miércoles, 12 de enero de 2011

Juan Gelman, el "Cervantes" de la firmeza ética


24 Abr 2008

Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.
Hay que atraparlos, también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.
Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.
Juan Gelman: “Mi Buenos Aires querido”
Largo y delgado, pálido, con una elegancia que parece venirle de haber exprimido la vida a fondo, Gelman abrió el estuche de sus gafas, se las puso y empezó a hablar con su acento de Argentina y una voz serena y grave. No tardó en recordar su exilio y la compañía que encontró en santa Teresa y san Juan de la Cruz para sentir "la presencia ausente de lo amado" (ése su país lejano ya). Y vino la segunda sacudida: las 30.000 personas que desaparecieron en la dictadura argentina, esa que lo dejó fuera, peregrino del mundo. No estuvo de más que explicara los cuatro conceptos que encierra la palabra desaparecido: secuestro, tortura, muerte y deshacerse de los restos.
Él mismo, Juan Gelman, fue uno de esos flacos y menesterosos a los que ayudó el Quijote. Le abrió, ahí en el exilio, cuando nada sabía de tantos de los que iban cayendo víctimas del horror, "manantiales de consuelo". La dictadura acabó con su hijo, acabó con su nuera, y le perdieron a la nieta que ésta había concebido antes de que la mataran. Gelman la buscó hasta encontrarla -seguramente con desesperación-. Mientras tanto, la voz del poeta se mantuvo siempre firme contra la muerte." (José Andrés Rojo, El País)





http://www.elpais.com/elpaismedia/ultimahora/media/200804/23/cultura/20080423elpepucul_1_Pes_PDF.pdf
Discurso de Juan Gelman

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