domingo, 8 de julio de 2012

En el silencio de la siesta



Era en la tarde de un día de julio
una tarde fresca y tranquila de verano.
Extendimos las hamacas en la sombra
junto a la pared de piedra del corral.

En el silencio de la siesta,
largo y tranquilo y sombreado,
solo se oía el leve viento
que  mecía las hojas de los chopos.

Cuando notamos un breve escalofrío
llevamos las hamacas hasta el hastial.
Y en el calor calmado de las piedras
aguardamos con pereza
que el sol se fuera lento entre las tejas.

                                   Antonio Aravalle