miércoles, 12 de enero de 2011

El camello y la aguja



09 Jun 2008




Es muy frecuente leer artículos en los que sus autores sacan a relucir la famosa frase del Evangelio acerca del camello y la aguja.

“…Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos”.(Mateo, c. 19, vs. 23 y 24)
Siempre me llamó la atención lo estrambótico de la metáfora, y mucho más las elucubrantes explicaciones al respecto, incluidas las que hizo don Francisco de Quevedo.
Un buen día, sin buscarlo, encontré en un libro de don Miguel de Unamuno una referencia a a la citada frase. Se trataba del libro El Caballero de la Triste Figura. En la col. Austral, 417, página 93, en nota, dice el autor a propósito de La reforma de la ortografía:

 “A veces esas divergencias [entre lengua oral y lengua escrita] pueden ocasionar interpretaciones erróneas. Vaya de ejemplo: la eta griega [ η ] leíase ya en la época clásica lo mismo que la iota [ ι ], por manera que escribiéndose de distinto modo los vocablos κ α μ η λ ο ζ (c á m e l o s, camello) y κ α μ ι λ ο ζ (c á m i l o s, calabrote, cable, cabo de cuerda) , ambos se leían del mismo modo, c á m i l o s. Y esta confusión hizo que por una falta de ortografía se tradujera un famoso pasaje del Evangelio: “Es más difícil que entre un rico en el Reino de los Cielos, que el que pase un calabrote por el ojo de una aguja”, haciendo del calabrote, camello, y resultando así una metáfora disparatada por lo incongruente. Y una vez cometido el error, no han faltado interpretaciones ingeniosas a lo del camello”.

Nada se hace tan famoso como lo falso, si se repite machaconamente. Y pica todo el mundo. Debe residir ahí el éxito de la publicidad, tan imposible pero tan atractiva como la metáfora del camello y la aguja.







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