
jueves, 25 de mayo de 2023
miércoles, 24 de mayo de 2023
Tina Turner siempre
El País. 24.05.2023
Diego A. Manrique
Tina Turner era esencialmente una superviviente.
Nacida Anna Mae Bullock en 1939, la vocalista, fallecida este miércoles, abandonó su vida
en el sur rural de Tennessee cuando se instaló con su madre en San Luis, en
Misuri. De cantar en la iglesia pasó a frecuentar los locales nocturnos de la
ciudad. Allí conoció en 1957 a Ike Turner, el líder de los Kings of Rhythm, con los que
comenzó a cantar. Ike era un veterano que subsistía en un negocio duro, siempre
en la frontera con la ilegalidad; entendió que había un filón en la fiereza
interpretativa de Tina y la convirtió en su esposa en 1962.
Como Ike & Tina Turner, acumularon éxitos en las
listas de rhythm and blues, es decir, en el mercado afroamericano.
Las jugadas de Ike, que prefería ir saltando entre discográficas, no ayudaron a
establecerlos como primeras figuras. Sin embargo, en 1966 aceptaron una
propuesta para grabar con el productor Phil Spector, que en realidad solo quería trabajar con Tina.
El resultado fue un tema orgásmico, River Deep, Mountain High, que
fracasó en Estados Unidos, pero impactó en Europa. En el Reino Unido, Tina se
convirtió en artista de culto. La fascinación de Mick Jagger, Rod Stewart o
David Bowie desembocaría en su llegada al mainstream.
Los Rolling Stones contratarían a Ike & Tina Turner para su gira
estadounidense de 1969: el público blanco se quedó boquiabierto ante la
sexualidad turbo de Tina y sus bailarinas, las Ikettes. Ike, que rara vez
pensaba más allá del corto plazo, comprendió que era el momento para
establecerse en el mercado del rock. Lo hicieron con versiones tórridas de
éxitos como Proud Mary (Creedence Clearwater Revival) y Come
together (The Beatles), aparte de rotundos temas originales como Nutbush
City Limits, una creación de Tina que celebraba sus orígenes.
Lo que Tina se callaba era que la vida con Ike,
cocainómano, era infernal. Hasta que en 1976 lo abandonó en Dallas (Texas) y
pidió el divorcio. Ese sería el punto central de su maquillada autobiografía,
luego reflejada en el correspondiente biopic —donde fue
encarnada por Angela Bassett— y en el musical Tina.
Tuvo que empezar de nuevo y debió aceptar todo tipo de
bolos alimenticios, flirtear con la disco music y aparecer en
el circuito de nightclubs o, para su eterna vergüenza, en la
Sudáfrica del apartheid. No fue fácil: precisamente, tal día
como hoy, en 1979, debutó en España con un concierto en el Palacio de los
Deportes barcelonés… que no llenó (volvería más veces, ya con éxito de
público).
Ese mismo año, conectó con Roger Davies, un manager australiano
que desarrolló un inteligente plan para potenciar su carrera. Firmó con la
multinacional Capital Records y se dedicó a hacer discos con canciones
seleccionadas para resaltar su imagen de mujer sensual y empoderada; a fin de
garantizar la potencia de su oferta, contaba con diferentes productores que
cubrían desde el techno pop al rock. Su álbum Private
dancer (1984) vendería millones y sería el prototipo de una nueva
manera de entender el pop de amplio espectro, imitada luego en el lanzamiento
de Whitney Houston y otras divas.
Dominó las ondas y los escenarios durante los ochenta y los noventa. Lo cierto es que no paró: se apuntaba a duetos con sus admiradores británicos y apareció poderosa en una película de la saga Mad Max. Y rehizo su vida con un ejecutivo discográfico, el alemán Erwin Bach, con el que compartía creencias budistas. Se retiró en 2000, aunque todavía protagonizaría una gira de despedida en 2008. Para entonces, ya residía en Suiza, país que se portó bien con ella. En agradecimiento, en 2013 se naturalizó suiza y renunció a la nacionalidad estadounidense.
miércoles, 17 de mayo de 2023
Rebaño
Inteligencia de
rebaño
Alex Grijelmo. El
País, 15 de enero de 2021
La palabra “rebaño” se ha convertido en
positiva. Ahora asumimos ser parte de un rebaño si eso nos da inmunidad, sin
importarnos que la metáfora implique una asociación de ideas con los borregos.
