En 1999 Joaquín Sabina publicó el
álbum 19 días y 500 noches y en él incluía la canción De
purísima y oro, en la que nos presenta un homenaje a Manolete, el
torero que muere en la plaza de Linares en un lance trágico, que fue resuelto
de forma chapucera y aprovechado de manera escandalosa. Un homenaje
a Manolete y a toda una época, los primeros años de posguerra, un tiempo
detenido en la letra de esta canción, un ambiente triste y gris de un país
vencido, pobre y amordazado. Un país que intenta sobrevivir después de la
devastación, que se engancha a las canciones para después de una guerra, que
intenta dejar atrás la miseria del hambre y de la angustia.
Un país de labradores y jornaleros, de obreros
y empleados menesterosos, de academias de corte y confección, de frías casas
sin calefacción, de sabañones y aceite de ricino, ese recuerdo atroz para
quienes fueron obligados a tomarlo como purga por su pasado republicano. Un
país arrasado y aislado del mundo, sin apenas comercio exterior, con coches
alimentados con gasógeno, toscas prendas de vestir y zapatos topolino para
quienes podían permitirse algún lujo más allá de las alpargatas y las
sandalias. Un país con cartillas de racionamiento, con escasez y
estraperlistas, con tenderos que usaban un lenguaje entre cursi y cheli y
elaboraban carteles como El género dentro por la calor.
Academia de corte y confección,
sabañones, aceite de ricino,
gasógeno, zapatos topolino,
el género dentro por la calor.
sabañones, aceite de ricino,
gasógeno, zapatos topolino,
el género dentro por la calor.
En el Rastro estaban las galerías
Piquer, un comercio especializado de la época. En la inclusa estaban los niños
huérfanos, niños cuyos padres habían muerto en la guerra, niños perdidos, niños
de padres encarcelados, niños pobres, niños con anginas, llenos de miedo y de
tristeza. El hambre y otras miserias multiplicaron los casos de tisis, de
tuberculosis, que según receta popular se combatía con caldos de gallina, es
decir, con una buena alimentación, entonces tan poco común.
Para primores, galerías Piquer,
para la inclusa, niños con anginas,
para la tisis, caldo de gallina,
para las extranjeras, Luis Miguel.
para la inclusa, niños con anginas,
para la tisis, caldo de gallina,
para las extranjeras, Luis Miguel.
Y
en contraste con esa miseria apenas enunciada en la canción, el autor nos
muestra otros ambientes, de gente con dinero y poderío, que se relacionaba con
visitantes extranjeros atraídos por el mundo de los toros y otras
peculiaridades de aquella España. Tales son los casos de Hemingway y Orson
Welles; y también de Ava Gardner, cuya relación con el torero Luis Miguel
Dominguín era de todos conocida.
El mundo de los toros tenía sus
protocolos, sus lugares y sus calendarios. Y en los bares donde se vendían las
entradas de toros siempre había un limpiabotas, un hombre que atesoraba la
historia menuda del lugar y las confidencias de sus clientes, uno de los cuales
le invita a un carajillo, un café con coñac, a la vez que atiende a un
estraperlista y le regala dos buenas entradas de toros, dos barreras.
“Y para el Corpus, retales amarillos que aclaren el morao de las banderas”. El Corpus, la procesión por excelencia, con las calles alfombradas de plantas aromáticas y los balcones adornados con sábanas, mantones y tapices, es invocada por el autor con ese doliente tono de contrastes que aparece a lo largo de la canción, y muestra el empeño de los poderes por disimular el color morado del Corpus, principalmente de los caballeros del Corpus Christi. Disimular ese color morado con retales, sábanas y tejidos de colores amarillos, para que así no se evocase el morado de la bandera de la República, tan cercana y a la vez tan lejos.
“Y para el Corpus, retales amarillos que aclaren el morao de las banderas”. El Corpus, la procesión por excelencia, con las calles alfombradas de plantas aromáticas y los balcones adornados con sábanas, mantones y tapices, es invocada por el autor con ese doliente tono de contrastes que aparece a lo largo de la canción, y muestra el empeño de los poderes por disimular el color morado del Corpus, principalmente de los caballeros del Corpus Christi. Disimular ese color morado con retales, sábanas y tejidos de colores amarillos, para que así no se evocase el morado de la bandera de la República, tan cercana y a la vez tan lejos.
Para el socio del limpia, un carajillo,
para el estraperlista, dos barreras,
y para el Corpus, retales amarillos
que aclaren el morao de las banderas.
para el estraperlista, dos barreras,
y para el Corpus, retales amarillos
que aclaren el morao de las banderas.
