domingo, 22 de enero de 2012

Toda la vida nacional en sordina, por Javier Marías



Me ha gustado el artículo de Javier Marías de hoy, domingo en El País. Sobre todo me ha parecido acertado su comienzo. Creo que describe muy bien la situación en la que nos encontramos. traigo aquí ese principio, y el enlace, para los que quieran seguir leyendo.


"Cuando escribo esto, hace casi dos meses que se celebraron las elecciones generales con el aplastante triunfo del PP, y desde entonces tengo la extraña sensación de que toda la vida nacional estuviera en sordina, como si sobre ella se hubiera extendido uno de esos mantos de nieve que llevan a la gente a mirar caer embobada los sigilosos copos, resguardada tras las ventanas y miradores, con un respetuoso o pasmado silencio. El griterío permanente de los últimos años ha cesado como por ensalmo, lo cual es prueba irrefutable de que la vociferación viene casi siempre de la derecha, cuando no está en el poder. Así fue en la época de la crispación, entre 1993 y 1996: en la primera de esas fechas el PP creyó que se alzaría con la victoria, y, como no fue así, sus portavoces y conspiradores se pasaron tres años maldiciendo y calumniando a diario. Así fue también tras la victoria del PSOE en 2004: toda la legislatura fue un incesante escándalo, se puso en cuestión la legitimidad del Gobierno un día tras otro y se lo acusó de las más rocambolescas maniobras imaginables en relación con los atentados del 11-M. Supongo que será prioridad del nuevo director de la Policía, Cosidó, reabrir aquella investigación, ya que se contó entre los que no creían que la matanza hubiera sido obra exclusiva de terroristas islamistas. Espero con impaciencia el resultado de sus pesquisas, desde el cargo de máxima responsabilidad que ahora ocupa.
Sí, todo se amortigua cuando gana el PP. Los que pierden frente a ellos tienen mejor perder, es innegable. Pero también ha contribuido al silencio -al manto de nieve- la magnitud de la derrota socialista y el consiguiente aturdimiento de ese partido. Que se encuentra como un púgil noqueado, lo demuestra que muchos de sus responsables estén considerando ponerlo en manos de alguien tan engreído y vacuo como Chacón -cuya mayor capacidad de expresión son sus pucheros-, para así convertirlo en una fuerza residual, sin la menor posibilidad de volver a gobernar. Y la mayoría absolutísima del PP -también en las autonomías y ayuntamientos- ha dado lugar a una especie de fatalismo entre la población, y de parálisis en consecuencia: harán lo que quieran, nadie les podrá coartar ni discutir ni poner condiciones a cambio de apoyo, porque esta vez no precisan de ningún apoyo, se bastan y se sobran con sus escaños, no han de tener en cuenta a nadie. Quizá por eso no se rechista ni se les reprocha apenas que hayan subido los impuestos a toda velocidad -más a las clases medias que a las grandes fortunas- tras jurar que eso nunca lo harían, sino si acaso bajarlos; ni que hayan congelado el salario mínimo, y el de los funcionarios, y hayan reducido las pensiones (incrementarlas un 1% es reducirlas, dado el aumento superior del coste de la vida o IPC); ni que ya no prometan la creación masiva de empleo, ni que no digan palabra sobre la situación de una de sus Comunidades emblemáticas, la Valenciana, que amenaza precipitada ruina tras lustros de control del PP y fastos ridículos y corrupción endémica y destrucción del litoral..."



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