Hace unos días vi en La 2 de RTVE el concierto de despedida de Serrat. Hubo un momento que me atrapó especialmente, cuando Joan Manuel pide al público que cante con él una canción, Aquellas pequeñas cosas. Desde entonces, tengo la canción prendida en mi cabeza, me gusta recordarla y me entristece a la vez, me deleita y me pone melancólico.
Cogí un
cuaderno y escribí la letra, para traerla a la memoria en toda su integridad. Después, cantarla una y
otra vez, en casa y por el campo. Hoy, ya no me produce deleite ni tampoco tristeza, ya está donde
debe estar, en el cajón de las cosas que nos van acompañando siempre, en
cualquier estado sentimental. Aquellas pequeñas cosas ya no es una
canción de lo pasado que vuelve, es siempre un presente continuo, ya no me
produce pesar ni alegría, me da paz y sosiego. Bendita cabeza la de Serrat al
componer esta canción. Y bendito su corazón de poeta. Gracias Joan Manuel.
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