Este es el escenario de la canción,
descrito con nombres y adjetivos, en las pinceladas de las tres primeras
estrofas. Ahora empieza la acción, ahora vienen los verbos, una acción cuyos
protagonistas son los vencedores de la guerra. De ahí ese Tercer año
triunfal, tan repetido en radios y noticiarios como el último parte de
guerra:
"Cautivo y desarmado el Ejército
rojo, las tropas nacionales han alcanzado sus últimos objetivos militares. La
guerra ha terminado.
Burgos, 1 de abril de 1939.
El Generalísimo Franco.”
Era
su tercer año triunfal, a contar desde que empezó la guerra; para ellos, una
nueva era; una nueva era que querían imponer a todos los españoles. Era su
tercer año triunfal, sí. Y en un país donde todo era escasez, hambre y dolor,
había señoritos fascistas peinados con brillantina que se divertían a sus
anchas en salas de fiestas como Alazán, y que en medio de sus borracheras y con
la impunidad más absoluta, terminaban su fiesta dando una paliza a algún
cantante, como le sucedió a Miguel de Molina, por ser republicano y gay ( Ellos,
los nacionales, decían: Por rojo y por maricón). Por su
seguridad, Miguel de Molina se vio obligado a embarcar hacia la Argentina.
Tercer año triunfal, con brillantina,
los señoritos cierran Alazán,
y, en un barquito, Miguel de Molina,
los señoritos cierran Alazán,
y, en un barquito, Miguel de Molina,
se embarca, caminito de ultramar.
Habían pasado ya los nacionales…En noviembre de 1936 empezaron los
primeros bombardeos sobre Madrid. No cesaron hasta el final de la guerra. En
aquel noviembre, el pueblo se levantó contra el fascismo e impidió la entrada
en la capital del ejército franquista, los nacionales. Aquella
impetuosa resistencia se inmortalizó en el célebre lema No pasarán. Y
ese lema, esa consigna fue convertida en sangrante afrenta en el chotis Ya
hemos pasao, cantado por Celia Gámez.
Habían pasado ya los nacionales y Habían rapado a la señá Cibeles, a ella, la diosa de la famosa fuente madrileña, aquella fuente protegida por una estructura de hormigón durante toda la guerra, para que no fuese destruida por los bombarderos nazis. Sí, habían rapado ya a la señá Cibeles, como hicieron con tantas mujeres republicanas de todo tipo y clase, que fueron ultrajadas, rapadas al cero, embadurnadas con pez y paseadas desnudas en carretas infames como castigo y escarnio. Habían pasado ya los nacionales, dejando un rastro de sangre, dejando un rastro de lágrimas.
Habían pasado ya los nacionales y Habían rapado a la señá Cibeles, a ella, la diosa de la famosa fuente madrileña, aquella fuente protegida por una estructura de hormigón durante toda la guerra, para que no fuese destruida por los bombarderos nazis. Sí, habían rapado ya a la señá Cibeles, como hicieron con tantas mujeres republicanas de todo tipo y clase, que fueron ultrajadas, rapadas al cero, embadurnadas con pez y paseadas desnudas en carretas infames como castigo y escarnio. Habían pasado ya los nacionales, dejando un rastro de sangre, dejando un rastro de lágrimas.
Y parafraseando el comienzo del último
parte de guerra, Cautivo y desarmado [el Ejército rojo] , las
tropas nacionales, una vez alcanzados sus últimos objetivos militares, se
divierten en Los Grabieles hasta la madrugada, la hora de la zambra,
con el frío en la calle y el vaho en los cristales. Otros nacionales,
formando un pelotón, fusilan cada amanecer a decenas y decenas de presos
republicanos junto a las tapias del cementerio del Este, o de la Almudena, no
muy lejos de la plaza de toros de Las Ventas.
Al día siguiente, en aquella España
amordazada, los periódicos hablaban de Celia Gámez, del escritor Pemán (autor
del famoso poema La bestia y el ángel, en el que la bestia era la
República y el ángel, el general Franco) y del bayón, un baile popularizado por
la película Ana, que, cómo no, fue censurada en el momento
en el que Silvana Mangano interpreta El bayón de Ana.
Habían pasado ya los nacionales,
habían rapado a la señá Cibeles,
cautivo y desarmado el vaho de los cristales
a la hora de la zambra, en Los Grabieles,
por Ventas madrugaba el pelotón.
Al día siguiente hablaban los papeles
de Celia, de Pemán y del bayón.
Estamos en España, en los años cuarenta,
un tiempo de silencio. En la segunda parte de la canción se nos presenta un
espacio privilegiado, solo accesible para la clase alta, para cantantes de
postín y toreros famosos y para extranjeros ricos. Es el bar Chicote, en
plena Gran Vía de Madrid, recién bautizada como avenida de José Antonio, el
fundador de Falange, el partido único. En Chicote también tienen cabida
estraperlistas, contrabandistas de la tan ansiada como carísima penicilina, y
prostitutas de alto postín.
