jueves, 20 de marzo de 2014

"Platero y yo" cumple cien años



“Platero me lleva, contento, ágil, dispuesto. Se dijera que no le peso. Subimos como si fuésemos cuesta abajo, a la colina”. Estas palabras publicadas en el libro de Juan Ramón Jiménez Platero y yo cumplen 100 años desde que se imprimieron por primera vez. Fue en 1914 cuando la editorial La Lectura publicó 63 de los 138 capítulos que tiene la edición completa de esta obra universal y rompedora en la que Juan Ramón narra sus peripecias con el burro Platero por la localidad onubense de Moguer. Los espejos de azabache de los ojos duros cual dos escarabajos de cristal negro que lucía Platero hace 100 años siguen brillando, y sobre su cuerpo de papel pequeño, peludo y suave siguen cabalgando infinidad de adultos y niños a los que Platero lleva, contento, ágil, dispuesto.



XXXVIII - EL PAN


Te he dicho, Platero que el alma de Moguer es el vino, ¿verdad? No; el alma de Moguer es el pan. Moguer es igual que un pan de trigo, blanco por dentro, como el migajón, y dorado entorno - ¡oh sol moreno !- como la blanda corteza. A mediodía, cuando el sol quema más, el pueblo entero empieza a humear y a oler a pino y a pan calentito. A todo el pueblo se le abre la boca. Es como una gran boca que come un gran pan. El pan se entra en todo: en el aceite, en el gazpacho, en el queso y la uva, para dar sabor a beso, en el vino, en el caldo, en el jamón, en él mismo, pan con pan. También solo, como la esperanza, o con una ilusión...

Los panaderos llegan trotando en sus caballos, se paran en cada puerta entornada, tocan las palmas y gritan: "¡ El panaderooo!"... Se oye el duro ruido tierno de los cuarterones que, al caer en los canastos que brazos desnudos levantan, chocan con los bollos, de las hogazas con las roscas...Y los niños pobres llaman, al punto, a las campanillas de la cancelas o a los picaportes de los portones, y lloran largamente hacia adentro: ¡ Un poquiiito de  paaan !...



Colegio de Encinasola