
sábado, 21 de diciembre de 2013
miércoles, 18 de diciembre de 2013
Tres preguntas para un referéndum
Según tengo entendido, el gobierno de la Generalitat catalana tiene previsto realizar un referéndum sobre el futuro de Cataluña. Aunque parece que no tiene encaje en la legalidad vigente, parece que dicho referéndum tendría dos preguntas. Un referéndum normalmente tiene una sola, y quien lo convoca, establece la pregunta de tal forma que siempre gana.
Dicho esto, parece adecuado concluir que el referéndum no se va a celebrar, y que los partidos que han acordado las dos preguntas más pareciera que han pactado un acuerdo con la disculpa del referéndum .
Las preguntas planteadas son:
¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado?
En caso afirmativo, ¿quiere que Cataluña sea un Estado independiente?
Puestos a preguntar, se podría hacer una tercera pregunta:
En caso afirmativo, ¿quiere usted que Cataluña sea una Monarquía o una República?
Y, claro, rizando el rizo, podría proponerse una cuarta pregunta:
Si quiere usted que sea una Monarquía, ¿quiere usted que Cataluña sea borbónica o habsburgo?
Y, claro, rizando el rizo, podría proponerse una cuarta pregunta:
Si quiere usted que sea una Monarquía, ¿quiere usted que Cataluña sea borbónica o habsburgo?
martes, 26 de noviembre de 2013
En Donosti: Otro maratón de Javi
DONOSTI-2013
Si te digo la verdad,
esperaba cualquier cosa. Se ha dicho mil veces, y es verdad: un maratón no se
parece a nada, y menos aún a otro maratón.
El de hoy era en Donosti,
medía 42.195 metros y se corría con cielo nublado y viento casi en calma. Un
maratón ‘de durse’ que le dicen por Osuna.
Lo que pasa…Lo que pasa
es que los maratones hay que correrlos, y con eso no contábamos. O peor: esta
vez todo pintaba mal, salvo el cielo, que, como queda dicho, se portó
divinamente.
Las dos semanas previas
fueron de pena: lesión en el gemelo, entrenamiento chafado y todas las dudas
del mundo. Tantas que desde la salida ya iba pensando en cobrarme la revancha
en Málaga el 8 de diciembre, o en Pisa el 15. Para acabar de arreglarlo, el
pulso se puso de morros.
¡Pues qué bien!
Descartada cualquier
opción medio decente, me descolgué detrás del guía de 3h30 y me dediqué a
divagar a la espera de que fueran cayendo kilómetros al cesto.
El paisaje del maratón donostiarra
da bastante de sí: la isla de Santa Clara (cementerio de marginales y apestados
hace ya siglos) viene a ser un imán que te atrae a la altura del k10, aunque no
sabes si por apestado o por tontaina; delante va una chica de negro con las
cuatro extremidades enrojecidas, casi amoratadas (‘moraíta de martirio’, se
diría); poco más allá, otra corredora viste con camiseta de la selección
española y un tutú (¿otro canto del cisne?). Lo que digo, un paisaje de
fantasías variadas que le colocan a uno en un territorio de ensueños. Lo que
viene siendo un maratón.
Y efectivamente, me he
dormido; pero en el lote va todo, incluso el gemelo, que también dormita. Eso
que vamos ganando.
A lo tonto modorro,
pasamos la media, con un tiempo muy mediocre, aunque me siento medio aliviado, porque hoy solo aspiro a
llegar como sea (“¡Cómo no vas a llegar, la hostia!”, me ha soltado Volcán, en
plan bilbaíno, diez minutos antes de la salida), de modo que lo doy por bueno.
A partir del k24, me voy
sintiendo mejor (“si no ha saltado ya el gemelo, lo mismo aguanta”, me animo),
y comienzo a hacerme ilusiones. En el 30 me espera Gloria con el viático (esta
vez, medio maratón es suyo), y ahora sí, de nuevo frente a la isla de Santa
Clara, me olvido de pestilencias y me pongo a correr. Si acierto, bien; y si
no, otra vez será.
Con ese barrunto, me
planto en el 34, el momento clave de esta prueba, un paisaje vacío que siempre me ha gustado
porque te pone cara a cara frente a la carrera, sin otra compañía que el
zarpazo de un corte de rock agrio en la megafonía. Ahí supe en 2007 que iba a
bajar de 3h, y aún no se ha disipado el encanto.