Enseñando las garras de astracán,
reclinada en la barra de Chicote,
La bien pagá derrite, con su escote,
la crema de la intelectualidad.
reclinada en la barra de Chicote,
La bien pagá derrite, con su escote,
la crema de la intelectualidad.
Esa prostitución de alto postín aparece
en nuestra canción como La bien pagá, un guiño a otra canción
popularizada precisamente por Miguel de Molina, esa bien pagá que enseña sus
garras de astracán, un abrigo de piel que simboliza aquel ambiente y aquel
dinero sucio, y derrite a la crema de la intelectualidad, en
alusión a otra célebre canción del mejicano Agustín Lara dedicada a
Madrid: Y en Chicote un agasajo postinero/ con la crema de la
intelectualidad. Sí, claro que hubo intelectuales fascistas,
bastantes. Y otros muchos se fueron adhiriendo por acomodo y para buscar su
sitio. Y también los hubo que no se doblegaron y sufrieron lo suyo hasta que
fueron encontrando sus maneras de vivir en los márgenes de aquel régimen.
Por entonces, esas mujeres que
frecuentaban Chicote y otros sitios de moda, imitaban a prototipos de la época,
uno de los cuales fue Eva Perón, que vino a España junto a su marido, el
general Perón, que era presidente de Argentina, cuando ningún jefe de estado
visitaba la España de Franco. Eva Perón llevaba el pelo recogido en rodetes, a
la manera de la dama de Elche, la escultura ibérica. Esas mujeres tomaban
cócteles elaborados con el licor Parfait amour y a veces
imitaban, en lugares más discretos, la forma de vestir de la protagonista de la
película Rebeca, de Alfred Hitchcock, en concreto aquella chaqueta de lana
que pasó a llamarse rebeca, y que, en armonía con el uniforme de Falange, en la
canción es de color azul marino.
Permanén, con rodete Eva Perón,
Parfait amour, rebeca azul marino,
-”Maestro, le presento a Lupe Sino,
lo dejo en buenas manos, matador”.
Y fue en aquel bar Chicote donde a
Manolete, que ya era un torero famoso, le presentaron a Lupe
Sino, una mujer de la que se enamora el diestro y que nunca fue admitida
ni por su familia ni por su entorno, y cuyo emparejamiento sin casarse era un
engorro diario para aquel régimen, ya que se vio en un aprieto, pues Manolete
era un personaje muy popular. Le presentan a Lupe Sino, surge el flechazo y
nuestro cantante nos los lleva por los lugares famosos de Madrid, el bar
Gitanillos, el restaurante Riscal, la plaza de Ventas, con toros de la
ganadería Saltillo, las joyerías, las tiendas caras, los hoteles de lujo y las
bebidas espirituosas.
Y, ya lanzados, hoy vamos a perder los alamares, las presillas de adorno que van en las mangas de las chaquetillas de los toreros. Hoy, vestido De purísima y oro, es decir, de azul intenso, como el manto de la virgen, y de amarillo, Manotete cuadra al toro en la plaza de Linares. Y el toro, Islero, lo hiere gravemente. Según muchos, si hubiera tenido mejores cuidados médicos, se hubiera impedido su muerte.
Y, ya lanzados, hoy vamos a perder los alamares, las presillas de adorno que van en las mangas de las chaquetillas de los toreros. Hoy, vestido De purísima y oro, es decir, de azul intenso, como el manto de la virgen, y de amarillo, Manotete cuadra al toro en la plaza de Linares. Y el toro, Islero, lo hiere gravemente. Según muchos, si hubiera tenido mejores cuidados médicos, se hubiera impedido su muerte.
Y, luego, el reservao en
“Gitanillos”,
y, después, la paella de “Riscal”,
y la tarde del manso de Saltillo,
un anillo y unas medias de cristal.
y la tarde del manso de Saltillo,
un anillo y unas medias de cristal.
-”Niño,
sube a la suite dos anisetes,
que hoy vamos a perder los alamares”-
de purísima y oro, Manolete,
cuadra al toro, en la plaza de Linares.
que hoy vamos a perder los alamares”-
de purísima y oro, Manolete,
cuadra al toro, en la plaza de Linares.
(En verdad Manolete no iba vestido ese
día fatídico De purísima y oro, esa es una licencia del autor, que
reconoce que ese nombre del traje es la clave de la canción,
licencia que se vio reconocida cuando el famoso torero José Tomás,
vestido, él sí, De purísima y oro, le brindó su toro a Joaquín
Sabina en la plaza de Linares muchos años después.)
