jueves, 3 de agosto de 2023

En la muerte de Pío Rodríguez

Calle Real de Puerto Castilla, en una de cuyas casas nació Pío                                                                       

Ayer falleció en Madrid Pío Rodríguez, un buen paisano ilustre nacido en 1935 en Puerto Castilla (Ávila), a quien tuve la suerte de conocer hace más de veinte años.

Cuando yo era un chaval, había en mi pueblo algunos hombres, ya mayores, que tenían el don de la palabra y nos contaban cosas muy curiosas. Uno era tío Pepito, abuelo de Pío, un inigualable contador de historias cuyo verdadero nombre era Felipe. Otro era tío Joseín, el padre de Domitila, tan conocido en mi pueblo que hasta daba nombre a un roble esplendoroso en un prado de su propiedad, "el roble de tío Joseín". Un día, tío Joseín nos dijo que Pío, un sobrino suyo que trabajaba en Perú, ganaba ¿a que no sabéis cuánto? ¡mil pesetas diarias! Y nos dejó a todos con la boca abierta. Pregunté en mi casa y me dijeron que Pío había nacido en la calle Real, enfrente de nuestra casa y que, cuando murió su padre, don Guillermo, que había sido secretario del ayuntamiento de nuestro pueblo, la madre se fue con sus hijos a vivir a Ávila, y luego a Madrid. Ahí quedó la cosa. 

Un buen día, en la caja de las fotos de mi casa vi un retrato, de aquellos que eran muy pequeñitos, en el que aparecían varios jóvenes en la cruz de piedra junto a la iglesia, y entre ellos estaba Pedro el de tía Herminia. También había un muchacho que yo no reconocía. Ese es Pío, el hijo de don Guillermo y de tía Gabina, el de las mil pesetas que contaba tío Joseín, me dijo mi madre. 

Muchos años después, cuando yo estaba preparando un viaje a París, como sabía que por entonces Pío vivía en aquella ciudad me propuse conocerlo, y para ello me hice con su dirección. Aunque no pudimos vernos, porque estaba de viaje, le dejé en el buzón un sobre con una carta y la foto de la cruz de piedra. Me contestó a vuelta de correo y, como él y Lolita, su mujer, solían venir frecuentemente a España, nos citamos en Madrid, en las navidades de ese año, sería 1998, o quizá 1999. Quedamos en el Círculo de Bellas Artes y nos conocimos de inmediato: él vio en mi cara la de mi padre y yo, en la suya, la de aquel buen mozo de la foto de la cruz de piedra. 

Desde entonces nos hemos visto bastantes veces, solos los dos o acompañados de Lolita y Mariví, mi mujer. Pío era un excelente pedagogo y un alto funcionario de la UNESCO que por aquellos años acababa de jubilarse. Además, era un notable escritor y, sobre todo, una persona sabia, amable, educada y comprometida. Así se mostró en bastantes cartas, en sus llamadas de teléfono, en los libros suyos que fui leyendo, y en las amenas charlas mientras merendábamos en el Ateneo de Madrid o en el Círculo de Bellas Artes. 

En verano, Lolita y Pío, solían ir algunos días a Puerto Castilla. Se alojaban en el hotel de El Barco y daban buenos paseos por el pueblo, saludando a la gente, conviviendo con sus familiares y disfrutando de las fiestas.

Cuando Miguel Ángel Rodríguez creo la página web de Puerto Castilla, alguien sugirió que se escribiesen pequeñas historias sobre ciertas personas del pueblo que hubiesen destacado a lo largo de su vida, y citaba a Vegazo, futbolista, a Agustín Bermejo Miranda, sacerdote y, cómo no, a Pío Rodríguez, ejecutivo de la UNESCO. Pronto aparecieron breves reseñas de algunos de ellos. Pío, invitado a escribir sobre él mismo, fue sucinto y humilde, dando más importancia a sus familiares y paisanos que a su dilatada carrera. Esto fue lo que escribió:

 “Soy Pío, un miembro más en la línea de dos buenas familias del Puerto: los Rodríguez y los Rodríguez; hijo de Guillermo (a su vez hijo del abuelo Felipe, conocido por todos como abuelo Pepito, y hermano de Paco, Tomás, Magdalena, Justa y Carmen) y de Gabina (hija de Saturnino y Encarnación, y hermana de Longina, Quico, José y Teresa). Entre mis primos hay algunos que van al pueblo en los veranos y que conocéis: Domitila Martín, Rosario, Gloria y Paco Derecho, Guillermo y Pedro Martín, Antonia Rodríguez y, por supuesto, José María Rodríguez, cronista oficial, por méritos propios, de la villa. Todos ellos son mis valedores, si no se revuelven contra mí en un tiempo de impugnación de diez días, que dios no lo quiera.

 Mi padre, Guillermo, fue secretario del Ayuntamiento del Puerto hasta 1938, año en que murió.

En cuanto a mí, valga decir que nací en el Puerto, en la misma casa de la calle Real en la que vive hoy una hija de Gabriel "Golío", y valga igualmente dar la secuencia de las ciudades en que he hecho mi vida: El Puerto, naturalmente, Ávila, Madrid, San Salvador, Santo Domingo, Lima, San José de Costa Rica, La Habana, Nueva York y París.” 

Sede central de la UNESCO en París

Ahí es nada, Pío despachaba su vida profesional en tres líneas: una enumeración de ciudades que a cualquiera de Puerto Castilla le debería, como mínimo, causar asombro y, una vez informado sucintamente, sentirse orgulloso de que un hijo del pueblo hubiese llegado tan alto, y que lo hubiera hecho tan callando, pues nunca Pío presumía de su currículum, al contrario, prefería sumergirse en las cosas del pueblo cuando lo visitaba, saber de unos y de otros y seguir en contacto con sus raíces. 

