domingo, 21 de junio de 2015

Carta a Alejandro Amenábar


Hola, Alejandro:
Acabo de ver en internet su corto Vale, y me ha gustado por la frescura de sus formas y por cómo va progresando el relato. Es toda una innovación que un corto publicitario se anuncie en los paneles de la calle destacando más el título del corto y el nombre de su director que la marca promocionada. Pero claro, no en vano sus películas han sido todas innovadoras en los distintos géneros que ha abordado.

Precisamente porque la innovación forma parte de su originalidad como director, le quisiera hacer llegar una propuesta; puede parecer algo peregrino, pero en esta  vida hay tantas cosas que empiezan así…

Lo que le quería decir es que se han hecho muchas películas sobre la guerra civil española (En 2016 se cumplen los ochenta años del comienzo de tal desgracia) pero se han abordado todas, salvo alguna excepción como la de Guillermo del Toro, desde una perspectiva digamos tradicional. En mi opinión hay una hermosa película en un relato de Juan Eduardo Zúñiga, dentro de su libro Capital de la gloria, titulado  Ruinas. El trayecto. Guerda Taro.

En Ruinas. El trayecto. Guerda Taro el protagonista, un soldado del ejército republicano en la ruina del Madrid de marzo de 1939, va poco a poco despojándose de su identidad para obtener una nueva que le libre de las represalias de la dictadura que va a llegar. Ese soldado, a pesar del riesgo que corre, guarda una foto en su chaqueta en la que aparece una reportera, a la que recuerda vagamente, junto a dos hombres en el frente de guerra. Mientras camina por un Madrid sombrío y esquivo, esa foto se va haciendo cada vez más vívida en su memoria de soldado vencido: recuerda el nombre de la fotógrafa, Gerda Taro (Guerda escribe el autor), evoca los detalles de su trabajo junto a ella y se entera de que la foto está hecha en el frente de Brunete, lugar donde ella moriría unos días después de la instantánea. El soldado recuerda cómo él fue uno de los conductores que la acompañaban al frente, cuando Gerda iba a hacer reportajes que luego publicaban las revistas francesas Regards y Ce Soir. Y poco a poco, en el frío de ese marzo siniestro, Gerda Taro se convierte para él en el símbolo de  la resistencia al fascismo, una resistencia decidida pero desasistida, intrépida pero frágil, valiente pero trágicamente muerta en plena retirada. El soldado va caminando hacia el olvido de su pasado, se va despojando de su identidad. Y a la vez, va recordando aquel pasado de una fotografía que ha decidido conservar: Olvido y memoria se retroalimentan.

No dejo de darle vueltas a una idea. Consiste en la posibilidad de hacer una película basada en el relato de Zúñiga. En un Madrid abatido, frío y medroso, que está esperando la llegada de los vencedores, el soldado va haciendo memoria e intentando recordar quiénes eran los de la fotografía. Habría dos planos de realidad: el presente, el trayecto del soldado por Madrid; y el pasado, la vida de Gerda Taro. Al final casi coincidirían: la muerte de Gerda (en esa época ella ya no estaba emparejada con Capa) y el final de la guerra, cuando el soldado va a cambiar de identidad.

En algún momento pensé en la directora: Icíar Bollaín. Pero le hice llegar esta idea en 2012 y amablemente me dijeron que estaba en otros proyectos. Aparqué la idea, pero hoy han confluido tres cosas: he visto su corto Vale, he ido a ver la película Phoenix y he leído en el blog de Antonio Muñoz Molina algo sobre Zúñiga, el autor del relato de Gerda Taro. Y me he acordado de esta idea que me sigue rondando en la cabeza. Me interesa mucho la figura de Gerda Taro, tan oculta tras el brillo de Robert Capa. Y me deslumbra la prosa de Zúñiga, especialmente su trilogía sobre Madrid en guerra.

Yo soy un maestro recién jubilado, nada pretendo al proponerle esto pero pienso que usted sabría hacer una hermosa película sobre esa derrota, un canto a la libertad en el peor momento de un pueblo vencido. Porque usted, como algunos otros directores españoles, siempre tiene una mirada singular y primigenia en los asuntos que trata.

Gracias por su tiempo. Y más gracias por sus películas.

Un saludo

PD) Le traigo aquí unos enlaces a mis blogs sobre este asunto. Si en ello viera usted algún interés, estupendo. Si no, pues nada, no hay más.
              
              




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