El 4
de julio de 1807, el escritor François-René de Chateaubriand se atrevió a
escribir un artículo contra Napoleón en Le Mercure de France:
“Cuando en el silencio de la abyección solo se oye el resonar de la cadena del esclavo y la voz del delator, cuando todo tiembla ante el tirano y es tan arriesgado atraerse su favor como merecer su desprecio, aparece el historiador encargado de vengar a los pueblos”.
El emperador
habló de matar a sablazos al autor de estas líneas en los aledaños de las
Tullerías. Así interpretaba Napoleón los derechos del hombre y del ciudadano.
Muchas
veces me acuerdo de este párrafo cuando
contemplo la indiferencia o las medias tintas de los gobernantes
de la Unión Europea, de Occidente y de todos los países árabes ante la situación
en la que se encuentran más de dos millones de palestinos en Gaza, masacrados,
bombardeados y asediados por el ejército israelí, siguiendo las órdenes del
primer ministro Netanyahu.
“Cuando en el silencio de la abyección solo se oye el resonar de la cadena del esclavo y la voz del delator, cuando todo tiembla ante el tirano y es tan arriesgado atraerse su favor como merecer su desprecio, aparece el historiador encargado de vengar a los pueblos”.
Es hora
ya de salir de ese silencio abyecto, dejar de temblar y tomar medidas contra el
tirano. Si no fuera así, los historiadores se encargarán de vengar a los palestinos
de Gaza, señalando no solo al tirano sino también a los que se mantuvieron en
silencio, a los que temblaron y no se arriesgaron a hacerle frente.