19 Sep 2009
Eran las diez de la noche del doce de septiembre. Habíamos trabajado mucho durante toda la semana preparando el comienzo del curso. Unas cervezas, unos bocadillos y muchas ganas de oír a Leonard Cohen y su banda, en el Palacio de los Deportes de Madrid.
Empezaron, a las diez en punto, con "Dance Me To The End of Love”. Un comienzo en toda regla. Así desde las diez hasta la una y media de la madrugada, salvo media hora de descanso. Sencillamente sabio y perfecto: Un concierto memorable, cariñoso, profesional, eficaz, sublime en algunos momentos y una lección de amor a la música y a la vida. Gracias, maestro.
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