Ya solo queda volver a
casa, con algo de viento a favor. Comparto un kilómetro con la chica del tutú,
que recibe el aplauso constante del público. Cada paso que doy me confirma que
el gemelo aguantará, de modo que me pongo al ritmo que había previsto durante
la preparación. De ahí a meta, voy pasando a docenas de corredores e incluso me
regaño un poco por no haber arriesgado algo más desde el principio; pero como
estoy disfrutando, se me pasa el enfado.
En el 41, mucha gente
animando, entre ellos Gloria y Daniel (que ha hecho un diez mil de lujo).
Inevitable congestión de emociones (hoy he vuelto a recordar que el principal
objetivo de quien corre maratón es acabar) y enseguida la meta.
El vigésimo, si nada se tuerce, en primavera.
De agujas y camellos: Una carta mía en El País

CARTA PUBLICADA EN EL PAÍS
De agujas y camellos
Madrid. 26 NOV 2013
Es
muy frecuente leer artículos en los que sus autores sacan a relucir la famosa
frase del Evangelio acerca del camello y la aguja. Publicaron ustedes el 23 de
noviembre uno titulado ¿Por qué
odiamos a los ricos?,de Jesús Andreu, que incluye la famosa cita:
“Es más difícil que entre un rico en el Reino de los Cielos, que el que pase un
camello por el ojo de una aguja”. (Mateo, c.19, vs. 23 y 24)
Siempre
me llamó la atención lo estrambótico de la metáfora, y mucho más las
elucubrantes explicaciones al respecto. Un buen día, sin buscarlo, encontré en
un libro de don Miguel de Unamuno una referencia a la citada frase. Se trataba
del libro El
Caballero de la Triste Figura, y
esto dice el autor a propósito de La
reforma de la ortografía: “A
veces esas divergencias —entre lengua oral y lengua escrita— pueden ocasionar
interpretaciones erróneas. Vaya de ejemplo: la eta griega leíase ya en la época
clásica lo mismo que la iota, por manera que escribiéndose de distinto modo los
vocablos cámelos (camello) y cámilos (calabrote, cable, cabo de cuerda),
ambos se leían del mismo modo,
cámilos.
Y
esta confusión hizo que por una falta de ortografía se tradujera un famoso
pasaje del Evangelio: “Es más difícil que entre un rico en el Reino de los
Cielos, que el que pase un calabrote por el ojo de una aguja”, haciendo del
calabrote, camello, y resultando así una metáfora disparatada por lo
incongruente. Y una vez cometido el error, no han faltado interpretaciones ingeniosas a lo del camello”.
Jesús Bermejo. Madrid.

jueves, 21 de noviembre de 2013
"De purísima y oro" de Joaquín Sabina: Estampas de posguerra
En 1999 Joaquín Sabina publicó el
álbum 19 días y 500 noches y en él incluía la canción De
purísima y oro, en la que nos presenta un homenaje a Manolete, el
torero que muere en la plaza de Linares en un lance trágico, que fue resuelto
de forma chapucera y aprovechado de manera escandalosa. Un homenaje
a Manolete y a toda una época, los primeros años de posguerra, un tiempo
detenido en la letra de esta canción, un ambiente triste y gris de un país
vencido, pobre y amordazado. Un país que intenta sobrevivir después de la
devastación, que se engancha a las canciones para después de una guerra, que
intenta dejar atrás la miseria del hambre y de la angustia.
Un país de labradores y jornaleros, de obreros
y empleados menesterosos, de academias de corte y confección, de frías casas
sin calefacción, de sabañones y aceite de ricino, ese recuerdo atroz para
quienes fueron obligados a tomarlo como purga por su pasado republicano. Un
país arrasado y aislado del mundo, sin apenas comercio exterior, con coches
alimentados con gasógeno, toscas prendas de vestir y zapatos topolino para
quienes podían permitirse algún lujo más allá de las alpargatas y las
sandalias. Un país con cartillas de racionamiento, con escasez y
estraperlistas, con tenderos que usaban un lenguaje entre cursi y cheli y
elaboraban carteles como El género dentro por la calor.
Academia de corte y confección,
sabañones, aceite de ricino,
gasógeno, zapatos topolino,
el género dentro por la calor.
sabañones, aceite de ricino,
gasógeno, zapatos topolino,
el género dentro por la calor.
En el Rastro estaban las galerías
Piquer, un comercio especializado de la época. En la inclusa estaban los niños
huérfanos, niños cuyos padres habían muerto en la guerra, niños perdidos, niños
de padres encarcelados, niños pobres, niños con anginas, llenos de miedo y de
tristeza. El hambre y otras miserias multiplicaron los casos de tisis, de
tuberculosis, que según receta popular se combatía con caldos de gallina, es
decir, con una buena alimentación, entonces tan poco común.