“Rebaño” no sólo designa a un grupo de
ovejas, sino también a un “conjunto de personas que se mueven gregariamente o
se dejan dirigir en sus opiniones, gustos, etcétera”. Por su parte, un
“borrego” es también quien “se somete gregaria o dócilmente a la voluntad
ajena”.
Usamos el nombre común de algunos animales
para insultarnos o despreciarnos: burro, acémila, perra, gorila, cernícalo,
buitre, cerdo… Pero en el caso de “rebaño” hemos ido transformando su
descalificador significado metafórico (grupo de individuos acríticos) para
apropiarnos de sus ventajas: algo bueno habrán visto las ovejas en ir todas
juntas.
Hace ocho años, unos investigadores de la
Universidad de Londres colocaron microprocesadores en estos animales para
observar desde un satélite sus movimientos y la manera en que el rebaño se
reconfigura cuando aparece un peligro (por ejemplo, un lobo). Y las ovejas en
esos casos, lejos de salir despavoridas en todas las direcciones, huyen hacia
el centro del grupo. Su instinto de supervivencia las conduce a apretarse para
reducir las probabilidades de ser elegidas por el depredador. Se trata del
mismo sentido de protección y cuidado mutuo que las lleva a evitar las
aglomeraciones en la salida de un cercado y desalojarlo más ordenadamente que
como lo haríamos los seres humanos.
Ya se ve que tenemos cosas que aprender de
los rebaños.
Los lexicógrafos no conocen con certeza el
origen remoto de esta palabra peculiar del castellano y del portugués
(rebanho). Hace seis siglos se decía en castellano “rabaño” (variante que
todavía pervive en zonas rurales de España). Los eminentes lexicógrafos Joan
Corominas y José Antonio Pascual (Diccionario crítico etimológico castellano e
hispánico) se inclinan por relacionarla con un hipotético “ramaño” intermedio,
derivado de “rama” y relacionado a su vez con el catalán ramada (que significa
precisamente “rebaño”). De ese modo, se supone que este grupo de animales fue
vinculado en catalán y en castellano con la imagen de un haz de ramas o de
varas, agrupadas y juntas como las ovejas; o bien con la rama o vara que maneja
el pastor (de ahí que aún se diga “vara de cerdos” en referencia a un grupo de
medio centenar de cochinos).
Las interpretaciones actuales de “rebaño” nos
presentan un grupo homogéneo de animales o, en sentido metafórico, de personas;
que en ambos casos se amparan unas a otras y actúan coordinadamente, por lo
general bajo el mando de un pastor, ya sea religioso (el mismo Jesucristo es
representado así), político o, ahora, científico.
Con todo eso, resulta fácil asumir la
locución “inmunidad de rebaño”, que el banco de datos de la Academia documenta
en 2003: la consiguen quienes aceptan la vacuna para que todos queden a salvo.
En este caso, se trata de que el coronavirus no disponga de domicilios corporales
que asaltar al haberse instalado en ellos las pertinentes alarmas, y le sea difícil
hallar, estadísticamente hablando, a personas desamparadas pero distantes entre
sí y camufladas en el grupo. Con un 70% de gente segura, se considera que vamos
bien. El rebaño funciona.
Y con el rebaño, funciona la palabra. Antes sonaba mal. Pero ahora el gregarismo inteligente de los corderos puede inspirarnos. Si hay que balar, se bala.