Todo esto sucedía en un tiempo sombrío,
en el que habían pasado ya los nacionales y habían rapado a la señá Cibeles. En
un tiempo de silencio en el que las personas formales volvían a sus cuidados a
una hora decente y no se daban por enterados de nada, unos por miedo, otros
porque preferían mirar para otro lado y bastantes por complacencia con los
vencedores. Y a la hora de la conga, en la madrugada de los burdeles, los
señoritos de gomina, los burgueses de doble vida, los estraperlistas, los
famosos y otras faunas, se marchaban a sus casas cuando ya apuntaba el
amanecer, mientras por san Blas, un barrio cercano al cementerio, descansaban
los pelotones de fusilamiento. Al día siguiente, los periódicos silencian las
siniestras madrugadas de hipocresía y asesinatos y hablan de la película Gilda,
también censurada, claro, y del Atleti de aviación, que era el nombre del
equipo de nuestro cantante, el Atleti de Madrid.
Habían pasado ya los nacionales,
habían rapado a la "señá " Cibeles,
volvían a sus cuidados las personas formales
a
la hora de la conga, en los burdeles,
por san Blas descansaba el pelotón.
Al día siguiente hablaban los papeles
por san Blas descansaba el pelotón.
Al día siguiente hablaban los papeles
de Gilda y
del Atleti de Aviación.
Jesús Bermejo
Noviembre de 2013
Noviembre de 2013
Amigo Jesús: Termino de ver tu página y me encanta como desenrollas la canción de Sabina; lo digo así, ya que tienes la capacidad de explicar cada fotograma de aquella época, que surgen en nuestra mente al leerte. Sabina llega a nuestros interiores con música y pone en funcionamiento nuestra mente; tú nos enseñas la historia de cada frase. Un abrazo. Lupe
ResponderEliminarExcelente analisis! Llevo mucho tiempo difrutando de esta cancion y ahora se me abrio un nuevo camino al por fin poder entender el contexto, las palabras, los nombres, los lugares...en definitiva la cancion. Muy buen analisis y una cancion para sacarse el sombrero.
ResponderEliminarGracias por la explicación, esta canción sin entender mucho lo que dice siempre me causó emoción, una emoción que me hablaba de una época pasada de una España que parecía que pasaba con sus banderas moradas, ahora que desde mi país Chile y amante de la música de Sabina, gracias a tu explicación logro entender lo bello de la canción y lo doloroso de su contenido, una lástima que parece que se repite en todos lados el dolor de los muchos la sangre y el aprovechamiento de los pocos.
ResponderEliminarSaludos y gracias
Me alegra que mi artículo te haya gustado.
ResponderEliminarY ahora que el maestro Sabina anda algo mal en la clínica, le deseamos desde aquí una pronta recuperación
Estoy estupefacta. Me estoy dando cuenta que no sabía nada de esta canción.
ResponderEliminarMuchísimas gracias. Ahora veo la España que Sabina nos muestra en esta hermosa canción.
ResponderEliminarSaludos desde Uruguay.
La verdad es que esta es una canción que gusta y que emociona, y uno no sabe muy bien por qué. Por eso me propuse analizarla, para entender mejor esa emoción. Más de una vez he oído decir a su autor que, de todas las suyas, es la canción que más le emociona. Por algo será. Saludos, Susana.
ResponderEliminarExcelente descripción de una joya de canción.
ResponderEliminarExcelente descripción de una canción tan hermosa, como trágica. ¡Gracias!
ResponderEliminar¡Impresionante el análisis que has hecho de este hermoso y triste poema hecho canción...! Me uno a los comentarios anteriores: es una canción que siempre me ha emocionado, pero que no llegaba a entender totalmente porque me faltaba el contexto... Me imagino que el mismo Sabina tuvo que documentarse bastante para retratar ese ambiente del Madrid de los años 50's, porque en esa época él era un niño que vivía en Ubeda.... Quería hacer solo un pequeñísimo apunte: el 'bayon' es un baile que aparece en la película 'Ana', no en 'Arroz amargo', ambas protagonizadas por la bellísima Silvana Mangano. Lo sé porque es una de las películas favoritas de mi madre... Según dice, está película causó un gran revuelo y expectación entre los espectadores masculinos, junto con las películas de la sensual Sara Montiel, en la reprimida sociedad de la posguerra... ¡Enhorabuena por tu exhaustivo análisis de esta canción, se nota que eres un Sabinero de pro, jejeje! ¡Un saludo!
ResponderEliminarGracias, muchas gracias
EliminarCorrijo el error de El bayón de Ana.
Gracias! Desde ahora voy a oírla enterada, además de emocionada!
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