miércoles, 30 de julio de 2025

El renacer de la higuera y el árbol del amor después de una poda radical



 

Hoy le envié a mi amigo Juan Pablo un mensaje por wassap y unas fotos. Un buen rato estuvimos de cháchara sobre los árboles podados en diciembre:

Jesús:

“Al venir del bar Avenida, se ven en tu calle los árboles que podaron en invierno, con muchas ramas y un verdor desatado. Y aquí, en casa, también ese verdor desatado, tras meses de tristeza por la poda a la que fueron sometidos la higuera y el árbol del amor”.

 

Juan Pablo: 

“¡Ha sido fertilizador!  ¡Qué vigor y qué alegría en esas ramas brotadas! ¡Enhiestas hacia el cielo! ¡Exuberante!”

 

Jesús:

“Bien creí, por momentos, que me los había cargado. Tú me animabas...Yo, con ironía, os decía que me abrazaba al tronco de la higuera como para darle fuerzas...”

 

Juan Pablo:

“Lo recuerdo. Pero siento decirte que tus afectos no fueron causa de su esplendor sino resultado de la insensible poda radical”.

 

Jesús:

“Esa insensible posa radical fue la causa de mis abrazos, como disculpa y descargo...” 

 

Juan Pablo:

¡Renacieron de sus esqueletos! 


     










 

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