La Bajada de El
Hierro
Jesús Bermejo
Emilio, el guía de El Julan, nos dijo que la romería de la Bajada sigue los mismos pasos que un rebaño: En éste hay dos ovejas guías, quienes por indicación del pastor dirigen el rebaño yendo a izquierda o derecha según aquél indique. Y las ovejas y demás miembros del rebaño que se descaminen son de inmediato obligadas por el perro a seguir la orden del pastor. En la Bajada, los guíos dirigen a los pitos y los danzantes, y el papel del perro lo representan los tambores y los bombos, que marcan el ritmo incansablemente a lo largo de toda la romería. Es ésta por tanto una fiesta antigua, una fiesta de pastores.
De vacas y lobos
Jesús Bermejo
Recién
releído un texto de Cela sobre los lobos y la palabra alobarse, le
pregunté un día a mi padre, si se usaba en el pueblo dicha palabra, y me
dijo que él no la había oído. Y luego me contó una historia.
"En mis tiempos sí había bastantes lobos cerca del pueblo. Había muchas vacas y ovejas y cabras, entonces abundaban, no como ahora. Un día de junio las vacas nuestras, con los chotos y los terneros, se presentaron en el pueblo. Se habían escapado del Llano Mayor, junto a la sierra. Al ojear el camino, vimos que a uno de los chotos lo habían matado los lobos en la cerca Marigonzal, cuando venían al pueblo por la mañana. Se conoce que los lobos estuvieron rondándolas y por eso se escaparon. Esa noche las vacas durmieron en el pueblo, pero a la mañana siguiente las llevamos de nuevo al Llano Mayor. Cuando fuimos a asomarnos al otro día, las vacas no estaban en el prado. Se habían escapado, pero ya no volvieron al pueblo; se fueron por el cordel a Extremadura, a la dehesa donde habían estado el invierno anterior. Las pudimos pillar con los caballos ya cerca de Plasencia..."
sábado, 13 de mayo de 2023
Pregón de las Fiestas del Cristo de la Fuente 2023
A finales de marzo recibí la petición de dar el pregón de las Fiestas del Cristo de la Fuente, que se celebran en Los Navalmorales en torno al segundo fin de semana de mayo. Acepté el encargo y a ello me puse. Y fue ayer, viernes, doce de mayo de 2023 cuando leí el pregón en la Plaza de los Seis Caños, un pregón que traigo aquí como santo y seña y como recuerdo.
"Señor Presidente
de la Asociación Cultural Santísimo Cristo de la Fuente, señor Alcalde, autoridades,
familiares, navalmoraleñas y navalmoraleños, amigos todos: Muy buenas noches.
Quiero que
mis primeras palabras sean de agradecimiento al Presidente de la Asociación, y
a su Junta Directiva, por haber pensado que yo, un forastero, podría ser el
pregonero de estas fiestas del Cristo de la Fuente de 2023. Espero cumplir el
encargo de la mejor manera posible y confío en no acabar en el pilón. Algo en
mi interior me dice que no será así.
A finales de 1994 vine por primera vez a Los Navalmorales, de la mano de Mariví Navas. Era una tarde fría de invierno, y en esta misma plaza de los Seis Caños se estaba celebrando el Belén viviente. Me gustó mucho el ambiente que se respiraba y la vida que latía en cada caseta, en cada canción y en cada gesto. Allí comenzó mi relación con Los Navalmorales. Allí empecé a conocer vuestras costumbres, vuestra historia, los trabajos que desempeñáis y vuestras fiestas.
Tres imágenes
me vienen siempre a la cabeza cuando hablo de Los Navalmorales, y constituyen para
mí algo así como el emblema del pueblo. La primera imagen es ese continuo manto
de olivas que se extiende por todo el término municipal. Olivas, sí, en
femenino, que es como la gente de esta tierra llamáis a los olivos. Esos rugosos
y delicados árboles, de tronco mineral y retorcido, que dan un aceite de
calidad superior. “El mejor aceite del mundo”, decía Sixta Sánchez-Élez, la
madre de Mariví. El mejor aceite del mundo, ese aceite de oliva virgen extra
que es el símbolo del trabajo de los navalmoraleños, de su tesón y de su
inteligencia. Un aceite obtenido con el conocimiento y la destreza que
generaciones y generaciones han ido acumulando a lo largo de los siglos, empeñadas
en el cultivo cada vez más esmerado de esas olivas de presencia centenaria.
