán unos años y olvidaremos todo; se borrarán los embudos de las explosiones, se pavimentarán las calles levantadas, se alzarán las casas que fueron destruidas. Cuanto vivimos, parecerá un sueño y nos extrañará los pocos recuerdos que guardamos”. Aunque más adelante le dice una madre a su hijo: “Esto es la guerra, hijo, para que no lo olvides”. Las fotos de Gerda Taro, y las de tantos otros, darían después testimonio de aquel crimen.

Jesús Bermejo Bermejo

https://elpais.com/opinion/2022-04-07/no-olvidemos-que-es-la-guerra.html

 Dos cartas de las no publicadas

Cualquiera tiempo pasado no fue mejor

1/4/2008 

“Muy a menudo se publican en los periódicos artículos y cartas que hacen referencia a la famosa estrofa del poeta Jorge Manrique en la que se afirma que “Cualquier tiempo pasado fue mejor”, interpretando que el poeta pensaba que el pasado era lo glorioso, lo óptimo, mucho mejor que el presente.

Mi interés al enviarle esta carta es insistir en lo que diversos estudiosos (Pedro Salinas, Jean Cohen) exponen acerca de la interpretación de esa estrofa de las famosas Coplas, según los cuales Jorge Manrique nunca quiso decir, ni mucho menos, que el tiempo pasado siempre es mejor que el presente. La estrofa citada, según Santiago Amón, lejos de encubrir una actitud nostálgico-conservadora, viene a advertirnos de cómo cualquier tiempo es mejor si lo consideramos como pasado, es decir, en cuanto que recordado o sometido a la duración sin fronteras que es la vida misma.

Y es precisamente así, solo cuando se analiza un periodo histórico, por ejemplo, la transición de la dictadura a la democracia, como algo ya pasado, cuando se pueden ver sus logros y sus fracasos, tan lejos de la visión nostálgica, que la idealice, como de la visión que manifiesta el que la deja en entredicho. Precisamente porque la transición ya es pasado, es por lo que no puede ser idealizada. Pero tampoco minusvalorada.

Así que lo manriqueño no es considerar mejor el pasado que el presente; lo manriqueño es tener claro que sólo podemos analizar con rigor el tiempo cuando ya es pasado. La transición ya es pasado, pero la generación política actual obviamente no. Por eso no cabe la visión nostálgica de los años ochenta; pero tampoco la deslegitimante de ciertos políticos de los tiempos actuales.

Lo siento, me he equivocado

18/4/2012

“El Rey, después de la cacería de elefantes y su accidente dijo: “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Con la que está cayendo a todos los niveles, me siento satisfecho. Soy realista, como dijo una vez Santiago Carrillo. 

Al menos el rey Juan Carlos cazaba elefantes, mal, pero cazaba elefantes. Franco y su régimen cazaban, sí, pero cazaban personas, hombres y mujeres antifascistas. Aún no han pedido perdón. Tampoco sus herederos. ETA y sus aledaños, cazaban personas, hombres y mujeres no-nacionalistas. Aún no han pedido perdón. Tampoco sus herederos. 

Don Juan Carlos, le pido que no vaya a más cacerías de elefantes, y menos con la que está cayendo.

Posdata imposible

28/3/2022

Lo que ha venido sucediendo después, lo que hemos ido sabiendo, no nos lo merecemos los españoles. Y como en aquella película de Berlanga, Bienvenido míster Marshall, el Rey emérito debería decirnos a toda la ciudadanía: “Como Rey vuestro que he sido, os debo una explicación y os la voy a dar.” Y después de la explicación, y del perdón, debería ingresar en la Hacienda pública esas decenas de millones de euros de las que se habla. Así, ya todo sería algo más llevadero.

 

 

           

sábado, 26 de marzo de 2022

Las palabras y las cosas, un libro de Jesús Bermejo

 


Las palabras y las cosas es un libro mío que contiene diversos artículos, entre los que destacan: Cualquiera tiempo pasadoPresentación de Ganadería diplomada y El camello y la aguja.

https://drive.google.com/file/d/1yFkJ0ZGmNORS6kWHEIEkr-TgiovgXwK_/view?usp=drive_link

 

Homenajes, un libro de Jesús Bermejo



Homenajes es un libro mío dedicado a Antonio Machado, Mi madre, Mariví Navas, Pablo Fernández, Federico García Lorca, Juan E. Zúñiga, Gerda Taro y Antonio Muñoz Molina.

https://drive.google.com/file/d/18at1RkKqhoKwq0SX4BRc8FQI6MHAS5xK/view?usp=drive_link


Pueblos y ciudades, un libro de Jesús Bermejo

 


Pueblos y Ciudades es un libro mío en el que aparecen escritos sobre Puerto CastillaLos Navalmorales y La Bajada de El Hierro, entre otros.

https://drive.google.com/file/d/1HVdl1SRFWNNUAqqHsAcJlvTsQIKY_UJM/view?usp=drive_link


Madrid, un libro de Jesús Bermejo

 



Madrid es un libro que recoge trabajos míos sobre esta ciudad que tanto me gusta, entre ellos El Madrid Medieval, El Madrid de Cervantes o El Madrid de Galdós.  

https://drive.google.com/file/d/1hd6UqX7r-AhaX27Ipi1O93Bzid191HfV/view?usp=drive_link

                           

Invierno en mi pueblo, un libro de Jesús Bermejo



                   

Invierno en mi pueblo es un libro que contiene algunos de mis poemas, entre los que están además Aquella granja y Carolina. 

https://drive.google.com/file/d/1w2p-IP9Xwqf1u3drqOKBBFTh-MFct0-8/view?usp=drive_link