Para primores, galerías Piquer,
para la inclusa, niños con anginas,
para la tisis, caldo de gallina,
para las extranjeras, Luis Miguel.
para la inclusa, niños con anginas,
para la tisis, caldo de gallina,
para las extranjeras, Luis Miguel.
Y
en contraste con esa miseria apenas enunciada en la canción, el autor nos
muestra otros ambientes, de gente con dinero y poderío, que se relacionaba con
visitantes extranjeros atraídos por el mundo de los toros y otras
peculiaridades de aquella España. Tales son los casos de Hemingway y Orson
Welles; y también de Ava Gardner, cuya relación con el torero Luis Miguel
Dominguín era de todos conocida.
El mundo de los toros tenía sus
protocolos, sus lugares y sus calendarios. Y en los bares donde se vendían las
entradas de toros siempre había un limpiabotas, un hombre que atesoraba la
historia menuda del lugar y las confidencias de sus clientes, uno de los cuales
le invita a un carajillo, un café con coñac, a la vez que atiende a un
estraperlista y le regala dos buenas entradas de toros, dos barreras.
“Y para el Corpus, retales amarillos que aclaren el morao de las banderas”. El Corpus, la procesión por excelencia, con las calles alfombradas de plantas aromáticas y los balcones adornados con sábanas, mantones y tapices, es invocada por el autor con ese doliente tono de contrastes que aparece a lo largo de la canción, y muestra el empeño de los poderes por disimular el color morado del Corpus, principalmente de los caballeros del Corpus Christi. Disimular ese color morado con retales, sábanas y tejidos de colores amarillos, para que así no se evocase el morado de la bandera de la República, tan cercana y a la vez tan lejos.
“Y para el Corpus, retales amarillos que aclaren el morao de las banderas”. El Corpus, la procesión por excelencia, con las calles alfombradas de plantas aromáticas y los balcones adornados con sábanas, mantones y tapices, es invocada por el autor con ese doliente tono de contrastes que aparece a lo largo de la canción, y muestra el empeño de los poderes por disimular el color morado del Corpus, principalmente de los caballeros del Corpus Christi. Disimular ese color morado con retales, sábanas y tejidos de colores amarillos, para que así no se evocase el morado de la bandera de la República, tan cercana y a la vez tan lejos.
Para el socio del limpia, un carajillo,
para el estraperlista, dos barreras,
y para el Corpus, retales amarillos
que aclaren el morao de las banderas.
para el estraperlista, dos barreras,
y para el Corpus, retales amarillos
que aclaren el morao de las banderas.
Este es el escenario de la canción,
descrito con nombres y adjetivos, en las pinceladas de las tres primeras
estrofas. Ahora empieza la acción, ahora vienen los verbos, una acción cuyos
protagonistas son los vencedores de la guerra. De ahí ese Tercer año
triunfal, tan repetido en radios y noticiarios como el último parte de
guerra:
"Cautivo y desarmado el Ejército
rojo, las tropas nacionales han alcanzado sus últimos objetivos militares. La
guerra ha terminado.
Burgos, 1 de abril de 1939.
El Generalísimo Franco.”
Era
su tercer año triunfal, a contar desde que empezó la guerra; para ellos, una
nueva era; una nueva era que querían imponer a todos los españoles. Era su
tercer año triunfal, sí. Y en un país donde todo era escasez, hambre y dolor,
había señoritos fascistas peinados con brillantina que se divertían a sus
anchas en salas de fiestas como Alazán, y que en medio de sus borracheras y con
la impunidad más absoluta, terminaban su fiesta dando una paliza a algún
cantante, como le sucedió a Miguel de Molina, por ser republicano y gay ( Ellos,
los nacionales, decían: Por rojo y por maricón). Por su
seguridad, Miguel de Molina se vio obligado a embarcar hacia la Argentina.
Tercer año triunfal, con brillantina,
los señoritos cierran Alazán,
y, en un barquito, Miguel de Molina,
los señoritos cierran Alazán,
y, en un barquito, Miguel de Molina,
se embarca, caminito de ultramar.