La
segunda imagen que me viene a la mente cuando hablo de Los Navalmorales es la
torre de la iglesia, ese esbelto y espigado monumento, terminado en 1673, que
con su gracia aérea parece cobijar el amable caserío de teja árabe, los
sombreados patios y las tranquilas plazas de la villa. La he visto desde todos
los sitios, desde la sierra del Santo y desde el cerro Gorra; surgiendo de
repente al doblar una esquina o paseando por las calles de Tierra Toledo;
apareciendo por sorpresa al venir desde Santa Ana o destacando majestuosa al llegar
de Los Navalucillos. Muchas veces me he acercado a la torre y he admirado su
verticalidad y su elegancia, la geometría y el dinamismo de su vuelo. Es, como
todo el mundo sabe, La buena moza, el edificio más noble de la villa.
La tercera imagen que me viene a la mente es la Fuente de los Seis Caños, la referencia imprescindible de esta plaza a la que da nombre, el monumento civil más antiguo del pueblo, el sitio en el que, desde hace casi cuatrocientos años, las gentes de Los Navalmorales se han dado cita para abastecerse de agua, dar de beber a los animales, y celebrar mercados y fiestas. Y justo al pie de la Fuente de los Seis Caños, enlazando los dos antiguos pueblos que en 1835 se unieron en uno solo, la capilla del Cristo se ofrece humilde y magnífica ante el caminante, y en su interior todo gira en torno al Cristo de la Fuente, ese Cristo honrado siempre con hermosas flores frescas, que protege, dulce y armoniosamente, la fe y las ganas de vivir de esta comunidad, una comunidad que lo celebra cada año en estas alegres fiestas de primavera.
Mi infancia son recuerdos vividos alrededor de otras fuentes, vivencias que
guardo de mi pueblo pequeño y serrano entre las cumbres de Gredos. Yo no puedo
hablar de mis recuerdos infantiles junto a la Fuente de los Seis Caños, porque
mis recuerdos son otros. Pero, desde que vine a Los
Navalmorales, me he empeñado en conocer con precisión la historia de esta fuente
tan hermosa, de esta fuente que tanto me gustó desde aquella lejana tarde de
1994.
En el Diccionario geográfico, estadístico e histórico de España y sus
posesiones de ultramar, publicado por Pascual Madoz hace casi dos siglos, aparece
una entrada dedicada a Los Navalmorales, y en ella se puede leer este texto:
"Se surte el vecindario de aguas potables en una Fuente de 6 caños, construida en 1627, que hay en una de las plazas, con un pilón de 11 pasos de largo y 5 de ancho, para las caballerías: su calidad, un poco gruesa con algo de sulfato de cal”.
Hay una fotografía de la Plaza de los Seis Caños que me gusta especialmente. Es una fotografía fechada en 1902 que hizo un reportero llamado Hermenegildo Fernández. Cuando Mariví Navas, allá por 1999, estaba preparando la edición del libro Recuerdos y memorias de Telesforo Navas, su padre, vio que, entre sus papeles, había una revista de Madrid, cuyo nombre era Por esos mundos, en la que aparecía una foto de la plaza de los Seis Caños. Sorprendida ante semejante hallazgo, Mariví encargó una buena reproducción de la foto, pues la copia estaba muy deteriorada, y me invitó a restaurarla. En dicha foto se puede observar la plaza de los Seis Caños desde el paseo de Perales. A la izquierda se vislumbra un lateral de la capilla del Cristo de la Fuente y de la posada y, a su lado, el herradero. A continuación, una casa en cuya fachada se puede contemplar el primer reloj público de veinticuatro horas fabricado en España, cuyo autor, según contaba el citado periodista, era un chico de dieciocho años, rubio y de expresivas facciones, llamado Gregorio Talavera. Más a la derecha, se acierta a ver la Fuente de los Seis Caños y un animal abrevando en su pilón. Debidamente documentada, se publicó esta foto en la cubierta del libro de Telesforo Navas. Y unos años después, se reprodujo en los números 26 y 33 de la revista Forja, con el fin de darle la máxima difusión.
