viernes, 9 de junio de 2023

Camuñas: Fiesta del Corpus


Hace ahora catorce años fuimos a ver el Corpus de Camuñas. Unos días después  escribí un artículo, que aquí lo reproduzco tal cual.

17 Jun 2009

En Camuñas, un pueblo de La Mancha toledana, se celebra todos los años la representación de los Pecados y Danzantes dentro de las ceremonias del Corpus Christi. Hoy jueves, once de junio de 2009, hemos ido a conocer de primera mano cómo es esta fiesta y hemos quedado sorprendidos por la singularidad y el interés de la misma, y especialmente por la vistosidad y el magnetismo de la danza de tejer el cordón.

Aunque dicen que estas danzas son muy antiguas, no hay documentación al respecto que lo confirme. Parece ser que en el siglo XVI adoptaron la forma de auto sacramental, y así se interpretan hoy, como la confrontación entre el bien y el mal. Los Pecados llevan ricos atuendos, larga vara, y una careta roja con cuernos; representan todo lo mundano y maligno, los pecados y defectos del hombre, emiten gritos y alaridos y arrastran sus varas por el suelo. Los Danzantes son las virtudes y representan al bien, llevan una careta roja nariguda y utilizan la música y la danza en su representación.

Terminada la misa, la celebración sigue en la plaza del Reloj del pueblo. Los Pecados lanzan una ofensiva contra el bien, y un disparo anuncia la llegada de la Pecaílla. Después viene el Pecado Mayor, quien, con una careta de cerdo que simboliza al demonio, acompaña su ataque con un sonoro aullido. Luego entra en la plaza el resto del grupo y cierra El Correa, que acaba la batalla. Después todos los Pecados caen humillados ante la custodia.

A continuación los Danzantes comienzan a tejer el cordón, una danza bailada al ritmo envolvente y constante del tamboril, la porra y las sonajas, una especie de panderetas grandes con muchos aros. Las filas están encabezadas por la Prudencia y la Justicia y cierran el Capitán, que representa la Caridad y el Alcalde, que representa la Esperanza. En el centro de la formación está la Madama, un personaje femenino, representado no obstante por un hombre, que va recorriendo las dos filas de danzantes, invitando a bailar a éstos, uno a uno, y tomándolos tras ella para formar una larga columna cerrada por la Caridad, operación que se repite en un tejer y destejer de bastante complejidad.

La música persistente y monótona de las sonajas, de la porra y del tamboril va envolviendo cada vez con más intensidad a los danzantes, quienes como los giróvagos de Turquía, los músicos sufís o los tambores de Calanda casi van entrando en trance al cabo de dos horas de danza y percusión, que se rompe al final del tejer el cordón, cuando toman el relevo los Pecados, que uno tras otro vuelven a correr, a arrastrar la vara y a ulular, hasta que llegan al estandarte, se quitanr la careta y caen de rodillas.

Después la procesión sigue por el pueblo, en un sincretismo de ritos que desde el barroco están insertos en la celebración del Corpus Christi, con las alfombras, los altares, la custodia y los cánticos comunes a otras procesiones de este mismo día en otros lugares de España.

Mientras contemplábamos la danza de tejer el cordón, dejamos a un lado las interpretaciones religiosas del auto sacramental, y también las versiones antorpológicas de la lucha de la naturaleza y la sociedad, representadas por los Pecados y los Danzantes. Sólo nos fijábamos en dos elementos vitales de la danza: los sonidos y los pasos de baile. Ya nos había llamado la atención el ulular de los Pecados, un ulular idéntico al de las mujeres bereberes. Los ritmos sincopados del tambor, la percusión de la porra y el acompañamiento de las sonajas también nos parecían ritmos emparentados con las danzas bereberes, los músicos sufís y los danzantes giróvagos turcos.

En el folleto que nos dieron se nos decía que se podía llegar al éxtasis mediante el silencio, el caso de los místicos, o mediante el ritmo repetitivo de la percusión y la danza. Y realmente algo así parecía la danza de tejer el cordón. En otro folleto nos informaban acerca del origen árabe del nombre Camuñas, topónimo procedente de camún, que viene a significar toda especie de semilla que no es cereal o legumbre; tiene el mismo origen que alcamuniya, esto es: "el comino de comer". Y así, sin pretender crear controversia, nos parecía que no era descabellado pensar que el origen da esta danza bien podría estar en el folklore bereber, aquellos invasores de estas tierras en los siglos de dominación musulmana.

