
Por un puente sobrevolamos el nudo sur y accedemos al Parque Lineal del Manzanares, una extensión verde considerable y muy bien ajardinada desde cuya atalaya vemos una extraordinaria panorámica de Madrid.
El río corre desahogado y se nos presenta en toda su ruralidad. Por su orilla izquierda, y luego por la derecha, recorro más de tres km de senda, en la que de vez en cuando aparece algún ciclista o corredor. Veo a la derecha la Caja Mágica (¡Lo que ha quedado de aquellos delirios de Olimpiada!). Más adelante, una depuradora vierte sus aguas al río doblando el cauce. Paso bajo sucesivos puentes, sobre los que van veloces coches y trenes. A pesar de ello el paseo es gratificante.
Miro el reloj: La una y diez. A la altura del barrio de Los Rosales dejo la senda y me dirijo a la estación de cercanías de Villaverde Bajo. Cojo el tren y a los trece minutos estoy en Sol.