A lo largo de los tiempos, la Fuente de los Seis Caños ha sido incorporada al folklore de los Navalmorales y en algunas de sus canciones aparece como símbolo y reclamo. Pero hay una composición en la que la fuente brota como agua llena de gracia; es la Rondeña, una de cuyas estrofas, como bien sabéis, reza así:
Corriendo continuamente
Seis caños hay en mi pueblo
Corriendo continuamente.
En el verano agua fresca
y en el invierno caliente
seis caños hay en mi pueblo.
Nunca me cansaré en mi afán por destacar la importancia de la Fuente de los Seis Caños, no solo por su antigüedad sino también por su sencillez. Una equilibrada combinación de materiales y formas que convendría cuidar con mucho esmero y mantener siempre limpia como los chorros del oro, procurando que nada, ni siquiera los árboles o las plantas, destaque más que la propia Fuente. Y así se podría celebrar con orgullo que, en la plaza más emblemática del pueblo, una humilde fuente, que en 2027 va a cumplir los cuatrocientos años, es tratada con respeto y con mucho cariño por todos los navalmoraleños.
Quizá porque
Los Navalmorales es un pueblo acogedor y solidario, un pueblo que ha sabido
recibir al forastero viniera de donde viniera, si consigo traía ganas de
progresar, de trabajar y de convivir, es por lo que se ha decidido que hoy sea yo,
un forastero, el que dé el pregón de estas fiestas del Cristo de la Fuente. Estoy
seguro de que se me ha invitado a dar este pregón porque desde siempre me ha
gustado participar en la vida cultural y asociativa del pueblo, coordinando
lecturas en la Biblioteca, preparando paseos del Taller de lectura por diversos
barrios históricos de Madrid, escribiendo para la revista Forja o colaborando
en las ferias de artesanía y en otras muchas actividades.
Y estoy
seguro también de que se me ha invitado porque se sabe que me gustan mucho las
fiestas y el baile, la jovialidad de la música y el optimismo que genera la
convivencia. Soy una persona convencida de que las fiestas ensanchan y fortalecen
las relaciones de una comunidad, porque son la muestra más palpable de la
alegría de vivir.
Por todo ello, navalmoraleñas y navalmoraleños, amigos todos: Os invito a disfrutar de estas fiestas en honor del Santísimo Cristo de la Fuente, con moderación y con respeto, sí, pero también con energía y con toda vuestra vitalidad.
¡Viva el Santísimo Cristo de la Fuente!
¡Viva el pueblo de Los Navalmorales!"
jueves, 11 de mayo de 2023
Inteligencia artificial y ética
Hace
un par de días me llegó un texto del Presidente de Telefónica, José María
Álvarez-Pallete, acerca de la Inteligencia Artificial. Y como me ha parecido
muy interesante, lo traigo aquí.
Inteligencia artificial y ética
Somos una generación afortunada. Vivimos inmersos en la mayor revolución
tecnológica de la historia de la humanidad. Y acaba de comenzar. Si creíamos
que la convergencia entre la llegada de internet y la capacidad de computación,
el mundo de la web 2.0 y el teléfono móvil, eran un cambio profundo, algo mucho
más grande se está abriendo paso.
Cuando parecía que la ley de Moore empezaba a alcanzar su límite físico,
descubrimos las redes neuromórficas que, emulando la forma en la que neuronas y
sinapsis funcionan en nuestro cerebro, amplían la capacidad de analizar y
procesar información, mientras se sigue acercando el momento de la computación
cuántica.