Habían pasado ya los nacionales…En noviembre de 1936 empezaron los
primeros bombardeos sobre Madrid. No cesaron hasta el final de la guerra. En
aquel noviembre, el pueblo se levantó contra el fascismo e impidió la entrada
en la capital del ejército franquista, los nacionales. Aquella
impetuosa resistencia se inmortalizó en el célebre lema No pasarán. Y
ese lema, esa consigna fue convertida en sangrante afrenta en el chotis Ya
hemos pasao, cantado por Celia Gámez.
Habían pasado ya los nacionales y Habían rapado a la señá Cibeles, a ella, la diosa de la famosa fuente madrileña, aquella fuente protegida por una estructura de hormigón durante toda la guerra, para que no fuese destruida por los bombarderos nazis. Sí, habían rapado ya a la señá Cibeles, como hicieron con tantas mujeres republicanas de todo tipo y clase, que fueron ultrajadas, rapadas al cero, embadurnadas con pez y paseadas desnudas en carretas infames como castigo y escarnio. Habían pasado ya los nacionales, dejando un rastro de sangre, dejando un rastro de lágrimas.
Habían pasado ya los nacionales y Habían rapado a la señá Cibeles, a ella, la diosa de la famosa fuente madrileña, aquella fuente protegida por una estructura de hormigón durante toda la guerra, para que no fuese destruida por los bombarderos nazis. Sí, habían rapado ya a la señá Cibeles, como hicieron con tantas mujeres republicanas de todo tipo y clase, que fueron ultrajadas, rapadas al cero, embadurnadas con pez y paseadas desnudas en carretas infames como castigo y escarnio. Habían pasado ya los nacionales, dejando un rastro de sangre, dejando un rastro de lágrimas.
Y parafraseando el comienzo del último
parte de guerra, Cautivo y desarmado [el Ejército rojo] , las
tropas nacionales, una vez alcanzados sus últimos objetivos militares, se
divierten en Los Grabieles hasta la madrugada, la hora de la zambra,
con el frío en la calle y el vaho en los cristales. Otros nacionales,
formando un pelotón, fusilan cada amanecer a decenas y decenas de presos
republicanos junto a las tapias del cementerio del Este, o de la Almudena, no
muy lejos de la plaza de toros de Las Ventas.
Al día siguiente, en aquella España
amordazada, los periódicos hablaban de Celia Gámez, del escritor Pemán (autor
del famoso poema La bestia y el ángel, en el que la bestia era la
República y el ángel, el general Franco) y del bayón, un baile popularizado por
la película Ana, que, cómo no, fue censurada en el momento
en el que Silvana Mangano interpreta El bayón de Ana.
Habían pasado ya los nacionales,
habían rapado a la señá Cibeles,
cautivo y desarmado el vaho de los cristales
a la hora de la zambra, en Los Grabieles,
por Ventas madrugaba el pelotón.
Al día siguiente hablaban los papeles
de Celia, de Pemán y del bayón.
Estamos en España, en los años cuarenta,
un tiempo de silencio. En la segunda parte de la canción se nos presenta un
espacio privilegiado, solo accesible para la clase alta, para cantantes de
postín y toreros famosos y para extranjeros ricos. Es el bar Chicote, en
plena Gran Vía de Madrid, recién bautizada como avenida de José Antonio, el
fundador de Falange, el partido único. En Chicote también tienen cabida
estraperlistas, contrabandistas de la tan ansiada como carísima penicilina, y
prostitutas de alto postín.
Enseñando las garras de astracán,
reclinada en la barra de Chicote,
La bien pagá derrite, con su escote,
la crema de la intelectualidad.
reclinada en la barra de Chicote,
La bien pagá derrite, con su escote,
la crema de la intelectualidad.
Esa prostitución de alto postín aparece
en nuestra canción como La bien pagá, un guiño a otra canción
popularizada precisamente por Miguel de Molina, esa bien pagá que enseña sus
garras de astracán, un abrigo de piel que simboliza aquel ambiente y aquel
dinero sucio, y derrite a la crema de la intelectualidad, en
alusión a otra célebre canción del mejicano Agustín Lara dedicada a
Madrid: Y en Chicote un agasajo postinero/ con la crema de la
intelectualidad. Sí, claro que hubo intelectuales fascistas,
bastantes. Y otros muchos se fueron adhiriendo por acomodo y para buscar su
sitio. Y también los hubo que no se doblegaron y sufrieron lo suyo hasta que
fueron encontrando sus maneras de vivir en los márgenes de aquel régimen.
