Hace
75 años, tal día como hoy, murió en la cárcel de Alicante Miguel Hernández, uno
de nuestros grandes poetas. Siempre me ha conmovido su poesía, especialmente la
Canción última, del libro El hombre acecha.
Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.
Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruinosa cama.
Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.
El odio se amortigua
detrás de la ventana.
Será la garra suave.
Dejadme la esperanza.
Desde hace bastantes años tengo un
ejemplar de estos dos cuentos en casa. Y me emociona verlo, abrirlo,
tocarlo. Es un cuadernillo que contiene dos cuentos: El potro
oscuro y El conejito. Miguel Hernández los
escribió, dibujó y encuadernó como regalo para su hijo Manuel Miguel, en
la cárcel de Alicante.
Se los entregó a Josefina, su
mujer, quien los mantuvo inéditos mientras vivieron ella y su hijo,
con quien tantas veces los leyó. Las huellas de las lágrimas de Manuel Miguel
quedan como borrones entre sus páginas.
En un precioso vídeo podemos ver y oír uno de los cuentos
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