Cuando pensábamos que los algoritmos y los modelos de Big Data eran el
presente y el futuro, surge algo mucho más poderoso y sorprendente como la
inteligencia artificial. Una acumulación de tecnologías (reconocimiento de voz,
reconocimiento de imagen, algoritmos de aprendizaje profundo), y nos deslumbra
con la irrupción de un modelo imperfecto, pero inquietantemente poderoso como
chat GPT.
Cuando aún asimilamos el brutal impacto de la web2 en nuestras vidas con sus redes sociales, plataformas, y sus derivadas sociales y económicas, descubrimos el mundo de la web 3 con la llegada de realidades virtuales o aumentadas, descentralización masiva con la adopción generalizada de blockchain (1) y la irrupción de la tokenización (2).
Cuando parecía que las redes de telecomunicaciones serían una limitación a
la explosión de datos que generamos cada día, surgen las redes de fibra y 5G
que, una vez desplegadas, evolucionan y ya no son redes de telecomunicaciones
sino superordenadores presentes en cada rincón de cada territorio.
La confluencia de una prácticamente ilimitada capacidad de procesamiento y
almacenamiento de datos, unos superordenadores terrestres (las antiguas redes
de comunicaciones) que complementan y superan el poder de la nube, una web3 que
rompe las reglas del juego de la web2 y descentraliza masivamente el mundo de
internet, abonan el camino para el gran cambio que es la irrupción masiva de la
inteligencia artificial. Con ella, la posible llegada de la denominada
inteligencia artificial generativa (AGI).
La AGI es, para muchos tecnólogos, un punto de inflexión en la humanidad,
probablemente superior a lo que fue la llegada de la imprenta o la fisión
nuclear. La AGI es un sistema computacional capaz de generar nuevo conocimiento
científico y de realizar cualquier tarea humana. Es imposible determinar el
momento en que llegará, pero estamos cerca. Cada vez más cerca.
La velocidad de aprendizaje de los actuales modelos de inteligencia
artificial AI ha aumentado en un factor de 100 millones de veces en los últimos
10 años, tal y como recuerda el FT en un reciente artículo sobre el desarrollo
de la IA “We must slow down the race to
God-like AI”. El porqué es muy sencillo: en 2012 los sistemas de AI
eran entrenados con cantidades muy limitadas de datos y capacidad de cómputo.
Hoy, alimentamos a la AGI con todos los datos disponibles en internet y
cada día hay más.
El resultado es que hoy, la AGI es capaz de superar el examen de acceso
médico y a la abogacía en el percentil más alto. Hoy, la AGI escribe el 40% del
código de un ingeniero de software y empieza a desarrollar capacidades
complejas como el engaño. Nuestra capacidad de distinguir un texto generado por
AGI o por un humano es ya imposible en la práctica.
La tecnología siempre ha hecho avanzar a la humanidad. La AGI tiene la
capacidad de hacerlo de forma exponencial. Como ejemplo, DeepMind desarrolló en
2021 un modelo capaz de predecir la forma de los aminoácidos que componen las
proteínas. Esta capacidad estaba al 30% y DeepMind la llevó al 60%. Con este
descubrimiento podemos diseñar cultivos resistentes al cambio climático,
desarrollar nuevas medicinas, o generar enzimas capaces de degradar el
plástico.
Pero también, y como ya ha ocurrido en anteriores revoluciones
tecnológicas, no podemos dejar que campe a sus anchas. No todo lo que la
tecnología es capaz de hacer es bueno o socialmente aceptable.
Una AGI descontrolada o con afán de poder es un riesgo existencial. Podría
elaborar moléculas dañinas para el hombre o llevar los modelos de fake news o
deep fakes a convertirse en una amenaza para la democracia a través de campañas
masivas de desinformación sistemática e indetectable. Una inteligencia
ilimitada puesta al servicio de intereses particulares puede crear armas
químicas o cibernéticas. Las propias empresas que desarrollan AGI lo hacen sin
saber cómo detener el proceso cuando la propia AGI adquiera una autonomía
incontrolable. En el primer trimestre de 2023 las compañías que desarrollan AGI
recibieron 11 millardos de dólares, la misma inversión que habían recibido en
los 10 años anteriores.