La toponimia, las comidas, la agricultura, las casas, las tejas, la cultura del agua muestran que lo árabe está muy presente aún en la cultura española, si bien un exceso de celo hizo desaparecer todo vestigio de ello desde que, acabada la Reconquista, la monarquía absoluta decidió eliminar lo que no concordase con la unidad religiosa, social y política de España. Quizá sea ésa una de las causas de que no aparezca nada relacionado con el folklore árabe en los orígenes de estas danzas de Camuñas, quién sabe…

En fin, pensemos en la más famosa novela, El Quijote, que se desarrolla en La Mancha, topónimo árabe que significa “la altiplanicie”. Releamos el relato del morisco Ricote, en el Quijote. Analicemos por qué don Alonso Quijano comía duelos y quebrantos (huevos revueltos con torreznos) los sábados, por aquello de no parecer judío converso sino cristiano viejo. Veamos cuántas veces aparece lo árabe, lo moro, en El Quijote, cuán fresco estaba aún y qué reciente todo el pasado musulmán, cómo nos lo acerca Cervantes y con qué finura, no para ensalzarlo sino para traerlo al presente, para mostrar la realidad, lo que la gente veía y conocía. 

En fin, sin querer sentar cátedra, ni mucho menos, sólo queremos aportar esta breve reflexión acerca de lo que sentimos al ver y oír la danza de tejer el cordón: la posibilidad de que esté emparentada con el mundo bereber, tan lejano en el tiempo pero tan cercano en la historia de este pueblo cuyo nombre es de origen árabe. Nuestra enhorabuena a los vecinos de Camuñas, pues ellos (y ellas) y las generaciones anteriores han sabido conservar estas danzas con esmero, dedicación y amor a la tradición. Quizá el rigor y la fuerte jerarquización de las Hermandades han permitido que hayan llegado hasta nosotros con la frescura del pasado. Por eso les damos las gracias, por su tesón años tras año, por su dedicación una generación tras otra.

 


 

martes, 6 de junio de 2023

Camino del Cid. Un viaje por la Edad Media


Un viaje por la Edad Media

https://www.caminodelcid.org/


Romance de los pueblos del destierro, de Jesús Bermejo

"Vivar del Cid, Los Ausines,

Covarrubias, Torrelara,

Monasterio de Cardeña,

Caleruega, Peñaranda,

Quintanilla de las Viñas,

Monasterio del Arlanza,

Santo Domingo de Silos,

Gormaz, Ucero, Berlanga,

Coruña del Conde, Clunia,

Tordelrábanos, Quintanas,

Castillejo de Robledo,

Romanillos, Rello, Langa,

San Esteban, Burgo de Osma,

Retortillo, Villasayas,

Recuerda, Rienda, Nograles,

San Baudelio de Berlanga,

Marazobel, Imón, Rienda,

Ríofrío, Torremediana,

Ures, Atienza, Sigüenza,

Campisábalos, La Rasa".





Vivar del Cid


Cantar de Mío Cid 

El Cid sale de Vivar para el destierro

 "De los sus ojos tan fuertemente llorando,

 Tornaba la cabeza y estábalos catando.

 Vio puertas abiertas y postigos sin candados,

 Alcándaras vacías sin pieles y sin mantos,

 Y sin halcones y sin azores mudados".


Monasterio de san Pedro de Cardeña














Los Ausines



Castilla, de Manuel Machado

El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.


El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos,
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.


Cerrado está el mesón a piedra y lodo...
Nadie responde. Al pomo de la espada
y al cuento de las picas, el postigo
va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!


A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca,
en el umbral. Es toda
ojos azules; y en los ojos, lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.


«¡Buen Cid! Pasad... El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo

que mi padre trabaja...
Idos. El Cielo os colme de venturas...
En nuestro mal, ¡oh Cid!, no ganáis nada».


Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: «¡En marcha!»


El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro-, el Cid cabalga.


Quintanilla de las Viñas

Covarrubias















Santo Domingo de Silos


El ciprés de Silos, de Gerardo Diego

Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.



 




San Esteban de Gormaz

Romance del Duero, de Gerardo Diego

Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja,
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.

Indiferente o cobarde
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.

Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.

Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.

Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.

Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,

sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.


Peñaranda de Duero

Peñaranda de Duero, de Rafael Alberti

Por qué me miras tan serio,
carretero?

Tienes cuatro mulas tordas,
un caballo delantero,
un carro de ruedas verdes,
y la carretera toda
para ti,
carretero.

¿Qué más quieres?



Burgo de Osma



Gormaz






San Baudelio de Berlanga




Atienza

Cantar de Mío Cid

"Dispónense a andar de día y de noche.

A siniestro dejan a Atienza, una peña muy fuerte;

La sierra de Miedes pasáronla entonces".

Sigüenza



Recuerdo