Por entonces, esas mujeres que
frecuentaban Chicote y otros sitios de moda, imitaban a prototipos de la época,
uno de los cuales fue Eva Perón, que vino a España junto a su marido, el
general Perón, que era presidente de Argentina, cuando ningún jefe de estado
visitaba la España de Franco. Eva Perón llevaba el pelo recogido en rodetes, a
la manera de la dama de Elche, la escultura ibérica. Esas mujeres tomaban
cócteles elaborados con el licor Parfait amour y a veces
imitaban, en lugares más discretos, la forma de vestir de la protagonista de la
película Rebeca, de Alfred Hitchcock, en concreto aquella chaqueta de lana
que pasó a llamarse rebeca, y que, en armonía con el uniforme de Falange, en la
canción es de color azul marino.
Permanén, con rodete Eva Perón,
Parfait amour, rebeca azul marino,
-”Maestro, le presento a Lupe Sino,
lo dejo en buenas manos, matador”.
Y fue en aquel bar Chicote donde a
Manolete, que ya era un torero famoso, le presentaron a Lupe
Sino, una mujer de la que se enamora el diestro y que nunca fue admitida
ni por su familia ni por su entorno, y cuyo emparejamiento sin casarse era un
engorro diario para aquel régimen, ya que se vio en un aprieto, pues Manolete
era un personaje muy popular. Le presentan a Lupe Sino, surge el flechazo y
nuestro cantante nos los lleva por los lugares famosos de Madrid, el bar
Gitanillos, el restaurante Riscal, la plaza de Ventas, con toros de la
ganadería Saltillo, las joyerías, las tiendas caras, los hoteles de lujo y las
bebidas espirituosas.
Y, ya lanzados, hoy vamos a perder los alamares, las presillas de adorno que van en las mangas de las chaquetillas de los toreros. Hoy, vestido De purísima y oro, es decir, de azul intenso, como el manto de la virgen, y de amarillo, Manotete cuadra al toro en la plaza de Linares. Y el toro, Islero, lo hiere gravemente. Según muchos, si hubiera tenido mejores cuidados médicos, se hubiera impedido su muerte.
Y, ya lanzados, hoy vamos a perder los alamares, las presillas de adorno que van en las mangas de las chaquetillas de los toreros. Hoy, vestido De purísima y oro, es decir, de azul intenso, como el manto de la virgen, y de amarillo, Manotete cuadra al toro en la plaza de Linares. Y el toro, Islero, lo hiere gravemente. Según muchos, si hubiera tenido mejores cuidados médicos, se hubiera impedido su muerte.
Y, luego, el reservao en
“Gitanillos”,
y, después, la paella de “Riscal”,
y la tarde del manso de Saltillo,
un anillo y unas medias de cristal.
y la tarde del manso de Saltillo,
un anillo y unas medias de cristal.
-”Niño,
sube a la suite dos anisetes,
que hoy vamos a perder los alamares”-
de purísima y oro, Manolete,
cuadra al toro, en la plaza de Linares.
que hoy vamos a perder los alamares”-
de purísima y oro, Manolete,
cuadra al toro, en la plaza de Linares.
(En verdad Manolete no iba vestido ese
día fatídico De purísima y oro, esa es una licencia del autor, que
reconoce que ese nombre del traje es la clave de la canción,
licencia que se vio reconocida cuando el famoso torero José Tomás,
vestido, él sí, De purísima y oro, le brindó su toro a Joaquín
Sabina en la plaza de Linares muchos años después.)
Todo esto sucedía en un tiempo sombrío,
en el que habían pasado ya los nacionales y habían rapado a la señá Cibeles. En
un tiempo de silencio en el que las personas formales volvían a sus cuidados a
una hora decente y no se daban por enterados de nada, unos por miedo, otros
porque preferían mirar para otro lado y bastantes por complacencia con los
vencedores. Y a la hora de la conga, en la madrugada de los burdeles, los
señoritos de gomina, los burgueses de doble vida, los estraperlistas, los
famosos y otras faunas, se marchaban a sus casas cuando ya apuntaba el
amanecer, mientras por san Blas, un barrio cercano al cementerio, descansaban
los pelotones de fusilamiento. Al día siguiente, los periódicos silencian las
siniestras madrugadas de hipocresía y asesinatos y hablan de la película Gilda,
también censurada, claro, y del Atleti de aviación, que era el nombre del
equipo de nuestro cantante, el Atleti de Madrid.
Habían pasado ya los nacionales,
habían rapado a la "señá " Cibeles,
volvían a sus cuidados las personas formales
a
la hora de la conga, en los burdeles,
por san Blas descansaba el pelotón.
Al día siguiente hablaban los papeles
por san Blas descansaba el pelotón.
