domingo, 7 de agosto de 2011

Mi hermano y el maratón de Madrid

martes 19 de abril de 2011


 



Una vez más, Javi, mi hermano, corre el maratón de Madrid, con una marca estupenda y una clasificación extraordinaria. Y una vez más, terminada su carrera y recuperado su cuerpo, nos narra su experiencia en una crónica singular.  Y yo, según costumbre, la traigo aquí.  Cerca están archivadas otras crónicas, por si queréis leerlas.

http://antonioaravalle.blogspot.com/2011/01/los-maratones-de-mi-hermano.html

Enhorabuena, atleta.




 
Cosa de amigos
K0. ANTONIO Y ELO

Faltan dos minutos para la salida y busco entre el público alguien con quien compartir las dudas habituales de carrera. Al otro lado de la valla veo por fin a Elo y Antonio, en mi opinión un modelo de hermandad. Como no me ven, agito la mano. Al fin, saludan. Estoy salvado.

K5. MARGA

Me había dicho que escaparía un momento para ver la carrera. Como no sé a qué lado se habrá situado, voy por el centro de la calle, bizqueando. Al fin, casi de milagro, me descubre y sonríe. Superada la primera larga cuesta, comienza de veras la carrera.

K9. NEMO Y ESTHER

Me extraña verlos aquí, porque lo suyo es que fueran más adelante. Eso quiere decir que me estoy pasando de ritmo, así que decido moderarme, no vaya a ser que tengamos títeres a partir de la Casa de Campo.

K13. CARLOS

Como el año pasado, me espera con bebida en Cuatro Caminos, la glorieta que fue hogar de sus tíos, hace ya tanto tiempo. Y me siento, claro, como en casa.

K15. GUILLE Y SUS BORRACHUELOS

Lo de este hombre y su familia es cosa aparte: todo el sábado preparando dulces, globos, bebida y música para el disfrute de los corredores. Nunca se lo agradeceremos suficientemente.

K19. RAMIRO, URRACA, ELVIRA Y SANCHO

Hoy no pudo ser: los rotundos reyes de Castilla se quedaron solitos al sereno, y nosotros fuimos condenados a las mazmorras para no interferir con otra marcha. Esta vez la procesión va por fuera.

K23. QNK

La gente del barrio de la Florida viene a ser la esencia de la gente del Madrid que más me gusta: algo escéptica, sensata, modesta y a la vez orgullosa. Más o menos como Qnk, que espera con una botella en la mano (¿para quién?) y saluda discretamente.

K24. YUDUS

Otro madrileño de pro, corredor legendario que me llama en voz baja y me ánima con un guiño casi imperceptible; él y yo sabemos que nos une un vínculo demasiado fuerte: una parte de mi único maratón de menos de tres horas se lo debo a una cabalgada que me regaló desde el puente de la Culebra hasta el MP de la Casa de Campo, un imborrable día gris de noviembre, allá por el año 2007.

K25. DANIEL Y GLORIA

Me esperan para cinco minutos más tarde, al revés de lo ocurrido en 2010. Sumo la ansiedad de entonces con la sorpresa de hoy, y al dividir por dos obtengo el resultado: el maratón es una entidad ingobernable. Es él quien te maneja a su capricho, y no hay más remedio que someterse.

K34.  ROBERALVA Y DIEGO

Buena parte del público que anima tiende a situarse en los puntos propicios para una postal: Gran Vía, Sol, Palacio Real (otros años, no éste), puente de Segovia… Pero hay otro público que sabe dónde se sufre de veras. Ahí están Diego y Rober, en medio de la nada, en esa zona gris en la que nadie haría una foto. Están ahí porque saben que ese es el punto en que el maratón devora a sus víctimas. Por eso se agradece tanto el gesto de Rober apretando los dientes.

K36. OTRA VEZ ANTONIO

Esta vez sin Elo, en otro punto fatídico, la cuesta de la calle Segovia, donde uno ya va bien macerado. Para suavizar el calvario, Antonio ofrece agua, isotónico, gel, lo que haga falta. Y lo que hace falta es que pase este duro tramo, algo más liviano con el apoyo del público.

K41. PACO G. Y PACO J.

Otro tándem histórico, casi un mito para el corredor popular, un símbolo del deporte como vía para alcanzar la felicidad. Como cabía esperar, se han colocado donde más falta hacían: en mitad del último tramo difícil, esa cuesta larga y tendida que conoces a fondo desde dentro del Retiro, pero que por el asfalto se hace aún más insidiosa.

K41,300. PILAR, CARLOS, GLORIA, MAYYI, LARA, DANIEL Y MAYSÁ.

Son el premio a una jornada llena de emociones. Como siguen siendo los peques (por más que anden casi todos por los veinte), me acerco a la valla para chocar la manos con Daniel y las sobris.

K41,700. ANA Y MATÍAS

Desde la izquierda, oigo mi nombre entre el guirigay de voces que envuelven al corredor, muy cerca ya de meta. De refilón veo el gesto animoso de Ana, acompañada del gran Matías.

K42,195. EL CRONO

A menudo, el reloj es un factor de presión para los corredores. También lo he sufrido, aunque cada vez menos. Desde el k2 he ido viendo delante de mí el globo de 3h30, cada vez más cerca: 500m, 300, 250, 200… Otras veces habría forzado la marcha para enlazar y entrar en 3h29, pero ya no. Poco a poco, uno va entendiendo que el tiempo apenas cuenta en maratón. La clave de esta carrera está en otro lado, está en los amigos.

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