A principios de mayo recorrimos con un grupo de amigos una parte de la región portuguesa del Duero, la que va de Peso da Régua a Miranda do Douro. De esos días traigo aquí algunas fotos, un artículo de El País de unos días después, donde se habla de esta región, y unos enlaces para quien quiera entretenerse algo más.
El Douro y los viñedos de las quintas de Pinhão
Parque arqueológico de Vale do Côa
Museu do Douro en Peso da Régua
Terrazas de viñas verdes en
Portugal
El País, 20/5/2016
MAURICIO ABREU
El corazón del Douro se conquista con la fórmula del
físico Mark Hadley. Según el científico, la serpenteante N-222 es la ruta
perfecta: diez segundos en recta y uno en curva durante 27 kilómetros hasta
desembocar en el puente de hierro de Pinhão. Río abajo se llega, en un centenar
de kilómetros, a Oporto y su desembocadura en el Atlántico; río arriba,
otros tantos kilómetros hasta Barca d’Alva, frontera con España, que renombra
al río de oro. Pinhão, pues, está en el centro de la zona vinícola más antigua
con denominación de origen, la del Duero (1756), a secas.
Si por una ribera discurre el coche, por la otra
sobrevive el ferrocarril. Hasta mediados de los ochenta se podía ir de Oporto a
la frontera, pero ahora el tren muere en Pocinho, donde el río tiene la primera
de las cinco compuertas, o última según se mire, que lo hacen navegable. Es un
transporte plácido —y barato— para llegar hasta la estación de Pinhão, forrada
de mosaicos que representan los oficios del campo.
El paisaje del Douro se
disfruta, sí, por asfalto y también por vía férrea, pero se vive navegando río
arriba, río abajo. El turismo fluvial del Douro creció un 15,5% el pasado año;
en cinco años navega el doble de embarcaciones, entre ellas los barcos-hoteles;
aunque el 67% del viajero se contenta con un paseíto por la ribera de Oporto,
los cruceros de un día han aumentado un 25% en el último año.
Pinhão tiene muelle para los barcos, que antes
cargaban cubas y ahora turistas que descargan, milagrosamente, como tales,
dependiendo del precio del garbeo. Los hay de 1.000 euros, en yate-hotel, con
noches y un sinfín de libaciones incluidas, y también de 35 euros; hasta el más
humilde de los paseos, por ejemplo el que va de Pinhão a Régua y vuelta,
incluye copas con vinos de la tierra.
El Friendship I, viejo velero de la
Marina británica, surca las mansas aguas del Duero, verde como las terrazas que
se inclinan hacia su cauce. Es un paisaje patrimonio mundial y todo eso, pero a
diferencia de la mayoría de las bellezas naturales, ésta ha sido cincelada por
el brazo del hombre.
Van pasando por el río
laderas a rayas verdes y marrones con repuntes de cal o del albero; son las
quintas, las fincas, cada una con su historia de siglos: Quinta do Castro,
Quinta de Santa Bárbara, Quinta do Vallado, que fuera propiedad de Dona Antonia
—no hay que decir más—, la matriarca del río en el siglo XIX. Creó un imperio,
sobreviviendo a la filoxera, a un marido zascandil, a la Corte y a los ingleses
que dominaban entonces, y ahora, el vino de Oporto. Fue un británico, el barón
de Forrester, quien mapeó todo el río, poco antes de que se lo tragaran sus
aguas.
En Peso de Régua, la capital de la comarca, hay que
visitar el Museo del Vino para comprender la historia y etnología de la región,
y volver al barco corriendo sin mirar para atrás, pues la construcción de Régua
es el otro ejemplo, el malo, de lo que puede hacer la codicia del hombre.
Corriente arriba, y con más
catas de vinos, no hay barrera idiomática que se interponga entre el pasaje,
totalmente extranjero, con predominio de europeos y brasileños. Rumbo a Tua se
otea la mayor concentración de quintas de todo el río, Ronção, Malvedos, Bom
Retiro, Vesúvio, con viñedos que trepan de los 50 a los 500 metros de altitud
entre meandros y riachuelos. No hay vino más difícil que el de esta parte del
Duero.
Las montañas se derrumban sobre el lecho del río, con
viñas tan inclinadas y estrechas que la vendimia se realiza a mano; la hectárea
apenas rinde 4.000 kilos de uva, tres veces menos que en la vallisoletana
Ribera del Duero. Los enólogos hacen malabares con las uvas que crecen mirando
al sur, al norte o este o al noroeste. “Las laderas a norte y sur te dan la
concentración”, explica el experto Miguel Potes, que viaja en el barco, “las
uvas al este y oeste dan la elegancia”. Muros de pizarra —si se levantaron
antes de la filoxera a mediados del XIX— o de piedra allanan las terrazas, pero
no del todo. “Un máximo de 40 grados, para que drene el agua, aunque no
demasiado, para conseguir que se mantenga, y otra inclinación lateral para
reducir la erosión”.
El Friendship I atraca en el muelle
de Pinhão cuando al pasaje poco le falta para entonar el Amigos para
siempre. Muy cerca del pueblo se levanta la Quinta do Bomfim,
construida a finales del XIX por George Warre a semejanza de otra de la familia
en India. La casa mantiene el encanto doméstico y la austeridad de la vida
campestre. De la bodega de esta quinta salió el Dow’s 2011, el mejor vino del
mundo, según la revista Wine Spectator. La bodega ya es del
siglo XXI, con todos los adelantos. Robots con pies de silicona pisan la uva de
su lagar allá por el mes de septiembre.
Hay que trepar a los picos de las montañas para
apreciar la magnificencia de la obra del hombre, el sube y baja de los viñedos
alineados. Los caminitos son empinados y peligrosos, solo para un vehículo,
aunque más que suficientes, pues si apenas hay población, menos aún se mueve a
motor.
Sin resuello se llega a Provesende, una aldea noble en
otros tiempos a juzgar por sus blasones y sus mansiones de piedra granítica.
Provesende, conquistada por los árabes, tiene cementerio romano, capilla
románica, fuente barroca y 10 casonas manuelinas que podrían albergar a toda la
vecindad, pero esta aldea sobre el río puede tener el orgullo de que uno de sus
vecinos, Joaquim Pinheiro de Azevedo, combatió con éxito a la filoxera y salvó,
para la humanidad, el corazón vinícola más antiguo del mundo. Aquí, en Provesende,
comenzó la reconquista del corazón del Douro.
Sitios en Internet
Pinhão
Vale do Côa
Quinta das Carvalhas, en Pinhão
Museu do Douro
Parque Natural do Douro
Internacional
Miranda
do Douro
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