Al día siguiente hablaban los papeles
de Gilda y
del Atleti de Aviación.
Jesús Bermejo
Noviembre de 2013
Noviembre de 2013
Los Navalmorales: Las Becerras, un paraje singular en los Montes de Toledo
Salís de Madrid hacia el pueblo y vais viendo avanzar el otoño en los campos de viñedos de Méntrida y en las rañas de cereales de Malpica de Tajo. Llegáis a Los Navalmorales, oléis la casa, os ponéis ropa cómoda y después dais una vuelta por el pueblo y hacéis algunos recados. Como llueve levemente, volvéis en seguida y dejáis que la casa os temple y os acoja en esta tarde fría y desapacible. Cena, periódicos, libros, tele. Y luego a la cama. Fuera aúlla el viento.
A la mañana siguiente el sol se ha apoderado de todo, rebrillan los árboles y los tejados, Pipo está echado en el patio y vosotros miráis al cielo, azul y limpio hasta el infinito.
Os vais a Las Becerras, un sitio singular de los Montes de Toledo, en pleno parque de Cabañeros. Pasado el pueblo de Los Navalucillos, el camino discurre por una carretera bordeada de encinas y chaparros, que abandonáis hacia la izquierda para entrar en una inmensa hoya, salpicada de jaras, castaños y robles.
Abajo, en el soto, el amarillo de los álamos y los chopos serpentea suavemente y muestra el curso de algunos arroyos y riachuelos que van a dar en el Pusa, perdiéndose en el horizonte camino de El Chorro, el salto de agua donde la tradición dice que nace el río, al lado del Rocigalgo, el pico más alto de los Montes.
Entrar en el soto de Las Becerras es como volver a un tiempo antiguo, como regresar con vuestros antepasados a un lugar tranquilo y feliz. Un merendero junto a las aguas sosegadas de un riachuelo, la presilla para el baño, el puente mínimo, los álamos y los chopos centenarios, centinelas del tiempo todo el año, de sombras gozosas y agradecidas en verano, junto a las mesas y bancos de madera, y hojas amarillas y marrones en noviembre, para mirar desde la templanza del comedor con chimenea.
Saludáis al dueño del merendero y pasáis a comer un cocido saboso y abundante. Después os vais por un carril pedregoso junto al río, camino de una presa acotada para truchas. Mariví se va paseando con Pipo hasta la presa, y tú te quedas junto al arroyo, y la esperas, mientras miras el paisaje desde el sillón del coche, y notas que te vas durmiendo sosegado, arrullado por el rumor del agua del riachuelo.
Sea invierno, sea verano, en cualquier estación os gusta este sitio: un lugar pacífico, tranquilo, natural e íntimo. Se llama Las Becerras y está en los Montes de Toledo.
Dedicado a Juan Pablo e Isabel, que estarán ahora bañándose en las aguas del Atlántico, junto a las costas de El Hierro.
sábado, 9 de noviembre de 2013
Esto sí es lo que parece
Madrid en la vanguardia.
En el pelotazo inmobiliario.
En los recortes educativos y sanitarios.
En la trama Gurtel.
En la privatización de servicios esenciales.
En el chalaneo de las preferentes de Bankia.
En el todo vale con tal de que el Estado merme al máximo.
Los gobernantes salían elegidos por mayorías absolutas.
Pero nadie pareciera haberles votado.
Después de bien encauzado el gasto a tope,
La deuda al máximo y el adversario reducido al mínimo,
Vinieron los segundones a terminar la faena.
Y así estamos.
El presidente de la Comunidad,
Ansioso con su estimulante alternativa económica:
Un muladar de juego y chalaneo conocido como Eurovegas.
Y la señora Alcaldesa,
Muda ante la ciudad sucia,
Exigente en el pago de tasas y de IBIs
Y paralizada ante las empresas encargadas del servicio,
cuyo objetivo consiste en ganar dinero escatimando el coste.
Así estamos, con tanta externalización:
Calles sucias, obreros sin futuro, ganancias de los ricos,
Sinvergüenzas en espera de juicio, que apenas llega nunca.
Madrid en la vanguardia.
A ver si ya de esta
Les pegamos un puntapié en el trasero,
con el lema sagrado
Cada persona, un voto.
Y después, rendimiento de cuentas ante los jueces
Por haber desgobernado tanto
Y una tanda de años en la arena baldía
Hasta que purguen tanto despilfarro y tanta desvergüenza.
martes, 15 de octubre de 2013
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