17 Jun 2009
En Camuñas, un pueblo de La Mancha toledana, se celebra todos los años la representación de los Pecados y Danzantes dentro de las ceremonias del Corpus Christi. Hoy jueves, once de junio de 2009, hemos ido a conocer de primera mano cómo es esta fiesta y hemos quedado sorprendidos por la singularidad y el interés de la misma, y especialmente por la vistosidad y el magnetismo de la danza de tejer el cordón.
Aunque dicen que estas danzas son muy antiguas, no hay documentación al respecto que lo confirme. Parece ser que en el siglo XVI adoptaron la forma de auto sacramental, y así se interpretan hoy, como la confrontación entre el bien y el mal. Los Pecados llevan ricos atuendos, larga vara, y una careta roja con cuernos; representan todo lo mundano y maligno, los pecados y defectos del hombre, emiten gritos y alaridos y arrastran sus varas por el suelo. Los Danzantes son las virtudes y representan al bien, llevan una careta roja nariguda y utilizan la música y la danza en su representación.
Terminada la misa, la celebración sigue en la plaza del Reloj del pueblo. Los Pecados lanzan una ofensiva contra el bien, y un disparo anuncia la llegada de la Pecaílla. Después viene el Pecado Mayor, quien, con una careta de cerdo que simboliza al demonio, acompaña su ataque con un sonoro aullido. Luego entra en la plaza el resto del grupo y cierra El Correa, que acaba la batalla. Después todos los Pecados caen humillados ante la custodia.
A continuación los Danzantes comienzan a tejer el cordón, una danza bailada al ritmo envolvente y constante del tamboril, la porra y las sonajas, una especie de panderetas grandes con muchos aros. Las filas están encabezadas por la Prudencia y la Justicia y cierran el Capitán, que representa la Caridad y el Alcalde, que representa la Esperanza. En el centro de la formación está la Madama , un personaje femenino, representado no obstante por un hombre, que va recorriendo las dos filas de danzantes, invitando a bailar a éstos, uno a uno, y tomándolos tras ella para formar una larga columna cerrada por la Caridad , operación que se repite en un tejer y destejer de bastante complejidad.
La música persistente y monótona de las sonajas, de la porra y del tamboril va envolviendo cada vez con más intensidad a los danzantes, quienes como los giróvagos de Turquía, los músicos sufís o los tambores de Calanda casi van entrando en trance al cabo de dos horas de danza y percusión, que se rompe al final del tejer el cordón, cuando toman el relevo los Pecados, que uno tras otro vuelven a correr, a arrastrar la vara y a ulular, hasta que llegan al estandarte, se quitanr la careta y caen de rodillas.
Después la procesión sigue por el pueblo, en un sincretismo de ritos que desde el barroco están insertos en la celebración del Corpus Christi, con las alfombras, los altares, la custodia y los cánticos comunes a otras procesiones de este mismo día en otros lugares de España.
Mientras contemplábamos la danza de tejer el cordón, dejamos a un lado las interpretaciones religiosas del auto sacramental, y también las versiones antorpológicas de la lucha de la naturaleza y la sociedad, representadas por los Pecados y los Danzantes. Sólo nos fijábamos en dos elementos vitales de la danza: los sonidos y los pasos de baile. Ya nos había llamado la atención el ulular de los Pecados, un ulular idéntico al de las mujeres bereberes. Los ritmos sincopados del tambor, la percusión de la porra y el acompañamiento de las sonajas también nos parecían ritmos emparentados con las danzas bereberes, los músicos sufís y los danzantes giróvagos turcos.
En el folleto que nos dieron se nos decía que se podía llegar al éxtasis mediante el silencio, el caso de los místicos, o mediante el ritmo repetitivo de la percusión y la danza. Y realmente algo así parecía la danza de tejer el cordón. En otro folleto nos informaban acerca del origen árabe del nombre Camuñas, topónimo procedente de camún, que viene a significar toda especie de semilla que no es cereal o legumbre; tiene el mismo origen que alcamuniya, esto es: "el comino de comer". Y así, sin pretender crear controversia, nos parecía que no era descabellado pensar que el origen da esta danza bien podría estar en el folklore bereber, aquellos invasores de estas tierras en los siglos de dominación musulmana.
En fin, sin querer sentar cátedra, ni mucho menos, sólo queremos aportar esta breve reflexión acerca de lo que sentimos al ver y oír la danza de tejer el cordón: la posibilidad de que esté emparentada con el mundo bereber, tan lejano en el tiempo pero tan cercano en la historia de este pueblo cuyo nombre es de origen árabe. Nuestra enhorabuena a los vecinos de Camuñas, pues ellos (y ellas) y las generaciones anteriores han sabido conservar estas danzas con esmero, dedicación y amor a la tradición. Quizá el rigor y la fuerte jerarquización de las Hermandades han permitido que hayan llegado hasta nosotros con la frescura del pasado. Por eso les damos las gracias, por su tesón años tras año, por su dedicación una generación tras otra.
Excelente reseña, interesante la descripción sobre todos histórica y lo que considero más relevante es la aportación de su explicación al origen de la danza de tejer el listón. Algo así tenemos en México con un bailable de Guadalajara donde una pareja, hombre y mujer, con sus pies forman un moño. Muchos saludos
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