Aceleramos,
pero, ¿hacia dónde?
Es el momento sobre todo de las Ciencias Sociales. La tecnología ya está
aquí pero no debemos dejarla sola. Es el momento de la sociología, la
filosofía, la antropología, el derecho… De decidir cómo queremos que esto pase
y sea bueno para todos, y no solo para unos pocos.
¿Es ético poder elegir el coeficiente intelectual de nuestros hijos?
¿Podemos alimentar los sistemas de AGI con los datos que contienen sesgos
raciales, de género o de estatus socioeconómico? ¿Dónde quedan derechos
analógicos esenciales como privacidad, seguridad o el derecho a la verdad?
¿Cómo defender a la democracia de las amenazas híbridas de ciberseguridad y
desinformación? ¿Cómo asegurarnos que los datos, que son parte de nuestra
dignidad, son parte de nuestra soberanía individual y colectiva? Hay muchas
preguntas nuevas que no tienen respuesta en nuestro mundo actual.
René Descartes vivió el inicio de una gran revolución tecnológica e
intelectual, la llegada del racionalismo moderno. Rompió con las explicaciones
basadas en la tradición, la religión o la experiencia, para fijar las bases del
conocimiento en la razón.
Hasta ahora la razón y el pensamiento científico eran una prerrogativa
humana. En nuestro planeta solo el hombre era capaz de desarrollarlo. Pero hoy,
el hombre está creando máquinas que también son capaces de razonamientos
lógicos y, si siguen evolucionando al ritmo exponencial que lo hacen hoy,
probablemente superarán las capacidades de nuestro cerebro.
Sin embargo, las máquinas nunca serán capaces de emular todas las
capacidades humanas. Porque algunas como la emoción, la empatía, la compasión,
la solidaridad, la amistad, el amor, la valentía, o la necesidad de justicia,
son exclusivamente humanas. Son parte de nuestro ser. Y sólo el nuestro.
Ha llegado la hora de parar y pensar como sólo los humanos somos capaces de
hacerlo. Ha llegado la hora de parar y redactar un nuevo contrato social. Para
decidir y determinar cuáles son los derechos y obligaciones básicas de personas
y máquinas en este nuevo mundo.
Ya pasó antes en otras revoluciones tecnológicas previas. La revolución
industrial produjo increíbles avances, pero también injusticias y explotación.
Hubo que redactar un contrato social que definiera derechos y obligaciones.
La llegada de la energía atómica produjo avances inimaginables hasta
entonces pero también la llegada de la amenaza nuclear. La investigación
bacteriológica creó nuevas amenazas, pero también avances científicos
exponenciales.
Es probable que hoy no exista un consenso sobre si es necesaria una
moratoria o no en el avance de la AGI a nivel mundial. Incluso hay opiniones
que creen que, si sólo una parte de la humanidad decide declarar esta
moratoria, la otra parte tendrá una ventaja competitiva determinante y se
podría crear una desestabilización del orden geopolítico mundial.
Es una cuestión de valores. Debemos poner a las personas en el centro. Los
derechos de las personas por encima de cualquier otro criterio. Hoy no es así.
“Pienso, luego existo” es una traducción del francés “Je pense donc je
suis”, que se tradujo al latín como “Cogito ergo sum”.
La expresión más certera es, probablemente, “Pienso y, por tanto, soy”.
Existir no es lo mismo que ser. Las máquinas puede que piensen y puede
que existan. Pero el ser humano, porque puede pensar y sentir, es.
Es el momento de pararse a pensar y a ser.
(1)
La
forma más popular del mundo para comprar, vender e intercambiar criptomonedas
(2) La
tokenización es el proceso de sustituir los datos sensibles por símbolos de identificación únicos que
conservan toda la información esencial de los datos sin comprometer su
seguridad.