Acompañando aquellas palabras de Pío en la web de Puerto Castilla, Juan Sánchez añadió un texto  encontrado en Internet, que aquí traigo:


"París, 17 de diciembre de 1995 

Decisiones adoptadas por el Consejo Ejecutivo de la UNESCO en su 148ª reunión. 

Homenaje al Sr. Pío Rodríguez

El Consejo Ejecutivo,

1. Habida cuenta de que el Sr. Pío Rodríguez, colaborador de la UNESCO desde 1966 y, desde 1968, funcionario de la Organización, ha estado infatigablemente al servicio de la comunidad internacional.

2. Apreciando muy especialmente su dedicación a la Organización y su contribución a los trabajos y al buen funcionamiento del Consejo Ejecutivo a lo largo de los 10 años en que ha actuado como Secretario del mismo.

3. Expresa su sincero agradecimiento al Sr. Pío Rodríguez con motivo de su jubilación, por la notable aportación que ha hecho a su labor y le desea largos años de éxito, buena salud y grandes satisfacciones en la prosecución de su actividad literaria.”

La maldita pandemia impidió que nos viéramos en estos últimos años pero, por fortuna, Pío pudo venir a la presentación del libro Sueños de hojalata, de Javier Bermejo, mi hermano, que tuvo lugar en septiembre de 2022 en la biblioteca municipal Eugenio Trías en El Retiro de Madrid. Allí estuvo Pío, animado y curioso como siempre. Finalizado el acto, lo acompañé a tomar un taxi y nos despedimos hasta unas semanas después, una cita para merendar en el Círculo de Bellas Artes. No podemos ir, me dijo Pío, una dichosa gripe me lo impide y bien que lo siento. En navidad no me fue posible hacerle llegar mis correos, mis mensajes, mis llamadas de teléfono: algo pasaba. Por fin me enteré: había tenido serios problemas de salud aunque ya se encontraba mejor. Quedamos en vernos cuando volvieran a Madrid, pero no ha podido ser. Aquella despedida junto al taxi, entonces no lo sabíamos, iba a ser nuestro adiós final. 


Biblioteca Eugenio Trías de Madrid. En la foto de detalle, Mariví Navas y Pío Rodríguez

Nos has dejado, Pío, pero sé por Lolita que aún no querías irte. Aunque ya no podremos vernos más, y eso me apena, siento también sosiego y agradecimiento, pues he aprendido muchas cosas de ti, de tus conversaciones, de tus agudos comentarios sobre las cosas que he ido escribiendo, de tus cartas, de tus libros y de tu curiosidad persistente.

Querido Pío: nunca olvidaré tu continuado interés tanto por saber de mis escritos como de mi padre y de toda la familia; nunca olvidaré tu permanente compromiso con la libertad, con la fraternidad y con la igualdad de las gentes; nunca olvidaré tu dedicación apasionada en defensa de la educación de la infancia y de la juventud del mundo.

Descansa en paz, Pío Rodríguez.

Descansa en paz, amigo.

        Fuente del Corralillo en Puerto Castilla (Ávila)


Postdata

Quiero traer aquí el currículum de Pío Rodríguez que encontré en unas actas de la UNESCO, en las que se publicaban trabajos de diversos autores, entre ellos Pío. 

https://www.exteriores.gob.es/es/Ministerio/EscuelaDiplomatica/Documents/documentosBiblioteca/CUADERNOS/64.pdf

Currículum de Pío Rodríguez

  • Miembro de la Comisión Nacional de España en UNESCO. Desempeñó la Secretaría Permanente de la Conferencia General de UNESCO y del Consejo Ejecutivo.
  • Nacido en 1935 en Puerto Castilla (Ávila).
  • Licenciado en Filosofía y Letras, postgrado en Psicología industrial y en Sociología (UCM). Profesor de Psicología en la U.N. de El Salvador.
  • Consultor de la UNESCO en los Ministerios de Educación de la República Dominicana, Perú y Costa Rica en la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe.
  • Consultor en La Habana (1974-75).
  • Consultor en el gabinete del Director General Ombudsman de la Organización (1981-85).
  • Secretario del Consejo Ejecutivo de la UNESCO.
  • Secretario de la Conferencia General.
  • Consultor en la Dirección General en cuestiones de democracia y cultura de paz (1995-99).
  • Profesor de Administración Internacional y de Negociación multilateral en la Universidad de París I-Panteón-Sorbona (1999-2015).
  • Miembro de la Delegación de España para las sesiones de la Conferencia y del Consejo de la UNESCO (1999-2015).
  • Miembro del Patronato de la Fundación Cultura de Paz (Madrid) y del capítulo español del Club de Roma.
  • Encomienda de número de la Orden de Isabel la Católica.

Entre sus trabajos y publicaciones podrían mencionarse:

  • “Quarante ans de culture espagnole”, Cultures, vol VIII, nº 1, UNESCO-París 1981.
  • “Félix Varela o la rebeldía liberal”, Cuadernos americanos, Nueva época 68, México, 1998.
  • La inseguridad (novela), Ed. Universitaria Lima, 1969.
  • Inmersiones y una disculpa (poesía), Librería Anticuaria El Guadalhorce, Málaga, 1974.
  • Encuentros para una biografía (poesía), Ediciones Literatura Reunida, Madrid, 1984.
  • La luz sin espalda (poesía), Editorial Litoral, Málaga, 1988.
  • Fragmentos de memoria (ensayo y memoria), Editorial Edaf S.L.U. Madrid, 2017.
  • Itinerario poético, Editorial Edaf, Madrid, 2018.